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Cientos de jóvenes participan año a año de las Misiones Universitarias Católicas. Foto: MUC.

Cientos de jóvenes este año serán parte de las “Misiones Universitarias Católicas”, iniciativa que tiene como objetivo principal la evangelización casa por casa en el interior del país durante la Semana Santa.

  • 30 de marzo de 2025 12:00

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

“Vayan y hagan a todos los pueblos mis discípulos”. Esta es la orden impartida por Jesús después de su resurrección y que refleja la misión de evangelización vigente hasta hoy día en la Iglesia Católica.

A lo largo de los siglos, la expansión de la fe se basó fundamentalmente en esta tarea de divulgar las enseñanzas del Mesías en todos los confines del mundo, sin importar dónde o a quiénes toque visitar.

Motivados por este propósito y siguiendo aquella premisa de “Iglesia en salida”, un grupo de jóvenes años atrás decidió impulsar lo que hoy se conoce como “Misiones Universitarias Católicas”.

Nacida en el año 2000, esta iniciativa —inspirada en las Misiones Universitarias de la Pontificia Universidad Católica de Chile— busca promover la difusión de la Buena Nueva a través de visitas casa por casa en distintos rincones del territorio nacional, seleccionando diferentes locaciones cada año.

Anualmente, estas misiones reúnen a cientos de voluntarios que comparten el mismo deseo de recorrer comunidades del interior, con el anhelo de dar a conocer el mensaje de Jesús y, a la vez, realizar alguna acción solidaria.

El primer paso fue un pequeño pueblo llamado Nueva Italia, donde llegamos sin recursos materiales, pero con un corazón dispuesto a entregarse. Allí comenzó la verdadera misión, el intercambio de corazones entre los misioneros y la comunidad. Esa misión encendió una llama que ha crecido durante 25 años”, afirmó a HOY Marcos Díaz, uno de los coordinadores generales de las MUC.

Actualmente las Misiones Universitarias Católicas involucran a más de 1.000 jóvenes de todas partes del país, quienes se animan a vivir una “Semana Santa diferente”, acercándose a diferentes ciudades a lo largo y ancho de Paraguay.

Desde sus inicios hasta la actualidad, más de 46 comunidades lograron ser visitadas, entre las que se destacan Sapucai, Caballero, Ñumi, Gral. Garay, Jose. A. Fassardi, Ybytymi, Escobar, Cerro León, La Colmena, San Juan Nepomuceno, Buena Vista, Caacupé, Cabañas, Mbocayaty, Santa Elena, Coronel Oviedo, La Pastora, Carayao, por citar algunas.

Este año, las localidades donde se realizarán las misiones de evagelización son: Loma Grande, Atyrá, Eusebio Ayala (en Cordillera), Valenzuela, Paso Yobái, Borja, Natalicio Talavera, Mauricio José Troche y Villarrica (en Guairá), sumándose el Centro Educativo Integral de Itauguá, donde desarrollan la misión permanente.

A diferencia de lo que pudiera pensarse, el grupo no representa a ningún movimiento eclesial en particular, ya que los voluntarios son jóvenes católicos deseosos de hacer algo más por su Iglesia y también por las familias a quienes pretenden visitar.

El recorrido casa por casa se llevará a cabo durante la Semana Santa, iniciando formalmente el miércoles 16 de abril y culminando el Domingo de Pascua, fijado para el 20 de abril.

La actividad diaria se divide en dos partes: en el horario matutino, se encargan de visitar la mayor cantidad de hogares posibles para la evangelización; por la tarde, se enfocan en el encuentro con niños y jóvenes, con quienes realizan juegos y dinámicas, a la par de impartir la catequesis.

Los organizadores de las Misiones Universitarias Católicas esperan que en esta edición, nuevamente puedan llegar a tocar los corazones de muchas personas a través de cada enseñanza o reflexión, enfocándose en llevar el mensaje de amor y salvación de Jesús.

Díaz destaca la oportunidad de ser partícipes de esta experiencia de evangelización, dispuestos a darlo todo para alcanzar la meta de acercar a Cristo a las diferentes comunidades, de la mano de jóvenes dispuestos a vivir con alegría y fe una Semana Santa diferente.

