La miseria humana puede atravesar límites insospechados. Como, por ejemplo, robarle una silla de ruedas a un nene. No hay palabras para definir un hecho así. Y lamentablemente, eso ocurrió el domingo pasado en el Fragata Sarmiento, en del clásico entre Almirante Brown y Deportivo Morón.
El episodio delictivo ocurrió cuando Mateo, un chico que se movía en silla de ruedas por haber sufrido una fractura en una de sus piernas, ingresó al campo de juego junto a familiares y amigos para sacarse una foto. El objetivo, claro, era generar un recuerdo para atesorarlo toda la vida.
Para ello, dejó la silla en la tribuna para entrar ayudado por sus acompañantes por apenas un par de minutos. Pero ese tiempo fue suficiente para que un ladrón se robara el elemento ortopédico. Increíble. E indignante.
Una reacción rápida
“Qué difícil es cuando son tan hijos de puta y le roban la silla de ruedas a un nene. INCREÍBLE”, posteó el presidente Maximiliano Levy apenas se enteró de la situación. Y esa misma indignación fue compartida por miles de socios e hinchas, quienes, incrédulos, condenaron lo sucedido en las redes sociales.
La historia, finalmente, tuvo un desenlace feliz, gracias a la rápida decisión de la dirigencia del club que, de inmediato, compró una nueva silla de ruedas, se contactó con la familia del chico, oriunda del Barrio San Alberto, y se la entregó para que continuara con su recuperación. Una actitud rápida y valorable, para responder a un hecho vergonzoso y repudiable.
Luego, Gabriel Molina, el papá de Mateo, agradeció el gesto con una publicación en sus redes sociales. «Hola, soy el papá de Mateo. No es que recuperaron la silla, el club compró una nueva», aclaró. Y agregó: «Vino un dirigente, no voy a nombrarlo por respeto, y se puso a la altura de la situación. Agradezco al club porque enseguida se hicieron cargo».