No se trata solo de los emblemáticos de toda la vida que cierran y dejan vacíos difíciles de llenar. El paisaje comercial de la ciudad cambia constantemente. Salen unos y entran otros. De hecho, entran más, porque la cifra de locales en planta baja en Barcelona ha crecido un 5% los últimos dos años. Nuevos negocios, nuevas necesidades y nuevas modas.
UP
▲En la calle Balmes, junto a la plaza Molina, ha abierto una tienda taller de cerámica. Esta es una de las tendencias comerciales en auge a la ciudad. El local siempre está llenísimo, mayoritariamente de clientas. Se trata de comprar piezas de cerámica y pintarlas allí mismo. Todo muy instagramable. Como también lo son las conocidas como cafeterías de especialidad. Se reconocen por los locales y los carteles minimalistas, de estilo nórdico; son lugares donde no se te puede ocurrir pedir que te pongan más leche en el cortado. La fórmula no se puede alterar. En fin. Estos establecimientos de café de lujo (a precio también de lujo) han ido conquistando las calles, junto a establecimientos de brunch y lugares donde se puede merendar. Las pastelerías de toda la vida tienen ahora una dura competencia con establecimientos de nueva creación de todo tipo, veganas, japonesas, con el mejor croissant o el mejor cheesecake. Estas son las tendencias comerciales más hipsters, pero las hay más generalistas. No es ninguna novedad pero sí lo es su resistencia. Los locales de manicura ya no son solo una moda pasajera. Se han integrado en el paisaje urbano como también lo han hecho las tiendas de carcasas de móviles y especialmente los supermercados 24 horas; los hay en las calles de los 73 barrios de Barcelona. Y contraponiendo la estética barata y poco cuidada de estos establecimientos encontramos la estética elegante de otro negocio que también h triunfado,la clínica (de estética) dental. Ya no son las consultas de antes; ahora venden sonrisas de diseño. Aunque el gran escaparate de locales comerciales de nuestras calles, allí donde vayas, se llama Vivari.
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Una tienda de Vodafone en el centro de Barcelona
Mané Espinosa
DOWN
▼Una cafetería de esta cadena ha ocupado el local de un restaurante familiar de la calle Diputació con Pau Claris. Después de Navidad, bajó la persiana, y un gran cartel ya anuncia el nuevo negocio. Los restaurantes de menú diario son una especie en extinción. También lo son las zapaterías; han ido borrándose del mapa, en la rambla Catalunya, en el Portal de l’Àngel, en la Via Laietana, en la ronda Sant Antoni. Tampoco quedan cines; ahora hay solo 20. Ni tiendas de telefonía móvil; hace años se entablaban auténticas batallas entre el rojo de Vodafone y el azul de Movistar en las vías más concurridas. Pero quizás la desaparición más evidente ha sido la de las entidades bancarias; han cerrado 2.000 en veinte años. Todo un cambio lento e imperceptible en la piel de la ciudad. Como cuándo te haces mayor: no lo notas cada día, solo te das cuenta de ello cuando miras una foto de hace unos años y ves que han aparecido algunas arrugas que antes no estaban. Aunque, a diferencia de las personas, la ciudad no envejece, se renueva.