Habrá que armarse de paciencia, mucha paciencia, o empezar a pensar en un cambio de hábitos, itinerarios e incluso modos de transporte. El tramo de la Diagonal entre la calle Numància y Francesc Maciá y especialmente el acceso y el tránsito por esta plaza que actúa como rótula de la gran avenida han afrontado hoy con serias dificultades el primer día laborable con las restricciones y los cambios en la movilidad provocados por las obras de línea 8 de Ferrocarrils de la Generalitat, que han obligado a cortar durante un año la calle Urgell entre Francesc Macià y la calle Buenos Aires.
El acceso a Francesc Macià se ha convertido a las primeras de cambio en una auténtica ratonera para aquellos vehículos con destino al Eixample que no han elegido la opción de abandonar la Diagonal mucho antes, en la calle Numància, para enlazar con la calle Berlín, o incluso en la avenida Josep Tarradellas, donde uno de los dos carriles ascendentes se ha habilitado para que pueda ser de sentido bajada, una alternativa de escasa capacidad pero que, al menos hoy, muy pocos han utilizado.
El Ayuntamiento de Barcelona confía en que las colas de hoy desaparezcan en dos o tres días
Esta zona de Barcelona se ha transformado en cuestión de horas en todo un laberinto al que tendrán que acostumbrarse los 18.000 vehículos que, según las estimaciones municipales, se verán afectados diariamente por unas alteraciones en la circulación que, guste o no, han venido para quedarse al menos hasta comienzos del 2026.
El problema, a juzgar por los primeros resultados, se antoja mayor que el que puedan haber causado otras actuaciones recientes, como la intervención en el tramo de la Diagonal para prolongar el tranvía desde Glòries hasta Verdaguer, la Via Laietana o la Rambla. Estamos ante unas obras ineludibles y que han de servir a un bien común , el de mejorar de manera muy significativa la oferta de transporte público con la conexión ferroviaria entre la plaza Espanya y Gràcia, o lo que es lo mismo, entre las líneas de Ferrocarrils de la Generalitat del Llobregat y el Vallès.
El Ayuntamiento de Barcelona ha admitido que la cola ha llegado en algún momento de la mañana a la plaza Maria Cristina, pero ha quitado hierro al asunto. “Es una congestión puntual”, ha sentenciado el coordinador general de Movilidad, Ángel López, en una entrevista concedida a Betevé. López ha puesto fecha de caducidad a estas largas colas: dos o tres días, el tiempo que tarden los conductores en encontrar itinerarios alternativos.
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Vista aérea de la plaza Francesc Macià, junto a la calle Urgell
Àlex Garcia
Según datos facilitados por el Ayuntamiento, el tráfico en el tronco central de la Diagonal se ha reducido en un 5% de entrada a Barcelona. Pero el efecto de los vasos comunicantes ha trasladado la presión a otras vías, como por ejemplo la calle Numància, con un incremento del 7,5%, o París, donde ha alcanzado el 50%. Esta situación contrasta con la que se ha dado en la misma avenida en sentido Llobregat, con dos carriles bus que durante muchos momentos han resultado a todas luces excesivos en función de la escasa presencia de estos vehículos. Esta circunstancia quizás merezca un reflexión sobre la posibilidad de volver a introducir en la Diagonal carriles reversibles en función de las necesidades de cada hora.
A pesar de que muchos conductores previsores han lleagdo a Barcelona con la lección bien aprendida y plenamente conocedores de los atascos en los que se podrían ver inmersos si no modificaban sus hábitos, a otros tantos los cambios provocados por las obras les han pillado por sorpresa. De ahí la mezcla de resignación y enfado a partes iguales que se ha vivido en esta primera jornada de la nueva configuración del tramo afectado de la Diagonal.
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“Cuesta muchísimo circular. Está todo cortado. He tardado una hora en hacer el recorrido habitual desde plaza Espanya, cuando normalmente lo hago en 20 minutos. Mañana vendré en transporte público”, comentaba Carles mientras esperaba a cruzar con su coche una plaza Francesc Maciá mucho más congestionada que de costumbre.
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El tramo de Urgell, entre Francesc Macià y la calle Buenos Aires, cerrado al tráfico por obras
Àlex Garcia
“Es un desastre. Yo vengo de Masquefa y hoy he tardado media hora más para entrar por la Diagonal y todavía estoy atrapado en la plaza Francesc Macià”, añadía Fran, otro automovilista visiblemente airado.
En esta zona los claxones de los vehículos atrapados en el tráfico y el concierto de silbato de los agentes de la Guardia Urbana han puesto la banda sonora a una mañana que para algunos a punto ha estado de convertirse en un día de furia.
Incidencias en una mañana complicada
La tormenta perfecta
El azar tampoco ha acompañado en este estreno claramente mejorable. Diversas incidencias registradas en otros puntos de Barcelona han complicado todavía más la circulación en Barcelona y sus accesos durante la hora punta matinal. En concreto, dos accidentes, uno en la ronda Litoral y otro en la Gran Via, así como una incidencia en la Via Augusta. En la ronda Litoral, poco después de las 8 de la mañana, a la altura del Morrot, un accidente obligó a cortar un carril en sentido Llobregat durante más de una hora, el tiempo que se necesitó para retirar el vehículo siniestrado.
A la misma hora se produjo un accidente en la Gran Via de les Corts Catalanes a la altura de la calle Química, también de salida de Barcelona, en sentido Llobregat. Y, finalmente, sobre las 6.30 de la mañana una incidencia en la C-16, en la Via Augusta para entrar a Barcelona, a la altura del puente de la plaza Borràs, cortó un carril provocando colas kilométricas.
Los taxistas que tienen parada en la plaza Francesc Macià también han notado las consecuencias del corte de Urgell. “Si normalmente cruzo la plaza en un minuto, hoy he tardado diez. He cogido varios semáforos. Es un embudo de tráfico”, explicaba un profesional del taxi. Y mientras, decenas de motoristas han decidido hacer suyos los carriles bus para poder esquivar el colapso. Ha llegado el carril bus-taxi-moto.