Mientras prometen democratizar el acceso al capital y al conocimiento, las aceleradoras definen con sus propios filtros qu proyectos merecen apoyo. Lo que parece un trampoln puede convertirse en un embudo silencioso.
11 Octubre de 2025 16.00
Las aceleradoras prometen abrir puertas: capital, mentoras, redes y exposicin. Pero en la prctica, no todo proyecto accede a esa llave maestra. El relato de democratizacin convive con reglas silenciosas que ordenan qu innovacin merece crecer y cul queda afuera. Sectores privilegiados, etapas de maduracin aceptadas, geografas con ventaja y hasta la forma en que un equipo se presenta en un pitch definen quin cruza la frontera del «acelerable«.
En Amrica Latina, donde las startups se juegan la supervivencia entre la volatilidad econmica y la falta de infraestructura, el acceso a una aceleradora puede ser un atajo decisivo. Lo que est en debate es si esas decisiones reflejan un ecosistema diverso o si, bajo la retrica de la inclusin, se repiten siempre los mismos patrones.
«En UdeSA lo acadmico y lo emprendedor se potencian», dice Andrs Porcel, coordinador del Centro de Entrepreneurship de la Universidad de San Andrs. Su enfoque combina formacin rigurosa con acompaamiento prctico, y busca que las startups lleguen con un nivel de avance que les permita aprovechar al mximo el programa. Esa exigencia de contar con un MVP y de trabajar sobre hitos concretos funciona como un filtro natural: ms que excluir, orienta a que los equipos lleguen preparados para capitalizar la aceleracin.
Los criterios que moldean el acceso
Emprelatam defiende un modelo equity-free que busca alejarse de la lgica puramente financiera. La aceleradora ya acompa a ms de 1.100 startups y scaleups en toda la regin. «No filtramos por la universidad a la que fuiste, el lugar donde vivs o de quin sos amigo», asegura Juan Manuel Amors, CEO y fundador de Emprelatam. Pero en ese afn de abrir la cancha, tambin quedan afuera los proyectos demasiado incipientes o los que requieren grandes inversiones en ciencia.
Para Amors, lo central es el equipo: la capacidad de aprender y ejecutar ms rpido que el promedio. «Un equipo gil, comprometido y con capacidad de aprendizaje suele ser un predictor de xito ms confiable que una facturacin an voltil», plantea. El nfasis en el talento fundador marca una diferencia frente a otros modelos, aunque tambin deja en evidencia que las startups de maduracin ms lenta enfrentan un camino distinto para mostrar resultados.
Desde el sector pblico, la Agencia Crdoba Innovar y Emprender se propuso compensar esa brecha. «Generamos convocatorias especficas para startups de base cientfica y tecnolgica bajo el modelo de coinversin», explica Gonzalo Valenci, director ejecutivo de la Agencia. La intencin es clara: abrir espacio a proyectos que el mercado descartara por sus tiempos largos y que ningn beneficiario puede acceder dos veces al mismo programa, con la idea de evitar un club cerrado.
Ajustarse o resistir al molde
Para las startups que logran entrar, la aceleracin puede significar tanto un salto de escala como un proceso de adaptacin forzada. Lorenzo Sacerdoti, CEO y cofundador de Cresium, recuerda cmo Pygma los empuj a mirar ms all de las fronteras locales. «Principalmente, empezar a ver el negocio con una mirada regional y no solo enfocarnos en Argentina», seala. La leccin fue valiosa, aunque no estuvo exenta de tensiones: aprender a pensar como inversores sin perder de vista la visin original.
En esa adaptacin, el riesgo es volverse demasiado homogneo. «Aprendimos qu buscan los fondos de inversin y los ngeles para que una compaa sea atractiva«, cuenta Sacerdoti. Al mismo tiempo, reconoce que el verdadero diferencial estuvo en lo intangible: la red de pares y el hbito de rendir cuentas semana a semana. Esos espacios, invisibles en las mtricas, son los que terminan marcando la cultura de trabajo.
Porcel lo observa desde la vereda acadmica: «De las startups que no se sostuvieron aprendimos la importancia de reforzar la validacin temprana de clientes, la dinmica de equipos y la estrategia de financiamiento». Su testimonio muestra que incluso en programas de prestigio, el fracaso no desaparece, solo se convierte en insumo de rediseo. Lo que cambia es quin puede permitirse fallar: para algunos, es aprendizaje; para otros, el final del camino.
La aceleracin como espacio de poder
Los relatos oficiales suelen resaltar la transparencia y la objetividad. Pero los testimonios dejan ver que detrs de cada seleccin hay tensiones inevitables. Valenci insiste en que la agencia asegura imparcialidad con jurados externos: «En muchos casos convocamos jurados internacionales para garantizar que no haya conflicto de inters«. Sin embargo, el procedimiento tambin ralentiza el proceso, un lujo difcil de sostener cuando la ventana de oportunidad de una startup se mide en meses.
Amors agrega otra capa: «El futuro de la aceleracin en la regin pasa por ms datos y menos narrativa«. Su advertencia funciona como espejo: incluso en los modelos equity-free, la narrativa sigue siendo crucial y quienes no dominan el arte de contar su historia quedan en desventaja.
Lo que emerge, entonces, es un mapa de poder distribuido entre aceleradoras privadas, universidades y agencias estatales. Cada actor promete inclusin, pero todos establecen condiciones. Sacerdoti lo sintetiza desde la experiencia de Cresium: «la forma de mostrarnos frente a inversores fue la mejor herencia del programa, porque nos oblig a pensar en grande». Esa herencia convive con la pregunta incmoda: qu pasa con los que no logran entrar al radar?
La aceleracin, lejos de ser una pasarela abierta, sigue siendo un espacio donde se decide qu tipo de futuro tiene lugar y cul no. Y esa decisin, aunque parezca tcnica, es profundamente poltica.
