Dos hermanas de 14 y 16 años eran obligadas por el padre de la mayor y su madrastra a producir al menos 10 videos sexuales por día. La madrastra y otra mujer quedaron detenidas el jueves, pero el hombre todavía se encuentra prófugo.
El medio RPC -filial de TV Globo en Paraná, Brasil– publicó conversaciones telefónicas de los sospechosos. Todo sucedió durante meses en ese estado brasileño y, si bien dos implicados en el caso quedaron detenidos esta semana, la primera denuncia contra ellos se remonta a febrero de 2025.
Por el tono usado por los sospechosos en las conversaciones, la Policía Civil (PC-PR) sugirió que los explotadores son parte de una secta.
«Por favor, no dudes en volver a cometer un error (…) ¿de acuerdo? Sé inteligente y no cometas un error que te lleve a ser castigado sin posibilidad de retorno […] Solo tienes una hora a partir de ahora para cumplir tu compromiso diario, ¿de acuerdo? No desperdicies el tiempo ni esta oportunidad de redención», escribieron.
En otra parte del chat se ve cómo uno de los sospechosos resalta que «los 20 archivos» deben ser enviados antes de las 22.
La madrastra fue arrestada el jueves en Curitiba y la otra mujer, en Cerro Azul. Ambas están en la comisaría de Rio Branco do Sul a la espera de ser interrogadas. A la segunda mujer la arrestaron por llamar a números telefónicos que eran usados para solicitar y distribuir las imágenes de pornografía infantil.
Los sospechosos están acusados de coacción, difusión y almacenamiento de imágenes de explotación sexual infantil, asociación delictiva y amenazas. Sus nombres no fueron revelados para proteger la identidad de las víctimas, que ahora viven con su madre.

Un culto siniestro
La pareja obligaba a las niñas a cumplir con “un acuerdo diario” que consistía en producir una cantidad de contenido pornográfico determinada diaria antes de las diez de la noche.
Gabriel Fontana, el jefe de la Policía Civil, dijo a RPC que las niñas fueron secuestradas por el papá en octubre de 2024 mientras paseaban en un parque en Curitiba. Ese mes, el hombre las obligó a producir los primeros videos.
El hombre chantajeaba a las jóvenes con publicar imágenes explícitas suyas si no cumplían con los plazos ordenados, cosa que en una ocasión terminó pasando y, en consecuencia, una de las niñas perdió su trabajo.
El caso fue denunciado en febrero, cuando la madre biológica de las víctimas fue amenazada por el sospechoso con compartir videos de sus hijas.
“Los mensajes tenían el contexto de un culto, una especie de secta, se hacía pasar por un oráculo […] Era contenido pornográfico explícito no sólo entre las dos víctimas, sino también entre ellas y terceros”, explicó Fontana.

Teléfonos y computadoras de los sospechosos fueron incautados y la policía descubrió registros telefónicos con códigos de área de Amazonas. Los investigadores continúan trabajando con la hipótesis de que el material producido fue vendido por redes criminales especializadas en este tipo de contenidos.