Pocas personas saben a qué llamamos canindé o kaninde, ya que se lo conoce más por su nombre común en castellano, guacamayo azul y amarillo, científicamente conocido como Ara ararauna. Además, también pocos pasan la prueba y en particular en mis clases de Naturaleza y Geografía Ambiental Paraguaya cuando pregunto el origen del nombre del Departamento Canindeyú (que tantas veces lo pronuncian mal) siendo que cuando uno ingresa al departamento hay una figura gigante del canindé o del kanindeju (contracción de kaninde y saiju, por kanindé amarillo). Y si uno recorre el limítrofe estado de Mato Grosso do Sul, en Brasil, puede apreciar cómo se resalta su presencia, con imágenes, estatuas y otras formas de expresión.
Grupo de Kanindé en vuelo en Amambay. Foto: Carlos Ortega.
Tuve la oportunidad en estos días de acompañar al colega Antonio Briceño en su rescate de la cosmovisión del pueblo Pa’ï Tavyterã en Amambay y allí pude ver cómo las plumas del canindé tienen un alto valor ceremonial para los eventos sagrados de este Pueblo Originario. Pude ver que sus artes ceremoniales tenían plumas de esta magnífica ave, pero también recorriendo la zona de influencia del Parque Nacional Cerro Corá con Carlos Ortega, pudimos verlos volar y él logró captarlos en vuelo. Son aves majestuosas, ruidosas y a la vez armónicas. También tuve la oportunidad de que David Portillo compartiera algunas fotos tomadas en un recinto en donde su cautiverio está muy bien ambientado y las aves bajan a alimentarse y beber en el suelo. Recuerdo cuando algunos pobladores del Mbaracayú me comentaban que era muy fácil atraparlos, ya que son muy lentos y pesados cuando están en el piso. Hoy ya no se los ve volar libremente allí, resultado de la cacería para mascotas.
En fin, gracias a Antonio, Carlos y David me animo a abordar este tema, y también gracias al Líder Luis Arce de Itá Guazú, que me permitió aprender de su cultura y tradiciones, y su relación con la naturaleza.
Kaninde posado en una palma muerta. Foto: Carlos Ortega.
Las poblaciones de este guacamayo están decreciendo, ya que está sujeto a cacería y capturas de aves silvestres. Sin embargo, en condiciones de cautiverio se reproduce y se adapta a diferentes condiciones ambientales. Le gusta alimentarse de la fruta del timbó (Enterolobium contortisiliquum) y así ayuda en la dispersión de sus semillas. Se alimenta de muchas frutas y también es común verlo alimentarse de frutos de palmas o bajar al suelo para escarbar y buscar otras semillas. Se ha demostrado la importancia del canindé en la dispersión de las semillas de la palma conocida como mbocayá (Acrocomia aculeata). Esta asociación es tan común en el cerrado, particularmente en Brasil que al mbocayá se lo conoce como palma del gua’a. Si bien hoy se lo ve grupos de pocos ejemplares, es un guacamayo muy gregario e imaginen bandadas de más de 200 de ellos, como ocurrían en el pasado.
Kaninde en la localidad de Amambai en Mato Grosso do Sul. Foto: Alberto Yanosky.
Este guacamayo o gua’a para generalizarlo, aunque sabemos que es el kaninde, es una de las 420 especies de psitácidos conocidos en el mundo. Los Psitaciformes engloban no solo a los guacamayos (o guacamayas como dicen en otros países), sino también a las cotorras, cacatúas, loros, cotorritas y pirruras. Estas aves tienen un conjunto peculiar de características, como patas zigodáctilas, cuello corto, lengua gruesa y prensil, además de un pico fuerte, alto y curvo, especializado en romper semillas duras. Ya hablaremos de las patas y dedos, pero zigodáctilo indica que tiene dedos pares y dos para adelante y dos para atrás.
Entre sus características, los guacamayos en particular y los psitácidos en general poseen un conjunto de plumas muy llamativas, coloridas, brillantes. El color y la vitalidad de estas aves se asocian con la positividad, la alegría, desempeñando un papel clave en su simbolismo en el arte y la literatura. Recuerden que ya hablamos del “color” en las aves. Además, estas aves representan la comunicación y la expresividad, y en varias culturas, los loros simbolizan el poder espiritual, la libertad y los lazos sociales, y a menudo aparecen en los rituales y la mitología indígenas para transmitir significados más profundos.
Líder Pa’i Don Luis Arce mostrando las plumas de kaninde. Foto: Alberto Yanosky.
El arte plumario ha sido estudiando en diferentes culturas y quizás haya mucho que aprender antes de que estas relaciones se desvanezcan. Quisiera llamar la atención la relación entre el pueblo Pa’ï Tavyterã y los guacamayos azules y amarillos, ya que utilizan sus plumas para ciertos elementos ceremoniales en sus hábitos sagrados de honrar la tierra, el origen y la protección de su pueblo y su naturaleza. Si bien no es que me agrade la captura de ejemplares para la extracción de plumas, entiendo la importancia y simbología de las plumas, y esto reafirma nuestro estrecho vínculo con la naturaleza. Un ejemplo claro de contribución de la naturaleza para las personas, en este caso para la cultura Pa’ï.
Los canindés son conocidos por su compañía, los psitácidos enfatizan la importancia de cultivar lazos y relaciones sociales, lo que refleja lealtad y compromiso social. En varias culturas, en su rango de distribución, estas aves sirven como símbolos de protección contra la negatividad, enfatizando temas de protección y curación. Y en general, los psitácidos prevalecen en las obras de arte y literarias, a menudo encarnando temas de sabiduría, comunicación y los aspectos dinámicos de las relaciones. Es nuestra responsabilidad lograr que las generaciones presentes y futuras puedan seguir conservando y fomentando estos lazos entre cultura, tradiciones y naturaleza.
Gracias al Pueblo Pa’ï y en particular al Líder Luis Arce y otros líderes que nos recibieron en Amambay, a Carlos y Perla del Parque Nacional Cerro Corá, a David Portillo y a Antonio Briceño por tantos aprendizajes