Como cada 10 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una oportunidad global para crear conciencia, mejorar la comprensión y fomentar la acción sobre problemas de salud mental en todo el mundo. En el marco de esta fecha, también se busca reducir el estigma y movilizar los esfuerzos globales para mejorar el acceso a los servicios de salud mental.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) utiliza este día para destacar un problema urgente y específico de la Región de las Américas: la salud mental de los niños y los adolescentes. Frente a las crecientes preocupaciones y necesidades insatisfechas de esta población, la organización apunta a la promoción y prevención de la salud mental en las primeras etapas de la vida.


La influencia del entorno en la salud mental
La infancia y la adolescencia son períodos críticos para el desarrollo del cerebro. En estas etapas, el bienestar y el desarrollo de los jóvenes son muy sensibles a las influencias ambientales, por lo que un enfoque de salud mental basado en curso de la vida enfatiza que las experiencias en los primeros años de vida no solo definen la infancia y la adolescencia, sino que también tienen efectos duraderos en la edad adulta.
Como resultado, la calidad del entorno en el que crecen los niños y adolescentes juega un papel clave en su bienestar y desarrollo en general. Y la exposición a factores como la violencia, el acoso, la discriminación, los conflictos y la pobreza aumenta significativamente el riesgo de desarrollar problemas de salud mental.
“Cuanto mayor sea el número de factores de riesgo a los que se enfrentan niños y adolescentes, más profundo es el impacto potencial en su salud mental”, destacaron desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).


La ansiedad y la depresión, los trastornos más presentes
Si bien los niños y adolescentes a menudo son vistos como un segmento “saludable” de la población, esto puede llevar a que pasen por alto sus necesidades de salud mental. Según un informe de la OPS, en la Región la depresión y la ansiedad se encuentran entre las cinco principales causas de años vividos con discapacidad en el grupo etario de diez a 19 años.
En tanto, el suicidio es la tercera causa de muerte entre las personas de 15 a 19 años. “No abordar la salud mental y el desarrollo psicosocial durante la infancia y la adolescencia puede tener consecuencias a largo plazo que se extienden hasta la edad adulta, lo que limita las oportunidades para que alcancen su máximo potencial”, consideraron desde la OPS.
A pesar de la alta carga demostrada de estos trastornos en la Región, solo una pequeña fracción de las personas con problemas de salud mental reciben la atención que necesitan. Esta brecha de tratamiento es aun más pronunciada entre los niños y adolescentes que, a menudo, enfrentan barreras adicionales para acceder a los servicios de salud mental.
“El tema de este año es un llamado a la acción, para que las personas, las organizaciones y los gobiernos de la Región de las Américas den prioridad a un tema urgente: la salud mental de niños y adolescentes. El entorno en el que crecemos determina nuestra salud mental para toda la vida. Pero lamentablemente, muchos jóvenes de la región enfrentan día tras día graves desafíos”, expresó Jarbas Barbosa, director de la OPS.
Servicios basados en la comunidad
Ante esta problemática, la OPS destacó la necesidad de que los gobiernos desarrollen e implementen políticas basadas en un enfoque de derechos humanos que fortalezcan y amplíen los servicios basados en la comunidad.
“Estos servicios incluyen aquellos integrados en la atención médica general, como la atención primaria y los hospitales generales, así como los centros comunitarios especializados en salud mental, los equipos comunitarios y los servicios de apoyo entre pares. También se extienden más allá del sector de la salud para llegar a los jóvenes en los entornos donde pasan la mayor parte de su tiempo, incluidas las escuelas y otros centros y organizaciones juveniles”, explicaron.