El klezmer es una música instrumental festiva que, antiguamente, se interpretaba en las comunidades judías de Europa del Este para acompañar bodas o festividades religiosas alegres, como el festival de carnaval de Purim, la celebración de la Torá (Simjat Torá) o la inauguración de una nueva sinagoga.
Como la mayoría de las tradiciones musicales judías, el klezmer es una música del exilio, fuertemente marcada por su entorno geográfico y cultural. Pero en Europa del Este, formada por un talud de pueblos con diversas lenguas y costumbres, este entorno era sumamente fluido. La música klezmer se fusionó con otras, generando así una práctica rica y plural que ha seguido evolucionando en el tiempo y el espacio.
Esta expresión será parte de una propuesta más amplia que incluirá canciones eslovacas, ucranianas, macedónicas y serbias para delinear un espectáculo que este sábado tendrá lugar en la sede de la Sociedad Búlgara Iván Vazov.
Desde las 18:00, el público podrá disfrutar de un repertorio que fue grabado el año pasado por el dúo conformado por Pablo Besser, quien interpreta flauta, mandolina y pone la voz, y Natalio Sturla, quien ejecuta el acordeón. El repertorio se nutre de Freylak, Bulgar, Sher y Hora. La invitada será Luciana Szeinfeld en Dulcimer martillado, quien interpretará una Doina en rol solista.
La dupla se conformó hace 10 años y el último material da cuenta de la particular forma de realizar los arreglos por parte del dúo. “Es música que está presente en varias colectividades de Berisso y contiene además la influencia de otros géneros como la música litoraleña, la milonga, el tango y el folklore”, reseñan los músicos. Se trata de géneros que ambos integrantes interpretan en sus otros proyectos musicales, nutriendo de esta manera con acentos locales el klezmer recibido.
Cuentan también una composición original: “Estación Gerchunoff”, que rinde homenaje a la inmigración judía de las Colonias de Entre Ríos y a quién fuera un prolífico escritor judeo-argentino, autor de Los Gauchos Judíos, entre otras obras. Completa el disco una antigua canción ucraniana llamada “En el bosque”, que revela la vecindad histórica y geográfica del klezmer.
Si bien la música klezmer es instrumental y marca la impronta que tiene el disco, también se incluyen temas con letra en idish. Y si bien son melodías vinculadas a los eventos festivos, explica Pablo, ‘hay fuertes contrastes con aspectos meditativos’. “Por ejemplo, hacemos un tema que viene de Rumania, que es la doina que interpreta Luciana, que es la otra cara de lo efusivo y saltarín del klezmer”, menciona, aclarando que si bien es música judía, no se trata de música religiosa, sino de música popular que se interpreta durante las fiestas.
El dúo eligió la música que deriva del concepto “Kli zemer”, que significa “instrumentos de canto” por lo atrapante que les resultó el trabajo de diferentes músicos como Marcelo Moguilevsky que interpreta folklore argentino con Juan Falú, pero tiene un dúo con César Lerner donde hacen klezmer y tocan por Europa.
“Por inquietud musical nos pusimos a estudiar, a conocer y así fuimos armando nuestro repertorio para salir a la cancha”, detalla Pablo, remarcando que junto a Natalio ya suman varios shows en Buenos Aires y Entre Ríos. Además fueron convocados por Max Noredeau para formar una orquesta de este tipo de música.
El dúo se lució este año en escenarios de Alemania ‘hundido en ese océano de música que abarca siglos de regiones, de mixturas por las características del pueblo judío que se asentó en varios puntos y recibió influencias de otros pueblos’. “Hay un klezmer de cada lugar. Hay varios géneros que lo comprenden tomando aspectos no judíos de la tierra que habitaron”, sostienen los músicos.
Revival Klezmer
Explica Pablo que el género tuvo su revival durante la década del ‘70 principalmente en Estados Unidos con algunos estudiosos que pudieron recopilar material y grabaciones que habían quedado de principios del siglo XX y muchas instituciones de estudio y grupos musicales comenzaron a ejecutar. Un exponente importante es “The klezmatics”, que llegó a ganar un Grammy. Hay desde entonces festivales y una especie de aggiornamiento que hizo que se reedite la tradición. “Nosotros lo escuchamos y recibimos información. Nos conectamos y empezamos a ejecutarlo”, detalla Pablo, explicando que la expresión que eligieron está vinculada al tronco askenazí.
Quienes quieran asistir al concierto pueden reservar sus entradas (con un valor de 5 mil pesos), a través del (221) 615-2709. Durante la velada habrá buffet con comidas tradicionales y baile. Para conocer la música del dúo, se lo puede buscar en plataformas como Spotify y Youtube.
