Cada 11 de septiembre, Argentina celebra el Día del Maestro, una jornada dedicada a reconocer la labor de quienes dedican su vida a la enseñanza. La elección de esta fecha no es casual: conmemora el fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, ocurrido el 11 de septiembre de 1888 en Asunción, Paraguay. Sarmiento, conocido como el «padre del aula», fue un destacado educador, escritor y político argentino que desempeñó un papel fundamental en la consolidación del sistema educativo nacional.
Su legado incluye la creación de más de 800 escuelas durante su presidencia (1868-1874), la promulgación de la Ley de Subvenciones, que permitió la expansión de la educación pública, y la fundación de instituciones como la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) y la Biblioteca Nacional de Maestros. Además, promovió intercambios con educadores extranjeros para enriquecer la formación docente en el país.
En 1943, durante la Primera Conferencia Interamericana de Educación celebrada en Panamá, se propuso establecer el 11 de septiembre como el Día del Maestro en toda América en honor a Sarmiento. Posteriormente, en 1945, el gobierno argentino oficializó esta fecha mediante un decreto nacional.
Aunque el 11 de septiembre no es feriado nacional, en Argentina se considera un asueto escolar para el nivel primario, permitiendo a alumnos y docentes reflexionar sobre la importancia de la educación y rendir homenaje a quienes ejercen la noble tarea de enseñar.