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sábado, abril 19, 2025

El capítulo de Black Mirror del que hablan todos: cómo es y por qué deja a la audiencia sin palabras

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Hay algo de sadomasoquista en los espectadores de Black Mirror. Todo aquel que encara la temporada 7 en Netflix habiendo visto las anteriores sabe que la mayoría de los episodios empiezan bien y terminan mal. Y son conscientes de que la historia que peor rato les hizo pasar al final es mejor que la que les generó indiferencia.

Un magnetismo difícil de explicar mantiene unidos al espectador y su serie. No se trata de broncas ni de ansiedades. ¿Será que todos los episodios intentan ser igual de duros y el que sobresale lo hace porque es el mejor escrito o realizado? ¿Será por la empatía que se les tiene a esos personajes sufrientes? ¿Será porque uno, aunque el sentimiento sea negativo, recompensa aquello que lo interpela?

Cada vez que sale una nueva temporada de Black Mirror en los portales de crítica y en redes es fácil percibir cuál o cuáles episodios son considerados por la mayoría como los mejores.

En el caso de la séptima temporada, el supremo ya dio su veredicto. Levantó el pulgar en favor de “Una pareja cualquiera” (“Common People”).

¿De qué trata “Una pareja cualquiera”?

Es la historia de Mike y Amanda, una pareja que se quiere demasiado (los actores que los interpretan son Chris O’Dowd y Rashida Jones). Sueñan con tener un hijo, tienen trabajos comunes y cada año festejan su aniversario comiendo hamburguesas en el restaurante donde se conocieron.

Mike y Amanda, los personajes protagonistas del episodio. Foto: Netflix
Mike y Amanda, los personajes protagonistas del episodio. Foto: Netflix

Hasta que un día ella se desmaya para nunca más despertar. Desolado, Mike sigue el consejo de una enfermera que le dice que la única alternativa posible para revivir a Amanda es un servicio experimental que está haciendo sus primeras pruebas.

Se trata de una compañía de almacenamiento que copia y asegura en una “nube” la información del cerebro que está dañada y luego reinserta una nueva, cirugía mediante, en el mismo lugar de donde fue extirpada. Lo prometido sucede: Amanda revive, pero no es la misma que antes.

¿Por qué es tan duro de ver?

A partir de acá hay spoilers del final del episodio.

“Fue muy triste y jodido, pero eso es lo que sabemos: Black Mirror es realmente bueno otra vez”, “Pero qué maravilla (y qué duro) (…). Independientemente de la calidad del resto, aquí está el espíritu de la serie”, “Me recordó al Black Mirror original y fue fenomenal”. Estas son algunas de las frases que aparecieron en X al día siguiente del estreno.

Rashida Jones en Rashida Jones en «Una pareja cualquiera». Foto: Netflix

Al final del episodio, el matrimonio sucumbe frente al sistema. Se rinde. Mike se pone de acuerdo con Amanda para darle una muerte serena y medianamente digna, y procede a asfixiarla con una almohada utilizando todo el peso de su cuerpo. Un desenlace desolador incluso para quienes, ya entrenados en la materia, sabían que la historia no podía terminar bien.

Pero un sutil gesto de piedad rescata al capítulo de ser un mero cúmulo de golpes bajos.

Después de cometer los actos más humillantes para conseguir dinero y mantener viva a su esposa, Mike le quita la vida a Amanda subiéndole la serenidad y en el momento en que yace completamente despersonalizada, recitando un anuncio comercial característico de su suscripción estándar. Amanda no era Amanda. Ya se había ido. No hay otras concesiones para el espectador más allá de ese gesto, que en algunos casos puede no alcanzar.

El amor del matrimonio es tan sólido como el sistema laboral infranqueable y la agencia de almacenamiento, cínica e inhumana. Nada más repelente para un consumidor de contenido en streaming que los anuncios y los planes de suscripción, y Charlie Brooker, la mente maestra detrás de la serie, lo sabe muy bien. A eso se suma la idea de que existe un nuevo perfil de audiencia que aprovecha internet para sacarles todo el jugo a sus morbos.

Así, el primer episodio de la nueva temporada es un buen exponente del límite al que puede llegar la premisa de Black Mirror sin desbarrancar. Eso mismo que hizo funcionar al primer episodio de todos, el del presidente y el cerdo, reaparece en todo su esplendor en este nuevo relato. Haber llegado a ese punto final es uno de los motivos de su triunfo.

Redacción

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