Cuatro sonómetros municipales dejan bien claro que dormir en las viviendas del paseo del Born y sus alrededores puede ser una empresa harto complicada. Hablamos de registros de madrugada por encima de los 65 decibelios, de un ruido incompatible con el descanso. De ahí que el Ayuntamiento esté dispuesto a rebajar una hora el cierre de estos establecimientos y sus terrazas en unos nueve meses si los registros no mejoran, y si nueve meses más tarde la situación no es otra, el Ayuntamiento recortaría una segunda hora. La controversia surge en el momento de determinar los verdaderos orígenes del ruido. Los técnicos municipales y los restauradores de la zona discrepan sobre los desencadenantes de estos niveles de contaminación acústica.
Los responsables de los garitos afectados por este plan municipal entienden que el Ayuntamiento los responsabiliza de las molestias porque le resulta mucho más sencillo restringir su actividad que frenar el incivismo en la vía pública. Pero los documentos en los que se basan los planes municipales dan a entender que los técnicos del Consistorio concluyen en realidad que el origen del ruido se encuentra en estos negocios, que la gente que acude al paseo y se sienta en los bancos a beber las latas de cerveza que compran a los vendedores ambulantes lo hace en verdad atraída por la abundancia de garitos. Los negocios en el punto de mira municipal son 19 bares y restaurantes y siete establecimientos alimentarios.
Los negocios afectados reponen que al Consistorio le resulta más fácil cerrarles que atajar el incivismo
“En el 2023 se produjeron 103 quejas por ruido –puede leerse en el documento municipal– y en el 2024, 126. Las debidas a molestias por personas en el espacio público descendieron un 13%, las debidas al ruido de locales se mantuvieron constantes y las debidas al ruido de fiesta en el espacio público subieron un 7%. Esta categoría en el 2024 es muy superior a las medias del barrio y del distrito en estos dos años”. Además, abunda el informe, “las denuncias por ruido y venta ambulante experimentaron un aumento significativo entre el 2023 y el 2024”. Y los procedimientos abiertos a los locales por infracciones relacionadas con ruido pasaron de los 17 del 2023 a los 8 del 2024.
El uso del espacio público en el Born es muy intenso durante todo el año
Àlex Garcia / Propias
Técnicos y restauradores también discrepan sobre la representatividad de las quejas vecinales recogidas por la administración. “Un total de 32 vecinos contactaron con la Guardia Urbana para denunciar molestias ocasionadas por ruido en el espacio público. Estas quejas se encuentran muy distribuidas, sin que ningún individuo concentre un número desproporcionadamente elevado de denuncias. La mayor parte de estas personas hicieron una o dos quejas, mientras que solo cuatro registraron entre cuatro y seis quejas. No se detecta en el 2023 ninguna anomalía que indique un patrón sistemático de denuncias por parte de una sola persona”. Sin embargo, en el 2024, entre los 21 vecinos que contactaron con la Guardia Urbana, “destacó una persona que realizó 19 quejas a lo largo de todo el año”.
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Y el Gremi de Restauració repone que “estos vecinos son un claro ejemplo de intransigencia: no solo se quejan de las terrazas, también lo hacen por las bicicletas, los servicios municipales de limpieza, los rodajes que se autorizan en el espacio público, etcétera. De hecho, en el expediente se constata un pico de quejas a las once de la mañana”.
