Una exigencia política y estratégica más que comercial. Así interpretan distintos analistas en nuestro país el reclamo del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, quien reveló que el presidente Javier Milei se “comprometió a sacar a China de la Argentina”.
Está en juego uno de los tres principales socios comerciales de la Argentina, junto con Brasil y Estados Unidos. y el reclamo llega en momentos en que está a punto de estrenarse el primer vuelo directo entre Buenos Aires y Shanghai, una llave para el turismo.
“El 80% de nuestras exportaciones de carne y el 70% de los granos va a China. Es un vínculo comercial muy importante y no va a dejar de existir. Por el contrario, la tendencia lógica es que crezca”, pronosticó Diego Guelar, exembajador en China durante el gobierno de Mauricio Macri, ante una consulta de LA NACION. Pero advirtió, al mismo tiempo, que la relación estratégica con Washington, en términos políticos, es fundamental. “No estamos en el medio. Somos Occidente y no existe la opción Estados Unidos o China”, planteó.
“Estados Unidos quiere a la Argentina como un socio político en la región, para compensar la creciente presencia de China en los últimos años. Habrá que esperar decisiones concretas. Me parece que la posición de Bessent apunta más a contener el futuro de esa influencia política que a desarmar el avance de la relación comercial”, explicó Marcelo Elizondo, presidente del Comité Argentino de la Cámara de Comercio Internacional.
En noviembre de 2024, los presidentes Xi Jinping y Javier Milei se reunieron durante la Cumbre del G-20 realizada en Río de Janeiro y ambos líderes acordaron “seguir trabajando en el fortalecimiento de los lazos comerciales y en el desarrollo de proyectos conjuntos que beneficien a las dos economías”.
Para el analista político Rosendo Fraga, la declaración de Bessent no es una sorpresa. “Ratifica la posición que Milei asumió de entrada. Dijo públicamente que tenía dos aliados: Estados Unidos e Israel. Y en sus dos años de gobierno lo ha cumplido. Su agenda diplomática se ha concentrado en Estados Unidos y Europa y nunca viajó a países de Asia, Africa y Oceanía”, precisó, en diálogo con LA NACION.
Sostuvo, así, que el objetivo explícito de Estados Unidos es neutralizar la influencia de China en la región, como lo hacía durante el gobierno de Alberto Fernández”.
Explicó que a China y a Estados Unidos les interesa el tema nuclear y las cuestiones estratégicas y geopolíticas, como el paso interoceánico del sur, en Ushuaia, donde la Argentina proyecta construir una Base Naval Integrada y un Polo Logístico Antártico. “Si se llegara a cerrar el Canal de Panamá, ese sería el único paso del Atlántico al Pacífico”, apuntó Fraga. No descartó, en ese sentido, que el gobierno de Milei avance en un acercamiento con Washington en ese punto sensible, a 780 kilómetros de Malvinas.
Otro punto estratégico para el gobierno de Donald Trump es limitar la compra de armamentos de origen chino. “Aunque del total de armas compradas por países de América Latina a China en los últimos diez años no pasa del 5%”, aseguró Fraga. “Hace varios años existen proyectos de inversiones china en materia nuclear. Milei los demoró. Pero todos sabemos que una característica de la filosofía china es la paciencia”, señaló.
Al margen de ello, se mantiene la base de observación satelital que China puso en marcha en Neuquén, en medio de un fuerte hermetismo. Solo trascendió que no tiene uso militar directo.
En cuanto a los aspectos económicos y financieros, se estima que el gobierno de Trump buscará que la Argentina salga del swap de China, que representa unos 18.000 millones de dólares, una suma similar a la ayuda norteamericana de 20.000 millones de dólares.
El comercio entre los países que gobiernan Milei y Xi no tiene demasiada gravitación, pero la Argentina le compra a China el doble de lo que China le compra a nuestro país. En la última década se profundizó la balanza comercial deficitaria. “China es uno de los principales compradores en el mercado de soja. Pero la Argentina exporta por US$12.000 millones e importa por US$24.000 millones. No es un tema central ni para Estados Unidos, ni para el país asiático”, evaluó Fraga.
Elizondo, en tanto, insistió en que la mayor fortaleza del vínculo con China es el comercio. “Históricamente la Argentina exporta a China por US$8000 millones e importa por US$15.000 millones. Uno de los focos de interés son los granos y el swap es muy útil desde el punto de vista financiero”, dijo.
De todos modos, advirtió que China prometió inversiones que no concretó en energía, transporte e infraestructura.
“No creo que exista un planteo para que se reduzca la relación comercial. Lo que se está pidiendo es que no haya avances en temas estratégicos, como la Hidrovia, el 5-G, los puertos en el sur”, graficó Elizondo. Pronosticó, en ese sentido, que el swap con China mkuy probablemente se cancele cuando llegue el vencimiento.
Estimó, además, que Milei “desregulo bastante el comercio exterior y eliminó obstáculos, lo que mejoró la relación con China, Brasil y todos los países. Explicó que antes importar desde China implicaba pagar el Impuesto PAIS, soportar la brecha cambiaria y someterse a regulaciones. Mejoró el vínculo comercial con todos”.
El embajador Guelar, en tanto, señaló que América Latina tiene 500.000 millones de dólares de comercio bilateral con China y el intercambio entre Estados Unidos y el país asiático llega a 700.000 millones de dólares. “Hay una intensa competencia, sobre espacios compartidos”, observó.
“Los dos grandes países tienen una presencia muy importante. El vínculo comercial con China es muy gravitante y no va a dejar de existir. Sería bueno un crecimiento de la inversión norteamericnana”, señaló Guelar. Tiene claro que “desde el punto de vista político, incluida la seguridad y la defensa, es más importante la relación con Estados Unidos. Pero no hay que subestimar los lazos comerciales y financieros con China”.