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lunes, noviembre 3, 2025

Donar médula: un acto de amor que puede salvar una vida

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Hay gestos pequeños que encienden la posibilidad real de salvar vidas o ser un puente entre la enfermedad y la esperanza como la donación de médula ósea. Sin embargo, la falta de información y los mitos que aún persisten impiden que miles de pacientes accedan a una oportunidad de curarse.

En Argentina, según el Incucai, el mayor obstáculo no es la falta de infraestructura, sino la escasez de donantes inscriptos. Contrario a lo que muchos creen, donar médula no es un procedimiento doloroso ni riesgoso, ya que en la mayoría de los casos se trata de un proceso similar al de sacarse sangre. Desmontar esas creencias es clave: cuantas más personas comprendan lo sencillo que es, más chances habrá de que quienes lo necesiten encuentren a su “gemelo genético”.

Uno de esos casos es el de Pablo Anechina, quien recibió un trasplante hace once años. Su experiencia refleja no solo los avances médicos, sino también la carga emocional y la esperanza que acompañan a este proceso. “En mi caso fue algo supersencillo, muy cargado de emociones, porque fue una intervención diferente y bastante especial: me hicieron un trasplante haploidéntico. Salió todo bien por suerte”, recuerda con gratitud.

Este tipo de trasplante se realiza cuando el donante no es 100% compatible con el paciente, por ejemplo, un padre, una madre o un hermano, y representa una alternativa vital para quienes no encuentran un dador idéntico en el registro y no pueden seguir esperando.

La solidaridad se vuelve una herramienta poderosa, capaz de transformar una situación límite en una nueva oportunidad. Hablar de donación es sinónimo de humanidad, de la capacidad de extender la mano a alguien a quien probablemente nunca se llegue a conocer. Y ahí está la fuerza de este acto: en dar sin esperar nada a cambio, más que la certeza de haber sido parte del cambio en la vida de otra persona.

CALIDEZ HUMANA. El apoyo se vuelve esencial en el proceso.

Como muchos pacientes, atravesó momentos de incertidumbre antes del procedimiento, pero nunca sintió miedo. Y en eso, el acompañamiento del entorno fue fundamental. Pablo destaca que, después del trasplante, algo cambió para siempre en su forma de ver la vida: “Uno siente la necesidad de comunicar que donar médula es algo muy importante, y de devolver ese favor. Diría no lo duden, que ayuda muchísimo. Alargarle la vida a alguien es un acto completamente desinteresado”.

Entre los recuerdos que Pablo más atesora, menciona la calidez humana de quienes lo acompañaron, como sus doctores y enfermeros que iban a verlo para contarle anécdotas solo para distraerlo, alentarlo y festejar, junto a su familia, cada pequeña meta que alcanzaba. Y resume: “No se trata solo de salvar una vida, sino de recordarnos que estamos conectados, que en cada persona hay algo capaz de sanar a otra”.

Sencillo y seguro

Convertirse en donante voluntario de médula ósea es más sencillo de lo que muchos imaginan. Para inscribirse en el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) — las conocidas como células de la médula ósea — solo hay que donar sangre normalmente en un centro asociado al Incucai. No es necesario estar en ayunas y de esa donación se toma una pequeña muestra que se analiza genéticamente. El resto de la sangre se utiliza para ayudar a pacientes que la necesitan durante tratamientos o cirugías.

Los datos genéticos se incorporan a una base nacional que permite compararlos con los de los pacientes que esperan un trasplante, ampliando así las posibilidades de encontrar compatibilidades. Pueden inscribirse todas las personas de entre 18 y 40 años, que gocen de buena salud, pesen más de 50 kilos y no tengan antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas o infectocontagiosas. Solo se necesita presentar un documento de identidad válido y completar una ficha con el consentimiento informado.

NUEVOS DONANTES. Cada año se suman más dadores al registro.

Luego de la donación, los datos ingresan a la base del Registro Nacional Argentino y a la red internacional de la Asociación Mundial de Donantes de Médula Ósea (WMDA, por sus siglas en inglés), lo que multiplica las oportunidades para pacientes de todo el mundo. Es importante aclarar que la inscripción no se realiza para una persona en particular, sino como un acto voluntario y solidario.

De la inscripción a la donación pueden pasar meses o incluso años, ya que solo se convoca a quienes resulten compatibles con algún paciente. Por eso, desde el Incucai destacan que se trata de un compromiso a largo plazo. En caso de compatibilidad, se coordina el procedimiento junto al equipo médico, que evalúa su salud y lo acompaña durante todo el proceso.

Sin dolor ni secuelas

Existen dos formas de donar: por sangre periférica o por punción. En la primera, se aplican pequeñas inyecciones durante cinco días para estimular las células madre, que luego se extraen mediante una máquina que separa los componentes de la sangre. En la segunda, se realiza una breve intervención bajo anestesia general, extrayendo las células desde la cadera. Ambas son seguras, las células se regeneran rápidamente y, en poco tiempo, quien dona puede retomar su rutina normal.

Donar médula ósea no duele, no deja secuelas y puede significar la diferencia entre la vida y la muerte para alguien que espera. Es un acto profundamente humano, que recuerda que la solidaridad no tiene límites. Como dice Pablo, a más de una década de su trasplante: “Donar médula es un acto de amor y de confianza en la vida. Es ofrecer parte de uno para que otro más viva”.

Jornadas solidarias en La Matanza

Dar por Más Sonrisas es una Asociación Civil que nació a partir del caso de Lautaro Mendiolar Colombo, un joven que enfrentó una leucemia linfoblástica aguda y, tras once años de búsqueda, encontró finalmente a su donante. Su madre, Andrea, junto a familiares, amigos y docentes, transformó esa experiencia en un motor de cambio y promueve jornadas solidarias, invitando a la comunidad a donar y a acompañar a pacientes que esperan su oportunidad de curarse.

SOLIDARIDAD. Jornada de Dar por Más Sonrisas en La Matanza.

En ese marco, la ONG organizó el pasado 21 de octubre de 2025 una colecta en el Instituto Clarac G. Laferrere, durante la cual 65 personas se acercaron a donar, lo que permitió que 129 pacientes puedan recibir transfusiones. Tras el éxito de la jornada, Andrea y su equipo ya anunciaron nuevas fechas: el 12 de noviembre en la Escuela Secundaria N.º 79 de Isidro Casanova, el 13 en el Rotary Club de González Catán y el 14 en la Escuela Secundaria N.º 75 de Laferrere. Con cada campaña, Dar por Más Sonrisas reafirma su compromiso de seguir sumando sonrisas, abrazando la vida y reafirmando que donar es dar esperanza.

Texto: Candela Bolzan

Esta nota fue escrita en el marco del Taller de Gráfica VI de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNLAM.

Redacción

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