La voz es nuestra carta de presentación y cuando se altera de forma persistente puede ser una señal de alerta. La disfonía, ese estado de ronquera o de voz fatigada que muchos normalizan, puede esconder desde un simple abuso vocal hasta problemas como reflujo, lesiones en las cuerdas vocales, o incluso enfermedades neurológicas. Saber cuándo consultar a un especialista es clave para cuidar la salud de la voz y prevenir complicaciones mayores.
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