En los últimos tiempos en el país se ha visto un aumento sostenido de violencia en diferentes estamentos de la sociedad y de diversa índole. Desde peleas en el tráfico, hasta el conmocionante crimen de una adolescente en manos de otro joven. Los especialistas coinciden en la necesidad de trabajar en la educación de los infantes acerca de este tipo de comportamientos y el aprendizaje de valores.
Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)
El caso del feminicidio de la joven María Fernanda, de 17 años, en manos de un adolescente de la misma edad, trajo al debate la situación de violencia en la que se encuentra encrucijada la sociedad paraguaya.
Para buscar el origen de estos signos de violencia es necesario ir hasta la educación de la primera infancia, esa parte fundamental de la vida en donde los niños y niñas adquieren los diferentes valores y patrones de comportamientos, influenciados por el entorno en el que se desarrollan.
Una especialista en Psicología, la licenciada Lourdes Ostertag, manifestó la importancia del criadazgo en igualdad, promoviendo que el niño aprenda desde sus primeros años de vida que, tantos hombres como mujeres tienen los mismos derechos y obligaciones. “La educación es fundamental, empieza todo desde esa primera infancia. Lo que están clamando los niños hoy en día es recibir un poco de atención, ser criados con afecto y sobre todo con igualdad”, indicó en entrevista con el canal GEN.
Al respecto, indicó que todavía hay una cultura muy arraigada que promueve la desigualdad, incluso hasta en los detalles de los regalos tanto a varones como niñas, donde puede observarse ciertos privilegios. Los varones reciben autitos, mientras que las niñas reciben cocinas u otros elementos que la encasillan en ese rol.
EDUCACIÓN FORMAL
Cabe mencionar que Paraguay tiene una ley (la 5609) que prohíbe el maltrato físico en niños, niñas y adolescentes, por lo que todavía queda mucho por avanzar en el núcleo familiar. Sin embargo, no se puede desconocer lo relevante de la formación en las instituciones educativas.
En ese sentido, habiendo prácticas culturales y sociales que todavía se deben deconstruir desde el propio Estado, es fundamental que las escuelas y colegios desarrollen programas enfocados en los patrones de comportamientos.
Tampoco se puede obviar que también en las escuelas se van gestando hechos de violencia, por lo que es primordial hablar con los niños y tener la apertura de diálogo. Ya sea de padres a hijos, o de docentes a alumnos.
“Si no hay esa apertura, es fundamental el papel de las instituciones educativas. No todos los padres están capacitados para encarar estos temas con sus hijos, entonces, ahí entra el rol de la escuela o colegio”, agregó la licenciada en Psicología.
EL ROL DEL ESTADO
En Paraguay se tienen distintos dispositivos establecidos en las normativas de protección de la niñez y adolescencia, sin embargo, nada será efectivo sin los debidos recursos y acompañamientos de las autoridades.
Sobre el punto, es importante considerar una mayor participación de los sectores involucrados para la elaboración de programas efectivos y que abarquen a todos los sectores, especialmente a los más desprotegidos.
REDES SOCIALES
Una de las barreras y factores que contribuyen a la creciente violencia social, son las complicaciones en el entorno digital, donde también es fundamental el seguimiento de los padres en el caso de los menores de edad.
Para la especialista, es relevante saber ayudar y canalizar lo mejor posible todo el contenido al que acceden los chicos, ya que un control al 100% es casi imposible.
Nietzsche, Camus y la cuestión del sentido de la vida
La búsqueda del sentido de la vida toma fuerza en tiempos de crisis existencial, angustia y desesperanza, por lo que estudiar a Friedrich Nietzsche y a Albert Camus parece una suerte de provocación vital. Estos grandes pensadores nos obligan a mirar al abismo, sí, pero también nos invitan a encender una luz.
Por Gonzalo Cáceres – periodista
Desde Platón hasta el advenimiento del cristianismo, el pensamiento occidental afirmó que la vida, toda la existencia, encuentra la razón de ser en algo superior: un mundo ideal/divino, un Dios eterno y omnipresente, una verdad universal. Sin embargo, en el siglo XIX, Nietzsche irrumpe como un rayo que destruye estos supuestos y anuncia algo radical: “Dios ha muerto”.
