
Política 3D – En el marco de la actualidad de la economía argentina, y en un contexto económico donde la macro muestra señales de recuperación, muchas empresas enfrentan un dilema crítico: ¿Cómo ganar competitividad cuando los costos en dólares siguen en alza? Esta paradoja, detallada en un reciente informe de la Fundación Mediterránea, es uno de los principales desafíos que marcarán la Economía de Argentina en 2025.
Un 2025 con expectativas positivas, pero desafíos estructurales
El Ieral estima que la economía nacional crecerá un 5% en 2025, impulsada por una mejora en el poder adquisitivo de la población y un mayor acceso al crédito. La obra pública podría tener un repunte gracias al superávit fiscal de algunas provincias, y una eventual estabilidad macroeconómica podría atraer inversiones del exterior.
Sin embargo, este escenario contrasta con la mirada de muchos referentes del agro, la industria, la minería y el turismo. Estos sectores —altamente expuestos al mercado internacional— ven amenazada su competitividad por los elevados costos dolarizados, que superan sus márgenes de rentabilidad y dificultan su inserción global.
La microeconomía no repunta al ritmo de la macro
Tal como lo analiza el Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, mientras los indicadores macroeconómicos mejoran, las empresas enfrentan costos laborales crecientes, insumos más caros y una presión impositiva constante. Especialmente afectadas están las economías regionales y los sectores sustitutos de importaciones como los textiles, electrodomésticos e informática, que lidian con desventajas frente a competidores internacionales.
Estrategias para ganar competitividad
El informe del Ieral plantea varias alternativas para que las empresas puedan recuperar margen de acción:
- Aumentar el volumen de ventas: Aunque es difícil, vender más puede compensar márgenes reducidos. Esto requiere reducir precios, lo que se complica con costos altos. Un aliado podría ser el crédito, que promete crecer durante 2025.
- Reducir costos fijos y variables: Entre los fijos se encuentran los salarios y alquileres. Sin embargo, achicar personal implica riesgos sociales y pérdidas de conocimiento estratégico. En cuanto a los costos variables, se apunta a mayor mecanización (como en cosechas) y a optimizar insumos, aunque no siempre es posible reducir precios en materias primas.
- Innovar y diversificar la oferta: Un ejemplo exitoso es el caso del vino mendocino, que en los años ’90 apostó por mejorar su calidad, atraer inversiones y enfocarse en el cliente internacional. Esta misma estrategia reaparece hoy con la creación de Azul y Blanco, una nueva empresa surgida de la alianza entre la familia Urquía y la británica Boutinot Wines, que llevará vinos argentinos a más de 45 países.
El vino argentino, símbolo de resiliencia y expansión
Esta alianza estratégica demuestra cómo, incluso con un dólar alto, se puede competir. Azul y Blanco combina la red comercial global de Boutinot con la capacidad productiva nacional para conquistar nuevos mercados. En el Reino Unido, ya se presenta la línea Contratista, basada en varietales con identidad local y foco en calidad.
Además, Argentina se posicionó como el 9° consumidor global de vinos y el 11° exportador. Con más de 200 mil hectáreas de vid y 856 bodegas activas, el sector vitivinícola es un caso ejemplar de cómo combinar tradición, innovación y mercado internacional.
Oportunidades en la adversidad
En definitiva, aunque los altos costos en dólares siguen siendo un obstáculo, la Economía de Argentina ofrece oportunidades concretas para quienes apuesten por la productividad, la innovación y las alianzas estratégicas. A su vez, un experto en comercio internacional afirmó a Política 3D: «El desafío está en transformar estructuras rígidas en plataformas de crecimiento y abrir caminos dentro de un escenario complejo pero con potencial», enfatizó.