En la entrevista íntima que Flor Peña y su hijo Juan Otero compartieron en exclusiva con GENTE, hubo un momento particularmente profundo: cuando ella le preguntó si alguna vez tuvo miedo de decirle su orientación sexual.
Lejos del dramatismo y con una claridad que evidencia una crianza basada en la libertad, Juan dio una respuesta que emocionó a su mamá y que dejó al descubierto la fortaleza del vínculo entre ambos.
—FP: ¿Tuviste miedo en algún momento de decirme que te gustaban los chicos?
—JO: Nunca. Igual como que nunca me senté y te lo dije como explícitamente. Porque nunca sentí que estaba en una familia en la que yo me tenía que sentar a decir las cosas que me pasaban. Como que siempre fue como, okay, sí, estoy saliendo con alguien. No importa quién sea, que sea de lo que sea, como si es un monstruo, lo que sea, no importa, sabía que lo ibas a aceptar igual. Entonces como que nunca me molesté ni me puse a pensar en lo que vos podías haber llegado a pensar si yo estaba con… porque tampoco me hubiese importaba, la verdad.

La frase sintetiza un recorrido marcado por la contención y por una casa donde nunca hubo necesidad de explicaciones: simplemente ser. Flor escuchó, asintió y rescató lo esencial: «No, obvio. Y me parece que eso es lo más lindo que tenés.”
En ese sentido, Juan profundizó todavía más y dejó una reflexión que podría convertirse en espejo para otras familias: «Ponele que a papá le hubiese costado, que no le costó, pero me hubiese chupado un huevo, porque hubiese entendido que los procesos son de cada uno y que yo no tengo la culpa de lo que le esté pasando al otro. A veces hay cosas que el otro tiene de su crianza, de su vida, que las transporta a las situaciones del día a día y que yo no me puedo hacer cargo de eso tampoco. Así que nada, yo siempre me preparé con pura tranquilidad.”

Flor toma esas palabras y las transformó en una especie de manifiesto maternal, reivindicando el rol activo de los padres en los procesos de identidad de sus hijos:
—FP: Sí, yo creo que las estructuras personales de los padres, yo en este caso, siendo tu mamá, digo, nos pertenece y nos las tenemos que llevar a trabajar a otro lado. Yo no puedo cargarte a vos con cosas que tienen que ver con mi historia personal. Lo que tengo que hacer como mamá es acompañarte en tu proceso y casi descubrirlo con vos…

A medida que avanzó la charla, Flor reflexionó sobre lo que significa criar sin imponer caminos predeterminados, destacando el carácter curioso, artístico y multifacético de Juan:
—FP: No podemos decir: ‘Juan Otero es cantante’. Capaz seas cantante y actor e influencer y modelo y diseñador y qué sé yo… Y creo que como sos valiente, más allá de los miedos que puedas tener, y tenés una familia que te impulsa a ser valiente, creo que vas a poder atravesar y transitar todos los caminos que elijas.
«Creo que tu mayor logro conmigo fue lograr ponerte en lugares en los que nunca te pusiste para entenderme», expresó Juan Otero a su madre Flor Peña

Hacia el final, el diálogo alcanzó su punto más emotivo. Flor le preguntó a Juan si alguna vez se sintió incomprendido por ella. Y la respuesta la dejó sin poder disimular la emoción.
—JO: Nunca. Jamás… Yo creo que tu mayor trabajo y tu mayor logro conmigo fue lograr ponerte en lugares en los que nunca te pusiste para entenderme y lograr comprenderme. Yo creo que eso es lo más valioso que has tenido como madre… las otras novecientas estuviste ahí como poniéndote esa camiseta para poder entender y saber qué me pasaba.
Flor sonrió. Y, por un segundo, se quedó sin palabras: «¡Ay, qué lindo eso!”
Una conversación cargada de verdad, amor y aprendizaje compartido, donde Juan y Flor demostraron que salir del clóset puede ser un tránsito sin miedo cuando la libertad es un valor que se practica todos los días.


