Esta semana empezó con, en Antena 3, El Hormiguero y la aparición del futbolista reguetónico Sergio Ramos y, en La 1, la entrevista de Pepa Bueno al presidente Pedro Sánchez. Resultado de audiencia: 21,1% a 13,5 %. Es, que conste, una comparación tramposa, ya que la coincidencia en pantalla de ambos invitados no fue simultánea. Por aproximación, ayuda a intuir las preferencias mayoritarias.
La presencia del presidente Sánchez en La 1 se ha comentado seriamente, frívolamente y fanáticamente. RNE tuvo el acierto de, justo acabada la entrevista, invitar al profesor Lluís Pastor, experto en comunicación, para analizarla técnicamente. Pastor subrayó, entre otras cosas, la distancia entre las butacas de Bueno y Sánchez. Probablemente sea una decisión relacionada con las conveniencias de la realización, pero hizo una lectura político-periodística que realzaba la intención de dicha distancia: no caer en un exceso de familiaridad y mantener un rigor formal que preserve la función del entrevistado y de la entrevistadora.

Pedro Sánchez entrevistado por Pepa Bueno
RTVE
En El Hormiguero , en cambio, Pablo y Motos y Sergio Ramos exhibieron una complicidad que la distancia –Ramos estaba en México– no rebajó en absoluto. Quedó claro que los protocolos de la información no son los del entretenimiento, por más que a menudo se confundan. No me imagino a Pepa Bueno anunciando: “Hoy ha venido a divertirse a La 1… ¡Pedro Sánchez!”
Los colaboradores de Hitler, sabiendo como acabó todo, le siguen recordando con fascinación y admiración
REPETIR LA HISTORIA. Interesante y oportuno estreno de la miniserie documental Descifrando a Hitler (Movistar+), ahora que la historia se reinterpreta con espíritu de emoticonos y tergiversaciones fácilmente inflamables.
La serie incluye, entre muchos otros, valiosos extractos de las entrevistas que el periodista norteamericano David Frost hizo a nazis condenados. Unos nazis que, años después de las atrocidades cometidas, reflexionaban sobre la figura del führer. Los colaboradores y cómplices de Hitler, sabiendo cómo acabó todo, lo califican de “monstruo fabuloso” o “genio desmesurado”.
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La calidad de los documentos recopilados es muy alta. Por desgracia, no sé si servirán para convencer a los que, desde la ignorancia, el fanatismo o el negacionismo, siguen defendiendo ideas muy parecidas a las que, aprovechando las debilidades del sistema democrático, llevaron a Hitler a liderar una dictadura.