Un pequeño pestillo libera una trampilla del tamaño de un azulejo en el muro de una sala del tercer piso del Gran Teatre del Liceu. Desde allí, se obtiene una discreta visión sobre todo lo que ocurre en la Sala dels Miralls. Es el agujero desde el que se podía espiar a la alta sociedad antes, después y en los descansos de las funciones de ópera, y que ha sobrevivido gracias a que este emblemático salón y sus salas adyacentes se salvaron del incendio que destruyó el teatro el 31 de diciembre de 1994.
La trampilla espía se encuentra en una de las salas que se reservaban antiguamente para el uso de los mecenas del teatro. Hoy, este agujero aún existe, pero su acceso es más complicado, pues se encuentra detrás de un gran cuadro eléctrico y se llega tras recorrer unos metros de estrecho pasillo que queda entre el citado cuadro y el muro.

La trampilla coincide con un pequeño dibujo cuadrado que se encuentra sobre una pintura del compositor italiano Vincenzo Bellini
Xavi Casinos
Este es uno de los grandes secretos del Liceu que guarda el teatro y que incluso ignoran buena parte de los empleados, por haber quedado en un lugar de difícil acceso. No fue así en tiempos pasados, en los que mirar a través de este agujero fue uno de los pasatiempos de los miembros de la alta sociedad que tenían acceso a esta sala. Era, como ya se ha apuntado, una de las dos que se reservaban a quienes patrocinaban la actividad del teatro y que han llegado hasta nuestros días, aunque con otro uso.

La Sala dels Miralls es uno de los espacios más emblemáticos del Liceu
Xavi Casinos
La Sala dels Miralls es uno de los espacios más emblemáticos del Liceu. Es, además, el único acceso directo con el vecino y selecto club del Cercle del Liceu. Eso sí, a través de una doble puerta que solo se puede atravesar si cada una de las partes abre la que le corresponde. Cosas de la vieja burguesía.