¿Y si el Teorema de Pitágoras no es de Pitágoras?

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Se cree que el teorema de Pitágoras ya era utilizado mucho antes de que se lo atribuyan a él.

Las matemáticas se desarrollaron de forma independiente en diversas civilizaciones, distantes entre sí en el tiempo y en la geografía. Y, de vez en cuando, surge algún nuevo dato que replantea todo lo que está escrito en los libros de historia.

  • 30 de marzo de 2025 09:22

Por Gonzalo Cáceres, periodista.

La escena científica vibra con cada descubrimiento arqueológico, como el o los que prácticamente cierran la teoría del presunto origen babilónico del famoso Teorema de Pitágoras.

¿Qué es el Teorema de Pitágoras?

El Teorema de Pitágoras fue utilizado en la antigüedad en campos como la arquitectura, carpintería, navegación y astronomía; hoy día se emplea además en ingeniería, física, diseño gráfico y hasta en los algoritmos de aplicaciones y videojuegos, siendo uno de los principios angulares de la geometría

Establece que, en un triángulo rectángulo, la suma de los cuadrados de los catetos (los dos lados más cortos que forman el ángulo recto) es igual al cuadrado de la hipotenusa (el lado opuesto al ángulo recto), siendo la fórmula que la representa a2+b2=c2a^2 + b^2 = c^2a2+b2=c2.

La historia imputa su creación al griego Pitágoras (s. VI a.C.), pero la ciencia actual sabe de evidencias históricas que sugieren que los antiguos babilonios ya conocían relaciones numéricas similares, o hasta más avanzadas, hace unos 3700 años (más de un milenio antes del nacimiento del referido sabio).

EVIDENCIA

Se han encontrado cálculos, plasmados en tablillas de arcilla, que hablan del conocimiento babilonio de las propiedades de los triángulos rectángulos, en un conjunto de relaciones numéricas que van de la mano con el Teorema de Pitágoras, erigiéndose como una suerte de prototeoría.

Una de ellas es la Tabla Plimpton 322 actualmente forma parte de la colección de la Columbia University. Si bien se desconoce su contexto arqueológico exacto, la Tabla Plimpton 322 fue adquirida en 1922 por el coleccionista George Arthur Plimpton (1855–1936) de un anticuario en Irak.

Básicamente, es una piedra con rastros de signos cuneiformes (el tipo de escritura utilizada en la antigua Mesopotamia), marcada con aproximadamente 15 columnas de números enteros, con cada fila compuesta de tres números (lo que se conoce como tripleta pitagórica, valores de aaa, bbb, y ccc): dos de ellos corresponden a los catetos de un triángulo rectángulo, y el tercero corresponde a la hipotenusa, mostrando la ecuación a2+b2=c2a^2 + b^2 = c^2a2+b2=c2. Eso sí, el sistema utilizado en la Tabla Plimpton 322 es sexagesimal, en lugar de decimal.

Por su lado, en la colección de la Universidad de Yale se deja ver la Tablilla YBC 7289, artefacto cuya antigüedad se ubica entre 1800 y 1600 a.C. Según un estudio del matemático Bruce Ratner, de la Universidad de Rutgers, la YBC 7289 contiene una de las aproximaciones más precisas a la raíz cuadrada de 2 conocidas, que aparece escrita en notación cuneiforme sexagesimal con una sorprendente precisión (1+24/60+51/602+10/603≈1.414212961 + 24/60 + 51/60^2 + 10/60^3 approx 1.414212961+24/60+51/602+10/603≈1.41421296), lo que redobla la apuesta sobre el conocimiento babilonio.

La existencia de las mismas evidencia que los mesopotámicos comprendieron estos principios fundamentales y lo aplicaron en la construcción de templos, nivelación de terrenos, agrimensura y en la astronomía, esferas en la que esta civilización dejó patrimonio tangible que llegó a nuestros días.

