22 FEB 2025 – 19:27 | Actualizado 22 FEB 2025 – 21:00
Si un rasgo es central para la vida cotidiana de cada vecino de la Patagonia, y de Chubut en particular, son las grandes distancias. Casi nada está cerca de nada, ni dentro de la provincia y ni hablar respecto del resto del país, donde se concentran no sólo las poblaciones sino las decisiones políticas y productivas. Y este rasgo puede influir sobre muchas grandes determinaciones de vida familiares y personales, desde dónde vivir hasta dónde estudiar.
Cualquier gobierno nacional serio y razonable, que de verdad pensara en una comunidad federal, sería estratégico para cranear cómo aliviar las consecuencias de tamaña geografía. Claro que no es el caso de la no gestión del presidente Javier Milei, que mide el valor de los ciudadanos de acuerdo a su potencial para ejecutar negocios que lo salven de modo individual. La Patagonia es un lindo lugar que está allí debajo del mapa, en algún lugar, donde quizás algún buen negocio sea posible, como los molinos eólicos. Muy poco más.
Dos datos reflejan esta ideología.
Primero, el cierre de la única oficina que Aerolíneas Argentinas conservaba en Comodoro Rivadavia. Es cierto que no hubo despidos sino reubicaciones, porque es un gremio de una fortaleza importante. Pero a los usuarios sólo les quedarán tres chances para comprar, reclamar, sugerir y acaso recibir alguna vez una respuesta: la página web de la empresa, el canal de WhatsApp o el call center. Se sabe y el futuro ya llegó: comprar pasajes será cada vez más fácil, pero el vuelto será intentar ejercer cualquier derecho como consumidor. Nadie nunca contesta, apostando al cansancio del quejoso.
A no confundirse. No son reacomodamientos fruto de una tormenta de ideas ni tácticas para una mejor atención: es lisa y llanamente el vaciamiento por goteo de una empresa clave para los patagónicos y los miles de kilómetros que suelen tener que enfrentar. El sur argentino necesita más abanico de servicios, no menos. Cada oficina que cierra es un retroceso, sea como sea que lo disfracen. Hacer las cosas más complicadas es justo lo opuesto a modernizarse.
El segundo dato es el anuncio de que se recortará el 30% del personal de Vialidad Nacional. Es redundante describir el estado calamitoso de las rutas federales que cruzan Chubut y las tragedias que se han producido. No hay mucho personal ni máquinas para intentar dejar en condiciones dignas lo que hoy es un compilado de cráteres en el pavimento. ¿Cómo sería un invierno de los duros con esas vías tapadas y nadie que se haga cargo?
Es simple inferir qué escenario nos espera si la motosierra hace lo suyo en ese campo. Las rutas son los vasos comunicantes para los chubutenses, que de hecho necesitan más y mejores vías para una economía que se precie y para un turismo que explote. Ya nos abandonaron con 60 kilómetros de la Doble Trocha Trelew-Puerto Madryn y obligaron a la Provincia a una ingeniería que le permitiera reiniciar la obra a cambio de menos deuda.
La Casa Rosada cree de corazón que se trata de despedir gente porque sí, sin siquiera oler la importancia de sus funciones técnicas, de lo específico de cada trabajo. Su idea de la eficiencia es no gastar, ni siquiera gastar mejor; la inversión social es una entelequia a desterrar.
La Patagonia libertaria es un amplísimo territorio con manchitas de gente cada tanto, población que debe arremangarse para arreglárselas en soledad porque tampoco está dispuesta a hociquear.
El Estado –lo que queda- se irá muy lento como para que el desmantelamiento no se perciba hasta que ya sea insoportable. De todo va quedando menos: oficinas, trabajadores, presupuesto, obra pública, programas, ayudas. Por supuesto que aunque se anunció, no se auditó nada para saber si ese presunto “gasto” era inútil o improductivo, mucho menos para sostenerlo con un enfoque mejor. Se presionó delete del Excel y a otra cosa.
A poco más de un año del nuevo Gobierno Nacional, la mentada batalla cultural también es ésta: cuál mirada prevalecerá sobre este rincón del mundo y sobre el valor de sus ciudadanos, y cómo responderá la política provincial y regional si acaso esa mirada es dañina para los intereses chubutenses.
De esta pulseada dependerán todas las demás.
