Lo soñaron, se lo propusieron, trabajaron y lo hicieron
Recuerdo que el año pasado entrevistando a Bertrand Piedrasanta, presidente de la federación de Guatemala, sobre la revolución del surfing chapín, mencionó que uno de sus grandes objetivos era lograr un panamericano.
Lo decía como algo lejano. Ya estábamos en un ALAS y el país ya había logrado organizar un par, pero el hombre se había propuesto ir a más.
Yo reaccioné un poco descreído, pero Bertrand lo dijo con la convicción del loco que, no sabe cómo, pero va a lograr lo que se propone.
Seis meses más tarde escribo estas letras desde la playa El Rosario, en Guatemala donde acaba de disputarse el primer día del XVIII panamericano de surf de la historia, el primero en Guatemala.
Los chapines lo hicieron realidad y, hablando en serio, no es fácil organizar una cosa de estas.
Si se mira hacia atrás Perú, con su gigante estructura y expertise en organización hizo la gran mayoría de panamericanos. Luego hubo dos en Panamá y allá lejos los de Margarita y Guadalupe.
Aquel sueño, aquella locura es absolutamente real. Y debo decir que, ¡qué bien los que se animan, qué bien los que sueñan y qué bien los que ejecutan!
Los eventos como estos marcan un antes y un después en la vida de un país y ni que hablar en el surfing de un país.
Va a quedar una huella gigante por este panamericano. Y justo hoy vino el presidente del comité olímpico chapín, Gerardo Aguirre, a la cabina de transmisión, y con él hablamos de la capacidad que tiene el deporte de cambiar vidas y hacer bien a una sociedad.
El panamericano es un grano de arena más de esta federación.
Y para los que nos tocó venir a trabajar y a disfrutar, realmente cuesta elaborar algo que haga justicia, pero lo voy a intentar: La costa de Guatemala está en el punto justo de gusto, el punto caramelo de evolución… Todavía es roots pero tiene el desarrollo, las carreteras, la infraestructura y los lugares cómodos para quedarse al nivel correcto.
Y está bien bien lejos de los rascacielos y el desarrollo desmedido.
Y sí, se puede surfear solo en cientos de kilómetros de costa. Y las olas son tubulares y bien poderosas.
Bien por Guatemala y bien por este panamericano. Y bien por ese mensaje y aquella locura, de soñarlo y de cumplirlo.