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Expansión guaraní. Foto: (IA).

Un valiente pueblo de recolectores, cazadores y agricultores cubrió unos 2.500 kilómetros con sus veloces canoas en poco más de un milenio. El investigador argentino Daniel Loponte publicó (junto a otros colaboradores como Carbonera, Schneider y Gascue) un artículo en la prestigiosa Archaeological & Anthropological Sciences titulado “The Guaraní expansion through the Lowlands of South America”, que promete darle nuevos aires a nuestros conocimientos de la historia guaraní.

  • 2 de agosto de 2025 13:10

Se trata de un estudio centrado en los objetos y formas de vida que se identifican con la cultura guaranítica y echa luz sobre el formidable proceso migratorio que transformó gran parte de Sudamérica, siendo quizás la más importante de las que tenemos vestigios, antes de la irrupción de la colonización europea.

Por Gonzalo Cáceres – periodista

CONTEXTO

Los análisis arqueológicos, lingüísticos y genéticos más indican que la rama Tupi-Guaraní procede de la Amazonia suroccidental; selva tropical que abarca sectores del actual sur de la Amazonia brasileña, norte de Bolivia y este de Perú, favorecida por las nacientes de grandes afluentes del Amazonas como el Madeira, el Purús o el Juruá, siendo una región rica en biodiversidad y de larga ocupación humana.

Los investigadores coinciden en que los diversos grupos guaraníes se aventuraron con sus canoas hacia el sur y el este, desplazando y/o sometiendo a las etnias que encontraron en su ruta.

A raíz de las evidencias, se constata la colonización gradual de la cuenca del río Paraguay, el Alto Paraná y el río Uruguay, además de la costa atlántica del actual Brasil y zonas del norte y este argentino (con algún testimonio de presencia en la falda de los Andes).

Los guaraníes preferían las zonas bajas y cercanas a los ríos, y evitaban sobre todo las regiones secas o montañosas. Su modo de vida mezclaba la agricultura (con cultivos como maíz, mandioca, batatas y calabazas) con la recolección y caza. Además, las canoas no solo eran un medio de transporte, sino una herramienta que les permitió ganar terreno con menos esfuerzo, llegar a lugares distantes y mantenerse conectados entre sí.

EL ESTUDIO

El equipo de Loponte identificó unas 313 fechas obtenidas a partir de radiocarbono (228) y termoluminiscencia (85), descartando los datos poco confiables. Aplicó métodos estadísticos complejos (como análisis de conglomerados, componentes principales y distribución de probabilidades) para ordenar la información, reconstruyendo la zaga migratoria en cuatro grandes fases.

Fase I (500–800 d.C.): los primeros pasos

Los rastros guaraníes en la cuenca del Plata aparecen hacia el año 500 d.C., especialmente en zonas cercanas a la actual triple frontera (entre Brasil, Paraguay y Argentina). Estos asentamientos muestran rasgos culturales definidos, lo que indica que ya venían con una identidad consolidada desde otras regiones.

No se trató de una migración masiva al inicio, sino de pequeños grupos con poca densidad de población (probablemente clanes o conjunto de clanes).

Fase II (800–1300 d.C.): avance lento, pero constante

En este periodo, los guaraníes profundizaron las incursiones hacia el Sur, probablemente dominando la zona del pantanal. Aunque aumentaron los asentamientos, no hubo una ocupación total del territorio. Se movieron especialmente hacia sectores más húmedos.

Fase III (1300–1600 d.C.): máxima expansión

Hacia 1300 d.C., los guaraníes llegaron hasta el Delta del Paraná y el Río de la Plata. A partir de ese momento, la cantidad de sitios arqueológicos crece con fuerza, lo que indica una ‘invasión’ en toda regla. Este hallazgo contradice teorías anteriores que ubicaban el pico poblacional en el año 1000.

Siempre en la versión de Loponte, el crecimiento demográfico acelerado se produjo entre 1250 y 1300, lo que demuestra la enorme capacidad de adaptación de los guaraníes.

Fase IV (1600 en adelante): retroceso y resistencia

Esta última fase coincide con la llegada de los europeos, cuando la empresa conquistadora interrumpió de forma drástica este proceso. Muchos asentamientos desaparecieron o se replegaron hacia zonas remotas, como el Alto Paraná o el norte de Rio Grande do Sul.

