[LIMA, SciDev.Net] Entre septiembre y octubre de 2023, una ola de calor extremo calentó los ríos y lagos del Amazonas. En el Lago Tefé, en el corazón de la selva brasileña, las embarcaciones quedaron varadas, los peces murieron por miles y las imágenes de delfines muertos dieron la vuelta al mundo.
“Hacía mucho calor, el sol calentaba, el agua estaba caliente, el barro estaba caliente, todo estaba caliente. Nunca había visto nada así”, recuerda Silas Rodrigues, presidente de la comunidad Bom Jesus, a orillas del lago Tefé.
Ahora, un estudio científico confirma que el lago donde Rodriguez ha vivido por casi cuarenta años alcanzó 41°C en el punto más crítico de la sequía. La investigación, liderada por el Instituto de Desarrollo Sustentable Mamirauá de Brasil y publicada en Science Advances, revela además que las aguas amazónicas se están calentando a un ritmo sin precedentes: cerca de 0,8 °C por década, muy por encima del promedio global.

La muerte de peces y delfines en lago Tefé, en la Amazonia brasileña, llamó la atención sobre el aumento de las temperaturas en los ríos y lagos de la región. Crédito de la imagen: Miguel Monteiro / Instituto Mamirauá.
“Hasta ahora, la mayoría de estudios se habían hecho en lagos templados de Estados Unidos o de Europa. Pero aquí [en la Amazonía] estamos hablando de un proceso diferente, uno tropical. Antes solo habían proyecciones, pero en 2023 comprobamos que se trata de un fenómeno de gran escala y con muchos impactos socioecológicos”, destacó a SciDev.Net Ayan Fleischmann, autor del estudio e investigador del Instituto Mamirauá.
La investigación, en la que participaron expertos internacionales, combinó observaciones en campo para registrar lo que estaba ocurriendo durante la sequía de 2023 con análisis de imágenes satelitales para comprender los cambios en las últimas tres décadas. Además, a través de modelos matemáticos, el equipo identificó las causas por las que las aguas amazónicas se están calentando con tanta rapidez.
Los hallazgos revelaron que cinco de los diez lagos monitoreados en el centro de la Amazonía registraron temperaturas diurnas superiores a 37°C. El lago Tefé presentó el valor más alto observado hasta ahora, 41°C, una temperatura que además se considera superior al límite de tolerancia para la vida acuática. “Se trata de valores muy superiores a las temperaturas habituales de estos sistemas: la temperatura media de la superficie del agua durante el día en los lagos tropicales suele oscilar entre 29°C y 30°C”, indica el estudio.
“Hasta ahora, la mayoría de estudios se habían hecho en lagos templados de Estados Unidos o de Europa. Pero aquí [en la Amazonía] estamos hablando de un proceso diferente, uno tropical. Antes solo habían proyecciones, pero en 2023 comprobamos que se trata de un fenómeno de gran escala y con muchos impactos socioecológicos”.
Ayan Fleischmann, investigador del Instituto Mamirauá
Entre otros datos, el estudio revela que la superficie del lago Tefé se redujo en 75 por ciento, y en el Lago Badajós llegó incluso a 92 por ciento. Esta importante reducción de la superficie del agua se debió al descenso del nivel de los ríos, y la poca profundidad coincidió con el calentamiento excepcional de las masas de agua.
Además, los datos satelitales de 24 lagos brasileños mostraron que el calentamiento registrado en 2023 no fue un evento aislado. Desde 1990, las temperaturas superficiales del agua en la Amazonía han aumentado en promedio 0,6 °C por década, con tendencias que alcanzan hasta 0,8 °C en algunos lagos como Tapajós, Amanã y Janauacá.
Fleischmann subraya que estos datos evidencian una tendencia sostenida del calentamiento en los lagos amazónicos, donde aún hay muy poco monitoreo. Con ello coincide Andrea Encalada, investigadora del Panel Científico por la Amazonía, quien no participó en el estudio.
La científica ecuatoriana especializada en ecología de ríos tropicales dice a SciDev.Net que estos hallazgos muestran con claridad cómo el cambio climático está alterando los sistemas de agua dulce en la región tropical.
“Los hallazgos de Fleischmann y colaboradores son profundamente reveladores y a la vez alarmantes. Lo que ocurre en los lagos amazónicos no es un episodio aislado, sino un signo claro de que los sistemas acuáticos tropicales están alcanzando límites críticos frente al cambio climático”, concluye.
Un llamado desde la Amazonía
La sequía de 2023 dejó huellas profundas. “Murieron muchos peces y había un olor horrible. El agua quedó muy contaminada”, cuenta Rodrigues. Fleischmann, por su parte, recuerda cuando en septiembre los pescadores de Tefé acudieron al Instituto Mamirauá para alertar sobre la muerte de delfines en el lago. Ese episodio marcó el inicio de su investigación.
“Cuando el río o el lago amazónico se seca, se seca también la vida de la gente que depende tanto de él para su transporte, su vida y su cultura”, reflexiona.

Los efectos en los lagos amazónicos son un signo claro de que los sistemas acuáticos tropicales están alcanzando límites críticos frente al cambio climático. Crédito de la imagen: Miguel Monteiro / Instituto Mamirauá.
Por ello, los especialistas resaltan la importancia de fortalecer la cooperación entre la ciencia y las comunidades locales para enfrentar los futuros eventos climáticos. Rodrigues insiste en que se deben hacer los estudios técnicos “junto con los ribereños, para no causar daño ni al ambiente ni a la gente”.
Fleischmann comparte esa visión y la lleva consigo en su participación en la COP30, que se realiza en la ciudad de Belén, Brasil. “Necesitamos invertir en ciencia, tecnología y monitoreo junto a las comunidades locales; no es una campaña de uno o dos años, sino un esfuerzo sostenido”, advierte.
Para Encalada, la prioridad es fortalecer las redes de monitoreo. “La Amazonía es un sistema centinela del planeta. Si incluso sus ecosistemas acuáticos están alcanzando límites de resiliencia, significa que estamos ya cerca de puntos de no retorno ecológico”, resalta.
Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net






