El 64% de las 3.210.545 hectáreas del territorio catalán están ocupadas por terrenos forestales, prados, matorrales, terrenos baldíos y especialmente bosques, los cuales son el 42% de la superficie de Catalunya. El 75% de los terrenos forestales son privados y sólo el 25% corresponden a espacios de gestión pública. Gran parte de la superficie forestal es continua, sin apenas franjas agrícolas o urbanas que actuen de cortafuegos naturales, lo que preocupa especialmente a los servicios de extinción, sobre todo en situaciones límite con los llamados incendios de última generación. Esta circunstancia, por sí sola ya genera un consenso para esponjar la superficie boscosa, que apoyan las entidades ecologistas (como Creaf), los propietarios de bosques del Consorci Forestal, la asociación que impulsa la certificación forestal y otros expertos , partidarios todos de propiciar una gestión forestal más sostenible que permita tomar terreno a los bosques para recuperar cultivos y pastos, lo que técnicamente se conoce como rompida (deforestación de un terreno boscoso para convertirlo en agrícola o de pasto) para dar lugar al ‘paisaje mosaico’, así como generar planes de gestión forestal que aporten un incremento en las ayudas públicas. En este aspecto reconocen que el 50% de los propietarios forestales no recibe ninguna subvención.
Uno de los expertos más crítico con la gestión forestal en Catalunya es Josep Maria Vila d’Abadal, exalcalde de Vic y presidente del sistema PEFC en Catalunya de certificación forestal. “Todos hablan de la falta de gestión de bosques, pero nadie explica que la normativa actual impide tal gestión”. Por ejemplo, incide en “el decreto ley que aprobó el gobierno que impide hacer las rompidas”al imponer unos trámites tan enrevesados “que la mayoría de propietarios renuncian” al aclarado del bosque que reclaman desde la administración. Además, Vila reprueba que “la madera que obtienes de una rompida, según la normativa, no se pueda vender, ni quemar” y, por si fuera poco, está prohibida la quema controlada y el vaciado de los márgenes del sotobosque “que son combustible para los incendios”.
Estos ambientalistas críticos son los culpables de que se esté quemando Catalunya
Josep Maria Vila d’AbadalPres. Cetificación Forestal
El gran problema, según el silvicultor y ganadero, es que en Catalunya y España se ha impuesto la corriente europea del Rewilding (re-naturalización de la vida silvestre) que apuesta por “una gestión forestal nula”. Estos ambientalistas críticos, a criterio del exalcalde, “son los culpables de que se esté quemando Catalunya” y critica que, “ahora se escondan y no digan nada”. Vila d’Abadal reclama que los propietarios forestales “somos los defensores del territorio y su biodiversidad, que nos dejen actuar”. De ahí que la propiedad forestal se oponga a iniciativas de la Agència de la Natura porqué “nos imponen más trabas y problemas”. Para el gestor forestal “es preciso cambiar las leyes ambientales y crear un nuevo organismo” en el que estén representados también los propietarios y expertos forestales.
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Por su parte, Joan Rueda, director del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) opina que el gran problema es que en los bosques “interactúan ocho millones de personas” lo que genera un mosaico forestal en los espacios en regeneración. Ante las dinámicas de un territorio densamente poblado “es necesaria una ordenación de los usos forestales”. El primer paso, según el ecólogo, es “evitar casos como los de California” donde la proximidad de amplias zonas forestales -como Collserola- con las grandes ciudades genera graves riesgos para las personas. “No podemos dejar que los bosques los gestionen los incendios, las inundaciones o los herbívoros” sino que se deben integrar en la gestión los procesos asociados a la actividad humana, como la extracción de madera o el pasto del ganado doméstico.
En este sentido, desde el CREAF centran el mayor riesgo de grandes incendios en los territorios metropolitanos. “Cada vez hay más población, más bosque y por tanto, mayor riesgo de sufrir grandes incendios”, de ahí que apuesten por el gran reto de la gestión colectiva “liderada por la administración”, que decida como gestionar el bosque, teniendo en cuenta que el 75% son privados, por lo que sugieren “desplegar políticas de compensación y ayudas, este sería el gran reto”, además de la promoción de los recursos de kilómetro cero.
Para el director del CREAF es básico “gestionar los bosques, pero también el paisaje” propiciando nuevas zonas de laminación entre la frontera con Francia y el área metropolitana de Barcelona, estableciendo zonas de mejor control para evitar los grandes incendios.
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Un ejemplo de estrategia mosaico que también sirve como cortafuego .
LV
Desde el punto de vista científico de la gestión de bosques, expertos como el docente investigador de la Universidad Politécnica de Valencia, Eduardo Rojas, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, opinan que se impone un cambio radical en los modelos de gestión. “Desde el siglo XIX prácticamente no ha cambiado la política forestal” ejemplifica. Para el docente, la recuperación de los bosques “se ha ralentizado” y ya no son rentables, “se puede tardar hasta 100 años en capitalizar un terreno forestal” apunta, por lo que se inclinaría por “no complicar la gestión y permitir, por ejemplo, una apuesta por los minifundios” que eviten el abandono de los bosques. El catedrático detalla que los bosques reciben el desgaste de millones de usuarios “que recogen setas, pasean o van a cazar”, un uso intensivo que debería ser compensado.
En este sentido, el presidente del Consorci Forestal, que integra a 1.500 propietarios que gestionan 200.000 hectáreas, Rosendo Castelló, comparte la declaración del president de la Generalitat, Salvador Illa, referida a que “hay demasiado bosque en Catalunya”. Afirma que “los bosques han crecido un 40% los últimos 50 años y por ello hay que esponjar el terreno forestal”, pero no sin aplicar una gestión compensada para ocupar los espacios liberados en el mosaico forestal. En cuanto a los propietarios asegura que están “en una situación de colapso”sin ayudas que permitan impulsar iniciativas. Desde el Consorci Forestal comparten “esponjar los bosques” retirando árboles y reduciendo el volumen forestal lo que no se conseguirá si “seguimos abandonados por la administración”
Los agricultores reivindican la gestión forestal
Entidades y sindicatos catalanes de agricultores como Unió de Pagesos (UP) y Asaja coinciden en reivindicar su papel en la gestión forestal y la prevención de incendios mediante diferentes técnicas agrarias, como la agricultura extensiva o el remojo de campos segados. Los payeses lamentan que no se les tenga en cuenta para abordar la gestión forestal y evitar así grandes incendios, como los de la Segarra o Terres de l’Ebre. “Parece que cortar un árbol sea un crimen” lamentó la coordinadora nacional de UP, Raquel Serra, que aboga por una prevención de incendios eficaz, coordinada y que escuche al territorio. A su juicio, se ha instaurado una política “proteccionista” que no deja margen a la maniobra de los agricultores, que podría fomentar otros tipos de agricultura para que el ganado se encargue de limpiar el sotobosque o controlar la quema de márgenes de cultivo. “Mucha gente quiere subir con los rebaños a los bosques y no puede por los impedimentos administrativos”. Sin embargo, admitió que el principal problema es la falta de agricultores, por lo que piden a la Generalitat que impulse políticas para fomentar un sector que permitiría tener el territorio cuidado y evitar incendios.