Pero esta “muerte” no es un “triunfo” del ateísmo ni una visión vacía, sino la herida misma en el corazón del hombre moderno. No es que Nietzsche acabe con Dios; es la cultura moderna la que, al abrazar la ciencia y la razón, desvirtuó viejas creencias. Pero Nietzsche advierte sobre el vacío, un peligroso vacío (el nihilismo). Si no hay más verdad absoluta, ¿para qué vivir?
Nietzsche llama a Platón el gran “calumniador de la vida”, y acusa al cristianismo de ser una “moral de esclavos” que glorifica la debilidad, el sacrificio y la sumisión. Para él, estas ideas nacen de la incapacidad de aceptar la vida en esplendor (con su dolor, su injusticia y su caos).
Nietzsche transforma esta catástrofe en una posibilidad creadora. La vida, en su crudeza, en su devenir constante, es para él lo único real, el centro de todo. Pero esta vida no posee un sentido explícito: hay que crear un sentido. Aquí surge la idea del Übermensch, el superhombre, no como un ser superior por naturaleza, sino como aquel que tiene el coraje de afirmar la vida.
El superhombre no espera salvación ni justificación: baila sobre el abismo. Nietzsche desprecia las explicaciones consoladoras. La religión, la moral tradicional, incluso la filosofía que busca (o impone) verdades, son para él síntomas de debilidad, intentos de huir del sufrimiento inherente a la existencia. En cambio, propone una ética del coraje y la afirmación, condensada en el “eterno retorno” (vivir como si uno tuviera que repetir su vida una y otra vez, idéntica en cada detalle).
Un siglo más tarde, Albert Camus recoge ese desafío, pero lo transforma y lo dota de un fondo novedoso al abordar la pregunta más radical: si la vida no tiene un objetivo, si el universo es indiferente a lo que somos, ¿vale la pena seguir viviendo?
El referente existencialista se nutre de un enfoque más comprensivo y parte del reconocimiento del ‘absurdo’ (el choque entre el deseo humano de sentido y el silencio irracional del mundo) y asume directamente que el universo no ofrece respuestas a la experiencia humana. Tal cual suena, tal cual es.
Pero en lugar de ceder ante la desesperación (le dedicó ríos de tinta a la compresión del suicidio), el franco-argelino propone una rebelión: no afirmar la vida a ciegas, como Nietzsche, sino sostenerla en plena conciencia del sinsentido.
En el célebre ‘Mito de Sísifo’, el hombre empuja una roca cuesta arriba sabiendo que caerá, y sin embargo, no se rinde, lo acepta. Este acto de conciencia es su victoria y su grandeza.
Hay un matiz esencial entre ambos pensadores. Nietzsche, motivado por la fuerza creadora del individuo, sueña con una transformación radical de la humanidad. Su tono es trágico y heroico. Camus, en cambio, es más contenido (y ético). Es decir, no se trata de convertirse en superhombre, sino de vivir y realizarse con dignidad dentro de los límites humanos.
Donde Nietzsche afirma, Camus resiste. Donde Nietzsche busca transfigurar el mundo, Camus se aferra a su belleza (a lo efímero). Ambos, sin embargo, coinciden en que el sentido de la vida no está dado, debe cimentarse desde el coraje y la lucidez.
Porque tal vez, como diría Nietzsche, quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo. Y si ese porqué no viene del cielo ni de los textos sagrados, habrá que buscarlo (o crearlo) en la tierra misma: en la amistad, en el arte, en el riesgo, en el amor, en las distintas situaciones, a pesar de todo.
La vida no tiene sentido, salvo el que nosotros le damos. No hay un significado inscrito o por revelarse en la inmensidad. Y dar sentido no es descubrir, sino crear, como el artista que pinta sobre un lienzo en blanco. El sentido es una tarea. Como afirma Camus, uno puede crear significado (en la vida) a través del propósito, y esta ecuación nos llevará a estar satisfechos con nuestra existencia, a experimentar lo que se conoce como felicidad.