Al mismo tiempo, hubo una nueva dispersión: algunos grupos se integraron a las Misiones Jesuíticas, otros se refugiaron en áreas marginales, y algunos lograron mantener sus costumbres incluso dentro de los espacios coloniales.

¿Qué tan rápido se expandieron los guaraníes?

Una de las grandes contribuciones del estudio de Loponte es el cálculo de las tasas de migración. Estimaron que los guaraníes avanzaron entre 1,3 y 2,8 kilómetros por año, según la región:

Hacia el Delta del Paraná: 1,7 km/año.

Hacia el río Uruguay: 2,4 km/año.

Hacia el Atlántico: 2,8 km/año.

Estas cifras pueden parecer bajas, pero son coherentes con un movimiento que no fue continuo ni forzado, sino que combinó avances y retrocesos, según el paisaje y la presencia de otros pueblos (el contacto no siempre era en buenos términos).

¿Qué aporta este estudio al conocimiento actual?

Loponte actualiza la cronología y desafía las más antiguas teorías: por ejemplo, que la expansión fue uniforme o muy temprana, porque su análisis muestra una dinámica más compleja, con periodos de baja densidad poblacional, seguidos de momentos de gran crecimiento.

Este estudio también deja ver las limitaciones actuales. Hay zonas claves (como Paraguay, el pantanal y Misiones) con pocos datos disponibles y no se conoce con certeza el tamaño de los asentamientos. Las dataciones del período colonial temprano son difíciles de interpretar, ya que pueden confundirse con actividad europea posterior (sería útil contar con más datos climáticos antiguos para ver si hubo relación entre cambios ambientales y los desplazamientos).

Loponte reconfigura el mapa del pasado guaraní. Abre un fascinante horizonte para nuevos descubrimientos, que sabemos no se limitan a un pasado estático ni a una narrativa cerrada. Muy por el contrario: es una historia en movimiento, todavía viva en las comunidades actuales, y que espera ser contada con mayor profundidad desde la ciencia, la memoria y el reconocimiento.

Fue la zaga de un pueblo que logró establecerse y prosperar en vastas regiones a través de estrategias flexibles y usando la navegación como eje central. Está claro que aún hay mucho por investigar, especialmente en zonas menos exploradas.

Sauna, fiebre y estrés: enemigos silenciosos de la fertilidad en los hombres

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Imagen referencial.

Cada vez más parejas recurren a estudios de fertilidad y tratamientos médicos para lograr un embarazo. Aunque muchas veces la atención recae sobre la mujer, el rol del hombre es igualmente determinante.

  • 27 de julio de 2025 10:00

El doctor Pedro Pablo Guanes, especialista en ginecología y obstetricia, advierte en entrevista con Residentas (GEN) que son varios los factores que pueden afectar la capacidad reproductiva masculina.

“El hombre también tiene una ‘menopausia’”, dice en referencia a la andropausia, un proceso de disminución hormonal y funcional que, aunque menos visible que en las mujeres, tiene un fuerte impacto en la vida sexual y reproductiva.

LO QUE DAÑA EL ESPERMA (Y PROBABLEMENTE NO SABÍAS)

Según el profesional, la calidad del semen no es estable durante todo el año ni en todas las etapas de la vida. Diversas situaciones pueden reducir drásticamente la producción y calidad de los espermatozoides.

Saunas y fiebres: la temperatura elevada del cuerpo puede dañar la producción espermática. “Los testículos están fuera del cuerpo por una razón, necesitan menor temperatura. Cuando un hombre tiene fiebre o se expone al sauna, eso impacta negativamente en la calidad espermática”, explicó.

Cuadros gripales o infecciosos recientes: son motivo suficiente para postergar un análisis de semen, debido a los efectos temporales en la producción espermática.

Estrés y emociones fuertes: el cortisol, hormona del estrés, también juega un papel importante en la disminución de la libido y la fertilidad.

Alcohol, tabaco y drogas: estas sustancias, además de perjudicar la salud general, afectan directamente la espermatogénesis.

