Tres personas —dos hombres y una mujer— fueron imputadas por el homicidio del policía Pablo Dávila en el barrio Marconi, en una investigación de la que recién este jueves pudieron conocerse algunos detalles. Dos de los delincuentes cumplían con libertad a prueba por otros delitos. Fueron descubiertos hablando sobre el asesinato a través de una llamada telefónica por un celular intervenido en otra investigación.
Sobre las 23:30 horas del lunes, el policía Pablo Dávila volvía a su casa tras finalizar la jornada de trabajo en la Seccional 22 de Melilla. Se trasladaba en su moto e iba vestido de particular. Ya en el barrio Marconi, tuvo que desviarse debido a un accidente de tránsito. Cámaras de la zona registraron su paso, y detrás de él a un grupo de personas que lo perseguía, relató el equipo fiscal de Homicidios de 1er Turno en una audiencia en la que estuvo presente El País.
Al llegar a la intersección de las calles Juan Acosta y Avenida Aparicio Saravia, quienes lo perseguían comenzaron a tirarle piedras. Vecinos que declararon como testigos protegidos ante Fiscalía dijeron que esta era una práctica habitual de los ahora imputados, para así rapiñar a los vehículos que pasaban por allí.
En respuesta al ataque, el policía detuvo su marcha y enseguida fue golpeado con un palo. Antes de que consiguiera sacar su arma de reglamento, uno de los ahora imputados salió de un pasillo portando un revolver y disparó seis veces. El policía murió en el lugar.
Testigos dicen haber visto como uno de los agresores se acercó al cuerpo ya sin vida de Dávila y tomó su arma de reglamento. Al retirarse, festejaron diciendo «nos hicimos tremenda pistola«.
El subdirector de Hechos Complejos, Jorge Díaz, dijo en conferencia de prensa que presumen que los delincuentes no sabían que la víctima era un policía, y que el móvil fue la rapiña.
El miércoles en la tarde se llevaron adelante una serie de allanamientos, en los que fue detenido quien presumen que efectuó los disparos mortales. El arma homicida fue incautada, y según relató el equipo fiscal, se trata de una pistola calibre 45, un modelo «raro» y «utilizado generalmente para competencias o por coleccionistas«.
Horas después, los otros dos involucrados —que son hermanos— fueron captados por uno de ellos utilizar un teléfono que estaba siendo intervenido en el marco de una investigación por drogas. En la conversación daban detalles de lo ocurrido durante el asesinato de Dávila.
Gracias a indicios recabados, la Policía descubrió que ambos aún prófugos se iban a trasladar en taxi hacia la casa de una conocida, que los iba a hospedar durante varios días. En el camino fueron interceptados por personal del Departamento de Homicidios, y finalmente detenidos.
Formalización y prisión para los tres
En la audiencia de este jueves, la fiscal Sabrina Flores pidió que se formalice la investigación contra dos jóvenes de 23 y 20 años, y de la hermana de uno de ellos, de 18 años. El delito que finalmente se imputó fue el de homicidio muy especialmente agravado.
Como medida cautelar, todos deberán cumplir con prisión preventiva hasta el 6 de agosto, mientras que continúa la investigación de cara al juicio.
Entre los motivos mencionados por Flores para pedir la prisión preventiva, estuvo el entorpecimiento de la investigación, ya que hasta el momento hay cuatro testigos reservados que son vecinos del barrio que podrían ser amedrentados.
También se tuvo en cuenta el peligro de fuga por la gravedad del delito, que con las agravantes imputadas tiene una pena mínima de 20 años.
Los dos más jóvenes —los hermanos— tenían un último antecedente de 2024, y se encontraban cumpliendo con libertad a prueba.
Martinelli y autoridades policiales dieron conferencia
Casi en simultáneo a la audiencia de formalización, pero en el edificio del Ministerio del Interior, el titular de la cartera Nicolás Martinelli y autoridades policiales se expresaron en cuanto al asesinato del funcionario policial.
«Es un momento difícil y doloroso», comenzó diciendo Martinelli que calificó al ataque de los delincuentes como «cobarde». Además, dijo haberse comunicado con la familia de Dávila, y que si bien no pudo estar presente en el sepelio en Artigas por inclemencias del clima —ya que iba a trasladarse por vía aérea— tiene previsto viajar en las próximas semanas.
«Guardamos silencio para salvaguardar la investigación y ser cuidadosos», agregó, lo que fue reforzado por el director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya, quien aclaró que «algunos detalles pueden entorpecer la investigación».