Si el BBVA percibiera que el canje actual de su opa por el Sabadell no convence a un número suficiente de accionistas del banco catalán, podría hacer dos cosas. Una consistiría en mejorar la oferta. La otra pasaría por resignarse y quedarse con menos del 50% del capital, escenario que los expertos consultados ven posible, pero muy desfavorable para el banco. Le daría el control, pero sin apenas margen para una futura fusión, para disfrutar de ventajas contables o para extraer sinergias. Más aún, le abocaría a un escenario en el que ni siquiera podría elevar su participación accionarial si no fuera lanzando una nueva opa. Las fuentes lo consideran tan negativo que el banco haría mejor en deshacer posiciones y renunciar a la compra de las acciones del Sabadell.
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