Adolescentes y alcohol: una combinación peligrosa que empieza en casa
El consumo de alcohol entre adolescentes sigue en aumento, y con él, sus consecuencias físicas, emocionales y sociales. Esta problemática, muchas veces naturalizada por las familias, representa una seria amenaza para el desarrollo de los jóvenes y pone en riesgo su salud mental y física.
La licenciada Lilian Recalde de Asilvera, terapeuta en adicciones y orientadora de adolescentes, explicó que el alcohol, aunque legal, “es una sustancia psicoactiva que altera el funcionamiento del cerebro y genera efectos devastadores, especialmente en los adolescentes que atraviesan una etapa de intensos cambios emocionales, sociales y de identidad”.
“El problema es que se normalizó el consumo en entornos familiares”, indicó. Recalde advirtió sobre una práctica común en muchos hogares: permitir que los hijos beban bajo supervisión en reuniones o fiestas “para evitar que salgan a la calle”. Según la especialista, esta forma de ‘reducción de daño’ es en realidad una iniciación peligrosa. “El daño al cerebro es el mismo, se está instalando una conducta de consumo y se está creando una enfermedad”, sentenció en entrevista con el programa Residentas, canal GEN.
Una etapa vulnerable
La adolescencia, que abarca desde los 12 hasta los 18 años, es una etapa caracterizada por la inestabilidad emocional, la búsqueda de identidad y la necesidad de pertenencia. “Los chicos no saben todavía quiénes son, están formándose, y muchas veces, al verse expuestos a modelos o influencias donde el consumo es frecuente, lo adoptan como parte de su identidad”, explicó la terapeuta.
Esto se potencia con la presión social y el miedo al rechazo. “El bullying dentro del grupo de adolescentes es brutal, y lo peor para ellos es sentirse diferentes. Si todos toman, ellos también lo harán, aunque no quieran, por miedo a ser excluidos”, señaló.
Recalde también hizo énfasis en el rol de los padres y en los mensajes contradictorios que muchas veces envían. “Ponen límites, pero luego piden al hijo que vaya a comprar bebidas, o le piden que alcance una cerveza. Eso es un crimen. Están normalizando algo que no debería ser parte de la niñez ni la adolescencia”, alertó.
Alcohol, puerta a otras drogas
Otra preocupación que destacó la especialista es que el alcohol suele ser la puerta de entrada a otras sustancias psicoactivas. “Hoy es alcohol, mañana puede ser marihuana o cocaína. Es una cadena que comienza con una mala decisión que muchas veces los padres permiten o incluso alientan sin darse cuenta”, subrayó.
Además, enfatizó que cuando un adolescente desarrolla una relación frecuente con el alcohol, no debe tratarse como un simple exceso de fin de semana. “Estamos hablando de un trastorno de salud mental. El cerebro del adolescente no está preparado para recibir alcohol. No hay consumo seguro en esta etapa de la vida”, aseguró.
¿Y si ya hay dependencia?
En casos donde ya se observa una conducta repetitiva y problemática con el alcohol, el abordaje debe ser integral. “No se puede tratar al adolescente de forma aislada. Hay que trabajar con toda la familia, porque generalmente existe una codependencia que impide poner límites reales. Necesitamos que los padres sean capital de recuperación, no parte del problema”, sostuvo.
Muchas veces, añadió, el alcohol es solo un síntoma. “El chico está huyendo de algo: violencia doméstica, abandono, falta de afecto. No es solo dejar de tomar, es sanar la herida emocional que lo llevó ahí”.
Las cifras preocupan
Según el Quinto Estudio Nacional de Consumo de Drogas realizado por la SENAD en 2023, más del 50% de los adolescentes en edad escolar ya probó alcohol alguna vez en su vida. En algunos cursos de la media, como el tercer ciclo, hasta el 71,5% de los estudiantes afirmaron haber consumido alcohol alguna vez, mientras el 38,4% lo hizo en el último mes.
