Gabriel Vidal Rodríguez, referente de la Cooperativa Virgen de Fátima, encendió las alarmas sobre una problemática que golpea con fuerza a los comerciantes del rubro cárnico en Posadas.
Durante una entrevista con PRIMERA EDICIÓN expresó su preocupación por el avance del contrabando de carne desde Paraguay, los efectos de la diferencia cambiaria y la caída del consumo interno. Todo esto, en un contexto que combina informalidad, competencia desleal y una demanda deprimida.
Según explicó el comerciante, cada vez son más los consumidores que cruzan la frontera para comprar productos del otro lado del Paraná, especialmente carne vacuna, porcina y otros alimentos.
Lo que comenzó como una tendencia aislada se volvió una práctica diaria que, aunque ilegal, resulta difícil de controlar. Rodríguez lo expresó con claridad al afirmar que “estamos hablando del contrabando diario” y señaló que no se trata de grandes cargamentos, sino de una modalidad extendida que definió como “contrabando hormiga”.
Con conocimiento del tema, describió cómo funciona ese mecanismo informal. Indicó que se utilizan pequeños envoltorios o cargas disimuladas entre pertenencias personales, lo que dificulta el accionar de los controles: “Si yo traigo un kilo de carne, lo hago en un paquete disimulando (…) Es un contrabando hormiga”. Contó además que regresó recientemente desde Paraguay, en viaje vinculado a actividades por el Rally Mundial, y observó la escasa rigurosidad de los retenes: “Son controles muy básicos”, cuestionó.
El fenómeno, lejos de ser menor, adquiere volumen cuando se considera la cantidad de personas que cruzan diariamente el puente internacional San Roque González. “Estamos hablando de que pasan entre 12 y 15 mil personas por día”, sostuvo.
Rodríguez reconoció que el precio de la carne paraguaya no difiere tanto del argentino, pero remarcó que existen variaciones que pueden ser determinantes para el consumidor. Aclaró que “hay diferencias” y que muchas personas aprovechan el viaje para adquirir otros productos además de la carne.
También apuntó que la calidad del producto paraguayo ha mejorado sustancialmente en los últimos años. “Paraguay tiene muy buena carne, mejoró muchísimo”, afirmó.
En esa línea, explicó que mientras la ganadería argentina retrocedía por falta de políticas claras, Paraguay avanzó con inversiones sostenidas y planificación a largo plazo. “Nosotros estamos atascados hace 25, 28 años, y ellos vienen evolucionando hace 25, 28 años. No existimos”, lamentó.
Incluso aseguró que en varias ediciones de la Exposición Rural de Palermo los paraguayos compraron genética bovina argentina, lo que demuestra su apuesta por el desarrollo del sector. “Nosotros seguimos para atrás y ellos siempre van para adelante, despacito, pero van para adelante”, reflexionó.
La preocupación no se limita al ingreso de productos extranjeros por canales informales: Rodríguez también describió las consecuencias que el fenómeno genera en el consumo interno. Dijo que en los últimos meses se sintió una fuerte caída, estimada en entre un 20% y un 30%. La razón principal, explicó, es la pérdida de poder adquisitivo y la competencia directa que representa el mercado paraguayo. “La gente va a Paraguay, compra carne y mercadería allá, y esa plata no me llega a mí”, advirtió.
Desde su perspectiva, esa dinámica obliga a los comerciantes locales a reducir su estructura de trabajo, con consecuencias directas sobre el empleo. “Tarde o temprano voy a tener que achicar la estructura. Alguien se va a quedar sin trabajo”, lamentó.
Finalmente respondió a quienes critican a los comerciantes argentinos por quejarse ahora, cuando años atrás eran los paraguayos quienes cruzaban masivamente a comprar en Posadas. Aclaró que en aquella época las condiciones eran muy distintas. “Cuando era al revés, estábamos peleando contra una inflación de más de 20 puntos mensuales. Esa plata no se capitaliza”, sentenció.