Obesidad y extremos en el peso corporal: tanto el sobrepeso como el bajo peso impactan en la fertilidad del hombre.

EL RELOJ TAMBIÉN CORRE PARA ELLOS

Aunque los hombres no tienen una fecha límite clara como la menopausia en las mujeres, la fertilidad masculina empieza a decaer a partir de los 45 o 50 años. La calidad del esperma disminuye, y con ella, las probabilidades de concebir naturalmente.

Incluso, estudios relacionan la paternidad tardía con mayores riesgos de alteraciones genéticas en la descendencia, incluyendo trastornos como el autismo, de acuerdo con el entrevistado.

El doctor Guanes explicó que la andropausia no tiene una fecha exacta como la menopausia, pero sí síntomas similares, tales como disminución de energía, libido baja, disfunción eréctil, ansiedad e inseguridad.

“No es solo la mujer la que cambia con los años. Muchos hombres jóvenes también presentan cuadros de impotencia funcional, ansiedad sexual o disminución del deseo”, señaló, y destacó que en la actualidad cada vez más varones recurren a terapias hormonales con testosterona o implantes androgénicos para recuperar su vitalidad.

CÓMO CUIDAR LA FERTILIDAD MASCULINA

La receta no es secreta: vida saludable, chequeos médicos y autoconocimiento. Dejar el tabaco, moderar el alcohol y evitar drogas. Mantener un peso adecuado y una alimentación balanceada. Evitar la exposición frecuente al calor extremo. Realizar controles médicos anuales, al igual que las mujeres.

Idealizar relaciones tóxicas: cuando el amor manipula, desprecia y se vuelve constante

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Algunos signos de que la relación está siendo tóxica son la desconfianza, celos, control, la falta de apoyo, sentirse menospreciado es un indicio clave. Foto: Ilustrativa

Nos enseñaron desde chicos que el amor todo lo puede, pero en la práctica no siempre es así, o más bien, no debería ser así. En una relación buscamos siempre que sea “perfecta”, pero de tanto que se busca que todo esté bien, nos volvemos ciegos de ciertas realidades que poco a poco acaban con uno mismo: la falta de respeto, compromiso, desconfianza, celos, miedo, son algunos de los aspectos que convierten la relación “perfecta” en una relación tóxica y, lastimosamente, es un patrón que tiende a repetirse siempre.

  • 26 de julio de 2025 18:01

¿Por qué vuelvo a elegir siempre a una persona con el mismo patrón? es la pregunta que muchos se realizan al salir de una relación, donde primó la manipulación o el maltrato psicológico, e iniciar otra cuyas características son exactamente las mismas.

Para la Lic. Karem Figari, psicóloga terapeuta infantojuvenil, de adultos y parejas, se trata de una dinámica que se realiza de forma inconsciente, cuando hay una carga emocional que afecta la autoestima y seguridad, pero que se arrastra desde la familia.

“No viene solamente de una relación donde fui abusada psicológicamente, anterior a eso tuve patrones de conducta que heredé de lazos familiares, entonces, cuando no se da ese apego a la parte emocional o contención, y vivo en un ambiente de violencia, claramente voy a buscar una pareja similar. No lo hacés consciente, pero tu percepción está afectada”, expresó durante una entrevista en el programa Residentas del canal GEN/Nación Media.

Ante este tipo de situaciones, la toxicidad se hace presente. La persona ya dañada emocionalmente se permite un montón de circunstancias de las que es difícil darse cuenta o de la que cuesta aceptar, o peor aún, soltar.

Lic. Karem Figari en Residentas.Lic. Karem Figari en Residentas.

Algunos signos de que la relación está siendo tóxica son la desconfianza, celos, control, la falta de apoyo, sentirse menospreciado es un indicio clave. Además, la manipulación y por sobre todo, cuando te das cuenta de que ya no puede haber una buena comunicación.

La licenciada Figari sostuvo que en una relación tóxica no puede existir amor, sino más bien es un “no poder salir” de ese vínculo.

“Hay un círculo vicioso, donde la persona discute con la pareja, y lo que más le gusta de la situación después, es a nivel cerebral, que le mimen un poquito más. Ese sistema de recompensa es me mimó, me regaló algo”, agregó la profesional.