A los 14 años, el 40,7% ya tomó alcohol y el 13,8% lo consumió en el último mes. En edades más avanzadas, como los 17 años o más, la cifra llega al 70,8% de consumo alguna vez en la vida y un 31,6% en el último mes.
La prevención empieza en casa
Para la terapeuta, la prevención comienza con el ejemplo. “Hay que enseñar con acciones, no solo con palabras. Establecer límites claros, fortalecer los vínculos, inculcar valores, y sobre todo, educar sobre las consecuencias del consumo”, dijo.
¿Qué hacer como padre o madre?
- No normalizar el consumo de alcohol en casa.
- Nunca enviar a un niño o adolescente a comprar bebidas alcohólicas.
- Hablar abierta y regularmente sobre el alcohol y sus consecuencias.
- Observar cambios de conducta o ánimo en los hijos.
- Buscar ayuda profesional si hay signos de consumo o dependencia.
- Participar activamente en su vida emocional y social.
Río Paraguay podría alcanzar su crecida máxima en junio o julio, pero no a un nivel crítico
El río Paraguay ya va superando sus niveles normales en Asunción y en otros puntos, tras su histórica bajante en el 2024. Las lluvias incesantes de los últimos días fueron determinantes para que el agua hoy alcance a zonas bañadenses. Aunque el escenario pareciera alarmante, desde la Dirección de Meteorología e Hidrología señalan que el pico máximo se alcanzaría en junio o julio, pero no llegaría a una altura considerada “de alerta”.
Por Silvia Aguilar @aguilar_silvii
El aumento del caudal del río Paraguay es quizás, motivo de una alerta para las autoridades, considerando situaciones anteriores donde miles de familias eran reubicadas en otros puntos, debido a que sus casas quedaban bajo agua.
A pesar de la crecida sostenida en estas últimas semanas, las proyecciones que se tienen con respecto al comportamiento futuro del río no son tan catastróficas.
El subdirector de Hidrología, Ing. Jorge Sánchez, explicó que el río irá subiendo todavía más, pero no alcanzaría el nivel de alerta, que es el 4,50 m. En algunos puntos, principalmente en el norte y Asunción, están en niveles un poco más altos de los normales.
“Esto va a continuar, se espera que en junio, julio llegue al máximo, y después el estiaje hasta casi septiembre, así es la dinámica que tiene el río”, expresó en conversación con el programa Dos en la Ciudad del canal GEN/Nación Media.
Sánchez resaltó que la situación sí es un poco preocupante en el norte, en Concepción, donde existe una crecida, pero en gran medida fue por las lluvias que se registraron en la zona, igualmente en el Chaco, donde sí hay una crisis que afecta a miles de familias.
En tanto que, en Asunción, este sábado el río amaneció con una altura de 3,99, considerada casi por encima de lo normal, en Villeta está 4,36, en ambos casos todavía no son considerados niveles de alerta, pero ya alcanza a viviendas.
En ese sentido, el subdirector de Hidrología considera que, cuando el agua llega a viviendas cuando aún el nivel no tocó su pico de alerta, es debido a que están ocupando el espacio que aún corresponde al río.
“Las lluvias hacen que se sature el suelo y entonces el río cubre más rápido, la inundación es un tema más social. Es un inconveniente, ganaron terreno al río, es decir, entraron en zona del río”, agregó el ingeniero.
En el 2015, el río Paraguay en Asunción superó los 7,50 m de altura, y causó graves inundaciones a gran parte de la población y, de acuerdo a Sánchez, esa sí fue una situación de emergencia porque también se manifestó el fenómeno El Niño que empeoró la situación.
“Cuando eso hubo una pauta de la debilidad que hay, porque en Asunción El Niño en diciembre se manifestó, y eso en etapas normales se presenta en mayo, junio, julio con el aporte del pantanal. Se salió de lo que es habitual”, remarcó.
Aunque exista ese antecedente nefasto, las perspectivas para los próximos meses no son esas. El río Paraguay podría llegar a 4,20 m, aproximadamente, en junio.