La conversación sobre conectividad y temas digitales abarca en realidad un debate más amplio sobre democracia y desarrollo. Esa idea ha resonado este domingo durante la charla Conectando el futuro: Inversión en infraestructura digital de calidad, parte del foro empresarial que ha convocado la Unión Europea, el Gobierno de Colombia, CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe y el Grupo BID en paralelo a la cuarta cumbre entre los 27 países de la Unión Europea (UE) y los 33 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la ciudad colombiana de Santa Marta.
Invertir en infraestructura digital sostenible y de alta calidad es fundamental para impulsar un crecimiento inclusivo y acelerar una transición digital justa, era el planteamiento inicial del panel. Eso requiere no solo infraestructura física, sino también capacidades “blandas” en inteligencia artificial, 5G, ciberseguridad y gobernanza de datos. Tanto la Agenda de Inversiones Global Gateway entre la UE y la región, como los bancos multilaterales de desarrollo, apoyan esta transformación mediante proyectos que fortalecen la resiliencia, mejoran los marcos de gobernanza y desarrollan capacidades locales.
“La premisa mayor es que ninguna de estas discusiones ni debates tiene sentido si no arrancamos de la premisa democrática. Si aquí no se respeta la democracia, el Estado de Derecho, los principios, los valores, las instituciones democráticas, simplemente estamos dando una discusión en el vacío”, planteó desde el arranque Fernando Carrillo Flórez, vicepresidente primero de PRISA, el grupo editor de EL PAÍS, en el conversatorio que compartió con Michelle Muschett, directora para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); Karim Lesina, de Millicom; y Celedonio von Wuthenau, de Nokia. “Conectar cables es muy importante, sin duda. Es conectar infraestructura. Pero hay que conectar sobre todo principios, valores e instituciones de la democracia”, añadió en el debate moderado por Sebastián Nieto, del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Muschett coincidió. “Hoy no estamos hablando de conectividad y temas digitales, esta es una conversación sobre democracia, y desarrollo, y el futuro de la región”, enfatizó la funcionaria del PNUD. La rápida evolución tecnológica se presenta como un punto de presión sobre la trayectoria de desarrollo, pero también como una válvula de escape, señaló. Es problema y solución al mismo tiempo. Dado que impacta en las democracias, modifica el discurso político e incrementa la polarización, hace falta más alfabetización digital y una gobernanza de datos transparente.
“Necesitamos reglas simples, que sean previsibles y que no cambien”, pidió desde el sector privado Lesina, vicepresidente ejecutivo de Asuntos Corporativos y Relaciones Institucionales de Millicom. “Las compañías o los gobiernos que escalan la Inteligencia Artificial ahora van a ser los líderes del mercado mañana. Punto”, vaticinó. A su turno, von Wuthenau, jefe de Relaciones Gubernamentales para América Latina de Nokia, calificó la digitalización como “una gran oportunidad para el Estado para prestar servicios públicos de calidad”, aunque advirtió que todo es factible gracias a redes que cuestan dinero, y representan inversiones importantes.
Carrillo lamentó que la desinformación ahora mismo no tiene límites ni sanciones. “Hay una especie de despliegue impúdico del poder tecnológico”, alertó. “Un periodismo profesional, riguroso, que constata, que verifica, es una solución a todo esto”, añadió. Y en ese contexto, concluyó, la cooperación entre la Unión Europea y América Latina es “crucial”.

América Latina y el Caribe enfrentan tres grandes “trampas del desarrollo”: insuficiente crecimiento económico, alta desigualdad con escasa movilidad social, y debilidad institucional con gobernanza poco efectiva. Además, la región debe hacer frente al cambio climático y avanzar hacia un desarrollo ambientalmente sostenible. La transformación digital es el futuro y resulta clave para superar estos desafíos, explica el informe Conectando regiones, cerrando brechas, construyendo soberanía, de la Fundación Carolina y el European Council on Foreign Relations. Sin embargo, la brecha digital se ha convertido en un problema estructural para la región, que obstaculiza la consecución de dichos objetivos, añade ese documento de trabajo, elaborado justamente de cara a la cumbre UE-CELAC.
“La convergencia de visiones y objetivos entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea ha cristalizado en la Alianza Digital UE-ALC, lanzada en marzo de 2023 con el objetivo de revitalizar la cooperación birregional”, señalan sus autores. La Alianza establece como líneas de trabajo los diálogos políticos sobre gobernanza digital, la conectividad, la red de satélites Copernicus y el fomento de la digitalización empresarial. “En un contexto marcado por la volatilidad internacional y la creciente confrontación geopolítica, lanzada cooperación digital entre la UE y América Latina y el Caribe adquiere una renovada importancia estratégica”, señala ese diagnóstico. “En lugar de depender de una geopolítica volátil dictada por los intereses de Washington o Pekín, la UE y América Latina y el Caribe tienen la oportunidad de construir un bloque de cooperación capaz de ser autónomo, interdependiente y resiliente”.