Aunque cueste, se puede salir de una relación así, el primer paso es aceptar que tu pareja ya no te permite vivir a plenitud, ya no existe la felicidad como tal. El segundo, admitir que sos una persona con virtudes, capacidades para todo.

Otro aspecto clave para la Lic. Figari es el entorno, que debe ser un soporte emocional para la persona que está saliendo de una relación tóxica.

“Tengo que darme cuenta de que, si yo no me pongo a hacer un ejercicio sobre mi autonomía, no me reformulo dónde quiero estar, cómo voy a moverme, porque los demás van a querer ayudarme también, pero parte de que yo me tenga que dar cuenta de lo que me está afectando”, puntualizó.

Vivir en las redes sociales y el efecto en la salud mental

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Vivir pendiente de las redes sociales puede tener consecuencias en la salud mental.

Todo en exceso es dañino, esto incluye a las redes sociales, que, si son utilizadas en una dosis justa, resultan inofensivas. Sin embargo, pasar tantas horas al día conectado al teléfono, sin todavía entrar a discutir el contenido de lo que ahí vemos, puede afectar a nuestra salud mental.

  • 26 de julio de 2025 10:01

Videos de TikTok, historias o reels de Instagram sobre viajes, relaciones, lujos y vidas perfectas, ofertas de productos que no sabíamos que necesitábamos, notificaciones de me gusta y chequeos de quiénes vieron lo que publicamos. Un montón de ganchos pueden mantenernos por muchísimo tiempo el día en redes sociales, donde, si sumamos todos los minutos que le dedicamos en una jornada, terminaríamos sorprendidos y hasta pensaríamos, cuántas cosas podríamos hacer en ese lapso.

“No nos afecta si sabemos utilizar, todo lo que uno observa, siempre tiene que tener cuidado con eso, porque nada en exceso es bueno, lo mismo las redes”, explicó la psicóloga Laura Bogado.

Mencionó un estudio en el que una población determinada con 30 minutos al día en redes sociales, generaba menos trastornos que los que pasaban más tiempo, demostrando ser, no una causa directa, pero sí una incidencia en ello.

¿QUÉ LE PASA A NUESTRA MENTE CUANDO ESTAMOS ENGANCHADOS A LAS REDES?

Mientras estamos entretenidos en las redes sociales, se liberan neurotransmisores en exceso, que es lo que sucede cuando hacemos algo que nos gusta. Esos neurotransmisores hacen que nuestro bienestar sea estable, sin embargo, esto también tiene una dosis justa y, en el caso de las redes, lo que inconscientemente buscamos es la gratificación inmediata y el placer, que en este caso nos lo da el celular.

“Tantas horas ya es una adicción, se debe reducir de a poco y si me doy cuenta de que me afecta, ya es motivo de consulta”, comentó Bogado, en una entrevista con Montecarlo.

VÍA LIBRE PARA DECIR DE TODO

Por otro lado, una costumbre que existe en la vida real, pero que también se traslada a las redes, es la de opinar sobre el aspecto físico de alguien, diciendo de manera impulsiva un comentario que puede caer mal o incomodar a quien lo recibe. Si bien todos tenemos defectos y virtudes, el hecho de que algo no nos agrada de alguien, no nos da el derecho a insultar, en todo caso, se debe buscar la manera respetuosa de expresar eso que nos molesta.

“Debo pensar cómo yo me sentiría, qué haría si me dicen eso. Debemos desarrollar mucho la empatía y lograr más respeto al otro, así voy a pensar dos veces antes de emitir una crítica. Es importante, a través de las redes, generar conciencia de los valores que se perdieron”, recomendó.

En medio de esa necesidad de revisar las redes sociales, también está presente la ansiedad que es lo que nos anticipa a algo que no está ocurriendo en ese momento, pero que va a suceder o no. Equivale a estar en el futuro y perderse del presente, que es lo único que existe, al punto que, cuando llega ese momento que tanto ansiamos, finalmente tampoco estamos en él. Sobre este punto, aconsejó ejercitarse a tratar de vivir el presente, sin pensar en lo que nos toque hacer en la semana o en un futuro, sea próximo o no.

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