POSIBILIDAD

¿Cómo puede ser, si así lo fuere, que la prototeoría babilónica haya llegado a la Grecia clásica? Pues bien, tampoco la idea suena descabellada, porque los grandes hombres y mujeres que influyeron en el pensamiento occidental bebieron de esta fuente ancestral.

Pitágoras tuvo una vida que confluye entre lo histórico y lo legendario. Lo poco que hay certeza de él llegó a nosotros a través de su escuela y de biógrafos muy posteriores a su muerte. La tradición señala que viajó a los grandes centros de estudio y religiosidad de su época, y se entiende que pasó un tiempo en Egipto, donde indefectiblemente pudo tener contacto con la fuente babilónica.

Es que en el país del Nilo ya utilizaban los principios del Teorema en sus propias vidas, por lo que no se descarta que Pitágoras haya tomado estas relaciones y las haya mejorado a través de sus propios estudios.

Diógenes Laercio y Porfirio incluso lo ubican en “Caldea (Babilonia)”, donde habría llegado en forma de “cautivo (prisionero de guerra)” al ser “capturado por los soldados de Cambises (quien conquistó Egipto y lo incorporó al Imperio Aqueménida) y llevado (a Babilonia). Allí “se familiarizó con la ciencia de los caldeos”.

Sea como fuere, lo cierto es que los fundamentos de la escuela pitagórica (proporciones musicales, geometría aplicada, aritmética) tienen fuertes coincidencias con las culturas egipcia y mesopotámica, lo que apoya la idea de sus viajes, aunque lo de su presencia en Babilonia no es del todo aceptada por la comunidad académica.

Sin embargo, es importante destacar que, aunque los babilonios conocían estos valores, no se conoce de vestigios o testimonios que vislumbren la existencia de una teoría general o una demostración formal del teorema como sí lo hizo Pitágoras.

Entonces, aunque el Teorema de Pitágoras como tal es atribuido a Pitágoras, es probable que las bases fundamentales del Teorema vengan de civilizaciones mucho más antiguas y distantes.

La diferencia clave es que Pitágoras fue el primero que sabemos formalizó y probó el Teorema dentro de un marco estructurado, mientras que los babilonios aplicaban los resultados al día a día, sin la formalización que caracteriza a las matemáticas griegas.

Defensores del Chaco, la fortaleza albirroja: el origen detrás del nombre y otros mitos

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Hinchas de la Albirroja coparán esta noche el Defensores del Chaco.FOTO: MATÍAS AMARILLA

El estadio Defensores del Chaco posee una mística inigualable, especialmente en lo que respecta a la Selección Paraguaya. Su nombre, claramente hace alusión a la Guerra del Chaco, sin embargo, su historia tiene origen muchos antes de la contienda entre Paraguay y Bolivia.

  • 30 de marzo de 2025 08:00

Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)

Denominado inicialmente como “Stadium Puerto Sajonia” y cuyas obras iniciaron en el año 1916, ya con la existencia de la Liga Paraguaya de Fútbol y Asociados. El furor de la llegada del fútbol al país, hizo que se viera la posibilidad de un sitio más amplio en relación al lugar en el que se venían disputando los primeros encuentros, zona Cabildo y Parque Caballero.

La construcción del Estadio fue posible gracias a la financiación propia de la Liga, más la colaboración del entonces presidente de la República, Eduardo Schaerer y el municipio capitalino, con la cesión de terrenos.

“Se terminó en el año 1917, sólo una parte era de material, lo que hoy es gradería sur (actualmente Preferencia)”, comentó el historiador Fabián Chamorro, en el programa “El Mito y la Historia” del canal GEN.

La inauguración oficial se dio un 4 de noviembre de 1917, contando con una capacidad aproximada para 10.000 espectadores. El primer encuentro fue nada más y nada menos que para conocer al campeón de ese año. Cara a cara se encontraron Olimpia y Libertad, siendo el equipo gumarelo el victorioso con un solitario gol.

Siguiendo con el relato de Chamorro, en 1932 el Gobierno decide que el estadio iba a convertirse en el principal lugar de acantonamiento para la Guerra del Chaco. En el sitio fueron entrenados aproximadamente 3.000 hombres paraguayos hasta julio de 1938, cuando se firmó el Tratado de Paz entre ambos países.

