Por Clara Razu
Toda decisión nos retrotrae a un pasado que no sé si fue venturoso. O, en todo caso, venturoso para quién. Hoy, la actividad económica está reprimarizada, con una fuerte caída en los niveles de empleo, 18.000 PyMEs menos y 260.000 puestos menos de trabajo. En la provincia de San Luis, acaba de cerrar una empresa autopartista, que despidió a sus 250 empleados sin previo aviso. Y a esto se suma que los empresarios del transporte avisan que van a pagar sueldos y aguinaldos en cuotas.
Hay que tener en cuenta que las pequeñas y medianas empresas son las que más tardan en despedir porque tienen una relación mucho más cercana con sus empleados. Por lo tanto, utilizan distintas herramientas para permanecer en el mercado, aún con pérdidas.
No hay ley laboral que sustituya la demanda agregada. Por más que todas las importaciones estén abiertas y salga todo muy barato, no hay ingreso suficiente para el abastecimiento. La pérdida del poder adquisitivo en un mes, en las jubilaciones, es de 3,8 por ciento. Y, si habría que actualizar los salarios de los docentes universitarios, el Gobierno tendría que dar un aumento del 76 por ciento. Y pareciera que el Gobierno se ríe de la gente en la cara, teniendo la Ley de Financiamiento Universitario y la Ley de Emergencia Pediátrica aprobadas en el Congreso. Parece algo así como inexistencia de soberanía política.
Si hubiera que definir esta primera mitad de Gobierno de Javier Milei, lo definiría como un plan de miseria planificada. No hay nada nuevo en lo que propone el Gobierno, como el discurso de la modernización. Es miseria planificada en un país primarizado, en el que puede vivir solo un tercio de su población.
Acuerdo con Estados Unidos
Estamos en el fin de semana del Día de la Soberanía, y la soberanía tiene mucho que ver con la independencia económica, la capacidad de un gobierno de decidir su destino. Es un momento raro de este día en el marco del acuerdo macro del país con Estados Unidos.
Como si esto fuera poco, la semana pasada nos enteramos que se activó el swap, que generó una ganancia de 200 millones de dólares a Estados Unidos. Cuando se buscó esta información en nuestras cuentas públicas, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo que había un contrato de confidencialidad. Pero las cuentas públicas no tienen contrato de confidencialidad.
Caputo aseguró que Argentina no va a utilizar ni acumular reservas frente a los vencimientos del 2026, pero dada la situación que ve como beneficiosa de este acuerdo, se va a promover el endeudamiento. Cree que, al bajar el Riesgo País, vendrán inversiones. Pero no serían inversiones productivas, sino especulativas. Es decir, Argentina se va a endeudar para pagar la deuda que adquirió el propio Caputo, en el 2018.



