En Uruguay hay cientos de miles de compatriotas que todos los días atienden sus estudios, abren sus empresas, cumplen horario, y en definitiva silenciosamente hacen que el país funcione. Que su producción, sus industrias, sus servicios, actúen, poniéndole al mal tiempo buena cara, sobrellevando momentos de tiempo bueno y de adversidad. No tienen tribuna, ni mesa de periodistas con el termo arriba de la mesa, ni micrófono, ni cámara de televisión. Son anónimos y sacan adelante a la sociedad nacional, al Estado y a la población toda. Hay que tenerles presente siempre.
Los termitas son unos animalitos que viven en colonias y que con trabajo persistente pueden llegar a dañar los cimientos de una casa hasta destruirla totalmente. Uruguay tiene su histórico batallón termita. Son la contracara del ciudadano de recto querer. Sindicatos y gremios estudiantiles son su masa crítica principal. Pintan paredes, les mueve la envidia y el odio, quieren enfrentar en la sociedad a unos uruguayos contra otros, y la depredación constante de la vida colectiva y el trabajo les es estandarte inconfundible. Entre los negocios que manejan el más notorio -no el único- es el sindical. Durante el primer gobierno frentista, se armaron un marco legal favorable. Fuero sindical, ataque a las tercerizaciones, la retención obligatoria de la cuota sindical por el empleador para dárselas al batallón, son parte de esa realidad. Y, están todos los días en medios de comunicación y paneles.
Nuestro país merced al batallón termita puede exhibir a la burguesía comunista y socialista mejor paga del planeta. En política actúa con demagogia, sembrando resentimiento, y sus capitostes cobran sueldos públicos faraónicos, como parlamentarios, y jerarcas en infinidad de cargos estatales servidos por choferes y secretarias. A principio de mes saben “la suya” está en el banco. El otro negocio rentable es el sindical. El preferido de “Marcelito, ¡Viva Cuba Abdala” y su Pit-Cnt, de Andrade y su Sunca, del “Fogata” Bermúdez y su Fus… Hace unos días organizaron un “paro general” que nadie acató. La intención de este despropósito es que el batallón termita quiere acorralar a su propio gobierno presidido por Yamandú Orsi, reclamándole decrete beneficios “sociales” con la intención de ganarle espacio electoral.
Y hay curros. Si bien debe esperarse el fallo formal de la justicia, elementos probatorios notorios, señalan los comunistas dirigidos por Andrade desviaron dinero de fondos destinados a vivienda para obreros de la construcción, a la financiación de actividades partidarias. Y, el “Fogata” Bermúdez de la FUS viene de ser acusado de guardar dinero de la organización en cuentas personales, al tiempo que se supo contaba con un auto de alta gama del sindicato, con chofer.
El batallón termita agita actualmente la idea de poner impuestos al “1% más rico del país” para -dicen- ayudar a la infancia carenciada (se les despertó de golpe la sensibilidad). Una publicación termita y panfletaria de caras sin caretas suele ubicar en una lista entre gente que supone rica -y, por ello condenable- a jugadores de fútbol como Forlán, Suárez y Cavani. Estos ídolos, cuya ideas políticas no importan, han construido sus carreras siendo ejemplo nacional de inteligencia, disciplina y austeridad. Su bienestar económico lo han bien habido. Son lo contrario a la actividad depredatoria termita.
¿Encontraste un error?
Reportar