
Las billeteras llenas de efectivo y los billetes arrugados ya parecen reliquias de museo. Mientras unos aún buscan monedas en el fondo del bolso, la mayoría simplemente acerca el teléfono o la tarjeta y sale con la compra en segundos. La adopción de pagos digitales crece a un ritmo que deja a coleccionistas de monedas sin material de trabajo, y lo hace por buenas razones: rapidez, sencillez y la conveniencia de olvidarse del efectivo.
Cuesta creer que hasta hace poco pagar implicaba largas filas y pesadillas de cambio mal contado. Ahora, con un toque, la operación queda resuelta, las cuentas quedan claras y hasta el pequeño comercio accede a un ecosistema más ágil y transparente.
El informe de SNS Insider proyecta que el mercado global de pagos Tap to Pay podría alcanzar los 194.510 millones de dólares en 2032, impulsado por una tasa de crecimiento anual del 17,59% desde 2024. La adopción de pagos digitales, especialmente a través de tecnologías sin contacto como el Tap to Pay, experimenta un crecimiento acelerado en América Latina y Colombia, donde más de la mitad de las compras con tarjeta ya se realizan bajo esta modalidad, según datos de Visa.

De acuerdo con Visa, las transacciones con tecnología contactless en América Latina aumentaron un 300% entre 2020 y 2023. En Colombia, este tipo de pagos representa ya más del 50% de las operaciones con tarjeta, lo que evidencia una transformación significativa en los hábitos de consumo y en la manera en que los comercios gestionan sus ventas.
Es preciso indicar que este fenómeno no solo responde a la modernización, sino que se ha convertido en un factor clave de competitividad para los comercios, tanto grandes como pequeños.
Lucas Souza, director de KVZ Labs de Kuvasz Solutions, explicó que la aceptación de medios de pago electrónicos, desde datáfonos hasta pagos sin contacto, se ha vuelto indispensable para los negocios que buscan ampliar su base de clientes.
“El aceptar medios de pago electrónicos, desde el uso de datáfonos y pagos sin contacto ya no es una cuestión de modernidad, sino de competitividad. Al sumar esta opción, los comercios se abren a más clientes y más oportunidades de venta”, afirmó Souza.

El mercado mundial de terminales de punto de venta (POS) también muestra un crecimiento sostenido. Según el informe más reciente de MarkNtel Advisors, el valor de este segmento se estimó en 113.380 millones de dólares para 2024 y se prevé que alcance los 186.410 millones de dólares en 2030.
El estudio indica que la tasa compuesta anual de crecimiento (CAGR) será cercana al 8,64% entre 2025 y 2030, lo que refleja la consolidación de los POS como herramientas esenciales para la gestión de pagos electrónicos en todo el mundo.
El auge de los pagos sin contacto y la expansión de los terminales POS sugieren, según Souza, una evolución duradera en los patrones de consumo globales. El experto de Kuvasz Solutions señaló que la rápida adopción de tecnologías como el Tap to Pay responde a la demanda de experiencias de pago más ágiles y seguras, y representa una oportunidad para que negocios y bancos actualicen sus sistemas sin excluir a ningún usuario.
Souza agregó: “Este progreso, en lugar de descartar otros métodos, expande el ecosistema financiero y lo convierte en uno más adaptable, asequible y eficaz”.

A pesar de estos avances, la modernización de los comercios en Colombia enfrenta obstáculos importantes. Entre los desafíos más relevantes se encuentran la falta de infraestructura tecnológica adecuada, los altos costos iniciales para implementar sistemas de pago digital, la limitada educación digital y financiera, y la desconfianza en la seguridad de las transacciones electrónicas.
Además, la preferencia cultural por el efectivo y la escasa difusión de programas de apoyo público dificultan la adopción masiva de estos métodos, especialmente en pequeñas empresas y zonas rurales.
Esta situación plantea la necesidad de estrategias que aborden tanto la capacitación como la infraestructura, para que la digitalización financiera beneficie a todos los actores del mercado.
En este contexto, la evolución de los pagos digitales y sin contacto se perfila como un proceso continuo, en el que la colaboración entre empresas tecnológicas, entidades financieras y autoridades públicas será determinante para superar las barreras existentes y consolidar un ecosistema financiero más inclusivo y eficiente.