En un mundo cada vez más digitalizado, el uso excesivo de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, tablets y videojuegos genera preocupación entre los profesionales de la salud.
El Dr. Robert Núñez, pediatra, alertó sobre el incremento de trastornos posturales en niños y niñas, destacando que, problemas como la joroba están surgiendo debido al uso desmedido de estos dispositivos.
Esta advertencia subraya los peligros que los niños enfrentan no solo en su desarrollo físico, sino también en su bienestar emocional.
Consecuencias de la exposición prolongada a las pantallas
En ese contexto, explicó que el uso excesivo de dispositivos electrónicos afecta directamente la postura de los niños, quienes suelen adoptar una postura perjudicial: la cabeza inclinada hacia adelante, la espalda encorvada y los ojos fijos en la pantalla.
Indicó que esta postura, mantenida durante períodos prolongados, está provocando efectos negativos en la salud de los más pequeños.
A continuación, las principales consecuencias, según Núñez:
-Joroba o cifosis postural: la inclinación constante de la cabeza hacia adelante, tan común cuando los niños usan dispositivos electrónicos, provoca una sobrecarga en la columna cervical.
Según estudios publicados en The Journal of Physical Therapy Science la sobrecarga prolongada de esta zona de la columna puede generar dolor crónico, contracturas musculares e incluso deformaciones a largo plazo.
La curvatura anormal que genera esta sobrecarga se conoce como cifosis postural, o “joroba”: la intensidad de esta afección depende de la cantidad de tiempo que se pase en una mala postura.
-Estrés en la columna y tendinitis postural: La postura incorrecta no solo afecta a la columna, sino también a los músculos. La presión constante sobre la zona cervical puede desencadenar dolor en los músculos del cuello, hombros y espalda, lo que a su vez genera dolores de cabeza, mareos y rigidez muscular.
De acuerdo con un artículo en Pediatrics International, el uso excesivo de pantallas en una mala postura es uno de los factores principales que contribuyen a este tipo de trastornos musculoesqueléticos.
-Miopía y problemas de visión: La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el uso excesivo de pantallas durante la infancia está relacionado con el aumento de la prevalencia de la miopía.
Según un artículo de JAMA Ophthalmology la proximidad constante de los dispositivos a los ojos contribuye al empeoramiento de la visión, especialmente en niños que pasan más de dos horas al día frente a las pantallas.
Además, el uso de dispositivos a una distancia menor a 40 cm de los ojos aumenta el riesgo de desarrollar esta condición.
-Dedo en gatillo: Este problema es más común de lo que parece, especialmente debido al uso de teléfonos móviles y tablets. El movimiento repetitivo del pulgar al escribir o jugar en dispositivos puede inflamar los tendones y generar una condición conocida como “dedo en gatillo”.
Según un estudio publicado en The Lancet, el uso excesivo de las manos en dispositivos táctiles está provocando inflamación y dolor, afectando la movilidad y causando incomodidad a largo plazo.
-Alteraciones del sueño: la luz azul emitida por las pantallas interfiere con la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el ciclo del sueño. Esto dificulta que los niños concilien el sueño, generando alteraciones del descanso.
Según la National Sleep Foundation, la exposición a la luz azul durante la noche afecta negativamente la calidad del sueño, lo que repercute en la salud física y mental de los niños.
-Infecciones y problemas de higiene: el uso de dispositivos móviles, especialmente cuando se llevan al baño o se comparten sin una correcta higiene, aumenta el riesgo de infecciones.
Según un estudio publicado en Journal of Hospital Infection, los teléfonos móviles son uno de los objetos más contaminados con bacterias, lo que genera un aumento en el riesgo de enfermedades infecciosas.
Los más pequeños son los más vulnerables.
Los niños más pequeños son especialmente vulnerables a los efectos negativos de la exposición prolongada a las pantallas. La OMS recomienda limitar el tiempo frente a las pantallas en función de la edad de los niños:
-Menores de 18 meses: o deben estar expuestos a pantallas.
-De 2 a 5 años: Se recomienda un máximo de 1 hora diaria, siempre con supervisión y contenido educativo.
-A partir de los 6 años: El tiempo frente a las pantallas debe ser limitado, priorizando el juego al aire libre, la actividad física y las interacciones sociales.
¿Cómo prevenir los problemas posturales?
Para reducir el riesgo de sufrir trastornos posturales y otros efectos negativos derivados del uso excesivo de pantallas, es fundamental adoptar hábitos saludables.
A continuación, algunas recomendaciones basadas en los consejos de pediatras y especialistas en salud infantil:
-Limitar el tiempo frente a las pantallas: se deben establecer límites diarios según la edad de los niños, siguiendo las recomendaciones de la OMS.
-Fomentar la actividad física: el juego al aire libre y las actividades físicas regulares ayudan a mejorar la postura y mantienen la columna vertebral en buena forma.
-Usar soportes para los dispositivos: mantener los dispositivos a la altura de los ojos puede evitar que los niños inclinen la cabeza hacia adelante.
-Pausas para estiramientos: instruir a los niños a realizar pausas frecuentes para estiramientos, sobre todo en períodos largos de uso.
-Educar sobre la postura: enseñar a los niños la importancia de mantener una postura correcta desde temprana edad.
La infancia es una etapa crucial para el desarrollo físico y emocional de los niños. Invertir en buenos hábitos posturales desde temprana edad es fundamental para evitar problemas musculoesqueléticos y otros trastornos a largo plazo.
“Como adultos, tenemos la responsabilidad de educar con el ejemplo, promoviendo el uso saludable de la tecnología y fomentando un estilo de vida activo y equilibrado. Cuidar la postura de los niños es una inversión en su salud futura”, puntualizó el pediatra.