CLARÍN En el mundo hay gran sorpresa con la gestión del presidente Miel por el alto grado de avance en el cambio de rumbo que prometió. Esto se logró con el apoyo de la mayoría de los argentinos y, a pesar, del esfuerzo y sacrificio que hubo que hacer; tal cual lo había anticipado el mandatario en su campaña. Hoy hay modificaciones evidentes respecto al camino de decadencia que recorrimos durante décadas.
1) El Gobierno demostró que la inflación es efectivamente monetaria y que se resuelve dejando de emitir para financiar los excesos de gasto de los gobiernos de turno.
En realidad, hubiera bastado con preguntarle a cualquiera de los bancos centrales de los países vecinos cómo lograba darle un dígito de inflación anual a su gente, para que le respondieran que el “milagro” era producir tan sólo un poco más de moneda de lo que la gente demanda.
Es lo que está pudiendo hacer, en forma creciente, nuestro Banco Central (BCRA). Aún le falta algo que los otros bancos centrales tienen, un mínimo de solvencia; ya que este gobierno lo recibió absolutamente quebrado.
Sin embargo, en la medida que se vaya reduciendo dicha insolvencia, tendrá más capacidad de preservar el valor de nuestra moneda. Así se garantiza la actual desaceleración inflacionaria y podría lograr un dígito de inflación anual para 2026 o 2027.
2) Contra todos los pronósticos, equilibró las cuentas públicas e, incluso, tuvo un ahorro fiscal.
Es cierto que se ha hecho con un gran ajuste del gasto estatal vía licuación. Sin embargo, se está encarando una reforma para eliminar toda erogación que beneficiaba a corporaciones que parasitaban el Estado, para destinar esos recursos a funciones que le son útiles a los argentinos.
3) Es falso que el ajuste se hizo aumentando la presión tributaria. Los que dicen eso es porque no han contabilizado la enorme reducción del impuesto inflacionario, cuyo mayor impacto negativo recaía en las personas de menores ingresos. Esto implicó el inició de una reforma tributaria que ya derivó en la eliminación del Impuesto País y algunos otros gravámenes.
Como el peso del gasto estatal no va a aumentar en términos de la producción argentina, el Gobierno se comprometió a seguir con la baja y quita de otros impuestos dañinos. De todas formas, queda por hacer una profunda reforma que termine en un verdadero Federalismo Tributario, acabando con el perverso régimen de Coparticipación Federal.
4) Era una odisea invertir y producir en un país que tenía más de 70.000 regulaciones; porque cada funcionario que asumía consideraba que podía decirnos cómo trabajar, crear o manejar nuestro negocio mejor. Por ello, el Gobierno intentó un cambio profundo con el DNU 70/2023 y el Proyecto de Ley Bases original.
Al primero lo recortó la Justicia en su parte laboral y, al segundo, tuvo que retirarlo y enviar otro proyecto menos ambicioso, que terminó siendo sancionado más “diluido” aún. Lógico, durante décadas, muchas corporaciones políticas, gremiales, empresariales e intelectuales lograron prebendas que les permitían ganar más plata a costa del bienestar del resto de los argentinos. Era esperable que “presionaran” para lograr que algunos legisladores “protegieran” dichos beneficios.
De todas formas, es notable el trabajo del Ministerio de Desregulación que, con los escasos instrumentos que le delegaron los parlamentarios. Ha avanzado en gran cantidad de desregulaciones que permiten a cada vez más argentinos ver liberadas sus posibilidades de trabajar, crear y emprender mejorando el bienestar de todos.
Por supuesto, falta mucho por hacer; pero décadas de desmanejos económicos no se resuelven en un año. Un ejemplo es el cepo, que es uno de los mayores lastres heredados. Sería bueno ir pronto a un mercado cambiario único y libre, para luego continuar con la actual estrategia de desarmar las regulaciones que también éste incluye.
Sin embargo, nadie puede negarle a este gobierno la convicción y esfuerzo que pone para gestar el cambio de rumbo; lo que ya está dando resultados positivos. Desde el segundo trimestre cada vez más argentinos ven que sus ingresos logran ganarle a una inflación que se desacelera fuerte. A mediados de año, este proceso se consolidó con el inicio de una sólida recuperación económica.
Es cierto, todavía hay mucho terreno perdido por recuperar; pero manteniendo el rumbo no sólo se logrará eso, sino generar aún muchas más oportunidades de realización y progreso para todos.
Una vez superadas las urgencias económicas, queda avanzar en lo que es importante, como mejorar la Salud y la Educación. Incluso, algo mucho relevante aún para el futuro de los argentinos, reconstruir una calidad institucional que fue corrompida por los gobiernos populistas que supimos votar. Sin embargo, los argentinos ya hemos empezado a aprender que la magia no existe y que las cosas hay que hacerlas en los plazos humanamente posibles, dada las restricciones políticas locales y el contexto internacional existentes. Éste es el camino a sostener.