El gobierno del alcalde Jaume Collboni exaspera a comerciantes y restauradores del Born. Denuncian que los planes municipales comprometen su singular ecosistema. El comercio subraya que las restricciones al tráfico privado previstas en la nueva Via Laietana le aislarán del resto de Barcelona y del área metropolitana. Y la restauración, que el ejecutivo piense que el mejor modo de rebajar el ruido sea restringir sus horarios.
Y no es un frente común contra el Consistorio. Unos y otros no se llevan tan bien como para levantar la misma barricada. Se trata de una confluencia de malestares que revela el enrarecimiento de las relaciones entre el ejecutivo y el tejido productivo de Barcelona. Muchos esperaban que tras dos años las políticas de Collboni presentaran un giro con respecto a las de Ada Colau. La inminente inauguración de la muy esperada reforma de la Via Laietana no será tan festiva como cabría esperar.

Las terrazas del paseo del Born son en este momento motivo de controversia
Àlex Garcia
“La Via Laietana siempre fue la correa de transmisión de las partes alta y baja de Barcelona –dice Juan Carlos Arriaga, de Born Comerç–, y también una puerta de entrada del área metropolitana. Tenemos diseñadores locales, talleres de artistas, restaurantes… Son ofertas que se complementan. La gente viene a comprar, comer, tomar una copa… Y ello es posible porque tenemos turistas y gente del barrio, la ciudad y el área metropolitana. Si nos aíslan y encima restringen las terrazas, perderemos al cliente local y llegarán tiendas de camisetas horteras”.
David Barrosa, de los tenderos del mercado de Santa Caterina, dice que el creciente desapego de tantos barceloneses por el centro ya se cobró dos pescaderías del recinto, dos puestos ahora dedicados a la venta de bandejas de pescado frito para llevar. “La gentrificación nos dejó sin vecinos, y tenemos el mejor sistema de reparto a domicilio de la ciudad; pero, si la gente no puede venir cómodamente, nos convertiremos en un parque temático para turistas”. “Necesitamos mejoras en limpieza y seguridad –tercia Salvador Sans, de Cafés el Magnífico–, y no más restricciones. Necesitamos que el Ayuntamiento nos escuche. Los turistas compran cafés para llevar, y son una ayuda, pero llevamos más de cien años gracias a la gente de los barrios”.
Entidades de comerciantes piden al alcalde que reconsidere las restricciones al tráfico de Via Laietana
No es un asunto de barrio, sino de ciudad. Hace poco, más de 50 entidades, empresas y lobbies escribieron al alcalde para pedirle que reconsidere las restricciones al tráfico privado previstas en la nueva Via Laietana. “Esta restricción en sentido ascendente puede comportar graves consecuencias tanto para el desarrollo de la vida cotidiana de los vecinos como para la actividad económica del barrio”, puede leerse en la carta. Entre los firmantes, comerciantes del Gòtic, la Barceloneta, la propia Via Laietana… y también Barcelona Oberta, Foment del Treball Nacional, la Cambra de la Propietat Urbana, el Gremi d’Hotels… El malestar va más allá del Born.
La misiva desencadenó una reunión de urgencia donde el alcalde pidió a las asociaciones que le hagan llegar sus propuestas. Las entidades ultiman su lista sin muchas esperanzas. A la par también preparan un manifiesto de protesta. Y recuerdan que el año pasado una sentencia tumbó esta reforma, y que otras denuncias aún aguardan sus fallos.

En el Born abunda una gran variedad de negocios
Àlex Garcia / Propias
El ambiente, los comentarios y los murmullos el jueves por la noche entre los asistentes al cóctel de la entrega de premios de la Associació Passeig de Gràcia también mostraron esta decepción. Y en su discurso, Luis Sans, presidente de esta entidad comercial, advirtió que Barcelona está malgastando oportunidades, que el encarecimiento de la tasa turística tendrá efectos sobre las ferias y los congresos, que el Ayuntamiento ha de reformar el plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (Peuat), que deberíamos iluminar nuestras fuentes más allá de las diez de la noche…
Además, el Ayuntamiento arrancó esta primavera su plan contra el ruido en el paseo del Born y alrededores, un plan que ya contempla reducciones de hasta dos horas en el funcionamiento de bares y restaurantes y de sus terrazas. Los sonómetros arrojaron de madrugada registros de más de 65 decibelios. El ejecutivo argumenta que estos resultados contravienen la ordenanza de medio ambiente, no son compatibles con el descanso y le obligan a tomar medidas, de ahí su ultimátum a una veintena de restauradores: si en nueve meses los niveles de ruido no se rebajan en cinco decibelios, adelantará una hora el cierre de sus establecimientos y terrazas. Y si nueve meses más tarde la situación no mejora, recortará otra hora. Los negocios reponen que las propias estadísticas municipales dicen que la mayor fuente de molestias son las personas que se sientan en los bancos a beber cervezas que compran a los lateros. Y que el propio plan municipal recoge que los expedientes de la Guardia Urbana por botellones, venta ambulante y su correspondiente runrún pasaron de los 233 del 2023 a los 680 del 2024, y que los derivados de griteríos varios, aparatos musicales y peleas en el espacio público, de 41 a 47.
La restauración muestra su hartazgo ante los últimos planes municipales para reducir horarios
“Es grotesco –dice Roger Pallarols, director del Gremi de Restauració–. Cuando en el 2022 Colau apostó por las restricciones horarias, hablaba de medidas quirúrgicas. Tres años después, la lista es larguísima. La medida es ya un comodín municipal. Con Collboni esperábamos otro rumbo, que revisara la política de Colau. Pero hoy día mantiene las restricciones de Colau en Enric Granados, Joan de Borbó y las plazas Sol, Revolució y Virreina, y las aumenta en el triángulo golfo , la calle Tuset y el Born”.
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La larga espera para hacer del Born el primer APEU de Barcelona también enrarece las relaciones entre los comerciantes de esta zona y el gobierno del alcalde Jaume Collboni. Hablamos de las áreas de promoción económica urbana (APEU), de la versión catalana de los business improvement district (BID), un modo de colaboración público- privada donde los negocios de unas calles acuerdan pagar más impuestos a cambio de participar en la gestión de la seguridad, la limpieza, la promoción… Los del Born cuentan que lo vienen trabajado desde el 2017, y que esperaban que el gobierno municipal tuviera listo el correspondiente reglamento a principios de este año: “Nosotros estamos preparados desde hace años. Lamentablemente, el Ayuntamiento aún no hizo su parte”.