El transporte público no deja de batir récords de usuarios mes tras mes. Pese a ello, agosto sigue siendo ese momento del año en el que las frecuencias de paso de los autobuses de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) se reducen de manera considerable para disgusto de los que no tienen más remedio que pasar la insoportable ola de calor desplazándose de un lado a otro de la ciudad.
Sirva como ejemplo la línea 33, que cruza Barcelona de Zona Universitària a la Verneda. La frecuencia de paso cada cinco minutos en hora punta el resto del año se triplica y se convierte en 15 minutos durante el mes de agosto. “Un cuarto de hora que el otro día fue mucho más, aquí debajo de un sol achicharrante debajo de la marquesina sin sombra, a una mujer mayor casi le da algo…”, se queja una joven usuaria sin parar de mover un abanico de vuelta a casa tras pasar el día bajo el aire acondicionado en la oficina.

Unas viajeras se protegen del sol como pueden detrás de la marquesina
Àlex Garcia
Cerca de allí, se baja del autobús V11 (del World Trade Center a la Bonanova) otro usuario ya no tan joven. La queja que se reproduce es la misma. “Durante la mayor parte del año tienes que tener muy mala suerte para verte esperando más de tres minutos, es una gozada, pero ahora son más de diez minutos fácilmente, una tortura bajo el sol”, lamenta con amargura.
No solo por el tiempo de espera, sino también por las aglomeraciones que se dan en el interior de los vehículos estos días de verano que poco tienen que ver con el desierto urbano de hace unas décadas. “Se supone que hay menos gente en agosto, pero como también hay menos buses, no hay quien se siente y fácilmente te acabas encontrando cerca de la cara una axila de una camiseta sin mangas; al final, parece que hay más gente en el autobús que en la calle”.

Menos autobuses pero más viajeros dan como resultado el pasillo abarrotado de gente
Àlex Garcia
Seguramente, a los sufridos usuarios de Rodalies ver que alguien se queja porque tiene que esperar un cuarto de hora les haga cierta gracia, pero la fuerte oferta que se da en las principales líneas de la red ortogonal de bus de la capital catalana en las horas punta durante el resto del año llevan a evidenciar la situación veraniega, que se agrava a medida que se va alejando del centro. Los autobuses de TMB que van más allá de Barcelona, como el 63, hasta Sant Joan Despí, o el 67, que va a Cornellà, superan la media hora en su frecuencia de paso estos días, lejos de los diez minutos habituales.
Las líneas a las playas y al Park Güell tienen más vehículos mientras que por la Diagonal pasan cada media hora
Fuentes de TMB defienden que la reducción del servicio este verano está siendo inferior a la del año pasado. Durante el mes de julio, hubo un 7% menos de buses en circulación que en un día laborable del resto del año, mientras que en el 2024 ese porcentaje ascendía al 9%. Aun así, son horarios más propios de sábado o domingo, los días que provocan algunas de las quejas más recurrentes entre los usuarios del autobús durante el resto del año por las largas esperas que se producen los festivos en algunas líneas.
La media hora de espera para ir a trabajar contrasta con el mimo que se le da a las líneas que recorren las zonas turísticas, donde la reducción veraniega de las frecuencias no se nota tanto. El refuerzo de verano se da en las líneas que van al Park Güell (24 y V19) y a las playas (V19, V21, V27, V29, D20 y 59). “Se incrementa el número de vehículos o la capacidad de los mismos con vehículos articulados siempre que sea posible por su recorrido”, indican desde la compañía pública de transportes. Son unos ajustes que, dicen, “van ligados a la demanda”.
La resignación y la amargura de los usuarios tiene el apoyo de la Asociación para la Promoción del Transporte Público (PTP). Su presidente, Adrià Ramírez, considera que “tiene sentido que en el periodo estival haya una cierta reducción de la oferta, pero al dimensionarla hay que tener en cuenta también un nivel mínimo de servicio para no complicar la vida más de la cuenta a la gente que se sigue desplazando para ir a trabajar en agosto”.
Ajustes sobre la marcha para evitar aglomeraciones
En ese sentido, desde TMB apuntan que los ajustes también se van haciendo sobre la marcha si se detectan problemas. “En la medida de lo posible, se realizan modificaciones para mitigar las aglomeraciones puntuales o los desajustes también puntuales de las líneas”, aseguran desde la empresa.
Este verano, por ejemplo en la línea D50 (Paral·lel – Ciutat Meridiana), la demanda se ha disparado, en parte por la afectación del corte de la línea 4 del metro, y desde la segunda semana de julio se ha reforzado el servicio. También se ha modificado la planificación inicial sobre la H6 (Zona Universitària–Onze de Setembre) al detectar una distribución horaria de la demanda distinta a la prevista, lo que ha llevado a ajustar el horario.
Además, con el horario de verano, algunas líneas –como la 52 y la 95– han pasado a circular con un horario concreto en lugar de con un intervalo de paso para facilitar la planificación de los viajeros y evitar de antemano las largas esperas.