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El desborde del río Pilcomayo en Salta dejó miles de afectados. Más de 600 familias evacuadas, comunidades aisladas y una lucha constante por la ayuda.
20 de marzo de 2025 – 11:01

El desborde del río Pilcomayo en Salta dejó miles de afectados. Más de 600 familias evacuadas, comunidades aisladas y una lucha constante por la ayuda.
El río Pilcomayo desbordó con furia en el norte de Salta y dejó a más de 600 familias evacuadas. En algunas zonas, el agua subió hasta 7 metros, arrasando casas, caminos y cultivos. Comunidades originarias y criollas quedaron aisladas, sin luz ni alimentos, y sobreviven como pueden refugiados en escuelas y campamentos improvisados mientras el gobierno despliega la ayuda.
La pesadilla de Salta: pueblos bajo el agua y familias desesperadas
Desde el jueves pasado, el río Pilcomayo se desbordó con una fuerza tan impresionante que no dejó margen de escape para los pueblos del norte de Salta. En un abrir y cerrar de ojos, el agua subió hasta 7,14 metros, cubriendo todo a su paso: casas, cultivos, caminos, todo. Las comunidades más afectadas fueron La Estrella, Misión La Paz, La Puntana, Santa Victoria Este, y zonas cercanas. El agua invadió las casas, y los pobladores, en su mayoría originarios, no tuvieron más opción que huir con lo que podían cargar.
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La crecida del río Pilcomayo arrasó pueblos del norte de Salta, dejando a miles de personas sin hogar. Comunidades originarias y criollas fueron evacuadas, mientras luchan por sobrevivir sin recursos.
Pero el caos no terminó ahí. Las inundaciones no solo destruyeron hogares, también arrasaron con cultivos, que son la principal fuente de vida de la zona. Los más afectados fueron los pueblos wichís, chorotes y criollos que, por la falta de recursos y apoyo, quedaron en una situación crítica. Es una lucha constante por sobrevivir, mientras esperan la ayuda que, por el momento, está siendo insuficiente para cubrir las necesidades urgentes de las miles de personas afectadas.
Lo peor es la falta de comunicación. Sin energía eléctrica y con las rutas cortadas, muchas comunidades están incomunicadas. Para muchos, la desesperación es tal que están esperando por cualquier tipo de señal de vida desde fuera, mientras el agua no da tregua.
Ayuda oficial y una carrera contra el tiempo
Ante semejante desastre, el gobierno de Salta no se quedó de brazos cruzados. Activaron el Comité de Emergencia y comenzaron a desplegar recursos para asistir a los afectados. El gobernador Gustavo Sáenz estuvo en contacto constante con las autoridades locales, asegurando que la ayuda llegaría en cuanto las condiciones lo permitieran. «Estamos trabajando las 24 horas con equipos médicos, camiones y gomones, y si el clima mejora, también enviaremos helicópteros», expresó el mandatario.
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El gobierno de Salta activó el Comité de Emergencia para asistir a los afectados. Equipos de rescate y solidaridad local trabajan en el terreno, enfrentando dificultades debido al mal clima y rutas inaccesibles.
En los campamentos improvisados en El Rosado, a unos 35 kilómetros de Santa Victoria Este, se coordina la distribución de alimentos, agua potable, y medicamentos. Según la información oficial, alrededor de 500 agentes de la Policía de Salta, el Ejército Argentino, Gendarmería, y bomberos están trabajando incansablemente para llegar hasta los puntos más afectados.
Sin embargo, las lluvias no dan tregua. La falta de visibilidad y el mal clima dificultan las tareas de rescate y distribución. Mientras tanto, la solidaridad de los salteños sigue siendo clave: organizaciones sociales están recolectando donaciones en diferentes puntos de la ciudad para enviar a las comunidades más afectadas. Alimentos no perecederos, ropa, y elementos de higiene son esenciales para cubrir las necesidades básicas de los damnificados.
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