La acción del Consejo Escolar dista mucho de ser bella, luminosa y radiante. Cuando se piensa en la distancia que separa al funcionario /a del ciudadano /a hay una muestra descomunal que fue bañada de aplausos el último sábado de junio.
Puede que Mariel Fernández desconozca el estado completo de las edificios pero Nair Gómez, el señor Presidente del organismo de edificio nuevo, está obligado por su función central a conocer las escuelas y su infraestructura. En la misma línea los carismáticos gremios docentes registran que más de 30 instituciones sufren la ola polar porque la calefacción es una quimera y ya pasó el primer semestre del año.
Esta mañana en la puerta del Jardín 908 del barrio San José, tres mujeres, tres madres, tomaron el impulso de romper el silencio.
«Varias salitas con estufas que no funcionan, pero sabemos que desde hace meses se hizo el reclamo al Consejo Escolar pero no hay solución» comenta Angélica teniendo en cuenta que es obvio que el invierno existe y de eso nadie puede aducir desconocimiento.
Aulas congeladas, niños y niñas que no asisten a clases. El frío extremo que daña la salud es absorbido por las trabajadoras.
Sin calefacción y además cuando llueve las filtraciones se notan más. «No podemos traer a nuestros niños y niñas acá en estas condiciones porque se enferman» señala Débora con lógica racional
«Esto es resultado de la burocracia, no hay otra explicación» denuncia Pamela y subraya que «las docentres y el personal directivo son excelentes, pero desde el Consejo Escolar no habilitan a las personas idóneas para resolver esto»