Posterior a la guerra, toda la infraestructura fue desmontada y renovada, hasta que en 1974 se cambió la denominación a “Defensores del Chaco”, prevaleciendo dicho nombre por sobre la primera opción, que fue “Vencedores del Chaco”. Los dirigentes consideraron que era un nombre muy hostil para los bolivianos específicamente.

A lo largo de las décadas, el Defensores del Chaco fue escenario de grandes hazañas deportivas, especialmente relacionadas a la Selección Paraguaya. No obstante, también hasta la actualidad es estadio en el que hacen de local varios clubes de la Primera División, como el caso del club Olimpia.

Su capacidad actual es de casi 40.000 espectadores, siendo un bastión de la Albirroja en los últimos partidos de las Eliminatorias Sudamericanas, camino al Mundial de Fútbol 2026.

¿PRISIONEROS BOLIVIANOS PARTICIPARON DE LAS OBRAS DEL ESTADIO?

El historiador señaló que tal cosa no ocurrió, los prisioneros bolivianos no participaron de las obras de remodelación del estadio. Sin embargo, sí lo hicieron para hacer las calles principales y paseos centrales de barrio Obrero. Además de las canchas ubicadas en la zona, como las de Cerro Porteño, Nacional, Sol de América, Atlántida y Presidente Hayes.

“Construyeron en parte el estadio de Cerro, pero también las otras canchas”, resaltó Chamorro.

Vicente García: el guardián de la memoria de la Guerra Grande

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El Gestor Cultural Vicente García. Foto: Facebook.

En Paso de Patria, un rincón cargado de historia, Vicente García se convirtió en el custodio de un legado invaluable. Con paciencia y pasión, dedicó su vida a desenterrar y preservar reliquias de la Guerra Grande, resguardando la memoria de una de las épocas más cruciales de nuestro país.

  • 23 de marzo de 2025 10:41

“El 100% de las piezas las encontré yo”, dice con orgullo, en entrevista con el canal GEN desde las salas del Museo de Paso de Patria, ubicado en el departamento de Ñeembucú, que hoy alberga su impresionante colección. Desde simples botellas hasta espadas y objetos de artillería, cada pieza cuenta una historia que él narra con una entrega que emociona a quienes lo visitan.

Vicente no solo convirtió su pasión en un museo, sino que involucró a su familia en esta misión. Sus hijos, hoy músicos, crearon canciones inspiradas en la historia del país, fusionando el arte con la memoria. “Ellos eran chiquitos cuando empezamos, me seguían en las expediciones, y ahora continúan con este legado”, relata.

El museo se encuentra en el sitio donde estuvo el ex Cuartel General del Mariscal Francisco Solano López. En 1983, una inundación destruyó la estructura original, pero en el 2004 se logró reconstruirla con apoyo del Estado. Desde entonces, Vicente trabajó incansablemente en la recuperación de objetos históricos.

El impacto de su trabajo ha trascendido fronteras. “Hemos recibido visitas de personas de Holanda, Irlanda, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina y Brasil”, comenta. “Vienen con conocimiento de causa y buscan conocer de cerca los sitios históricos”, agrega.

Entre las piezas más preciadas para él se encuentran las espadas. “Cada vez que sacaba una del suelo y la limpiaba, pensaba: ‘¿Quién la habrá empuñado? ¿Qué historia guarda?’”, dice con emoción.

El lugar dispone de distintas piezas de artillería que fueron utilizadas en batallas como las de Curupayty e Humaitá, tal es el caso de las balas huecas y macizas, con varias de estas últimas se había atacado la iglesia de Humaitá que actualmente se conoce como las Ruinas de Humaitá.

El compromiso de Vicente García con la historia es un testimonio de amor al Paraguay. Su labor silenciosa, pero trascendental, permite que generaciones futuras puedan conocer y valorar el sacrificio de quienes forjaron la nación. Con la próxima mejora de la infraestructura vial en la zona, su museo y la historia que resguarda estarán aún más cerca de los paraguayos y del mundo.

Hoy Hoy