En el corazón de los Andes bolivianos se encuentra un volcán enigmático que lleva décadas desconcertando a científicos y alarmando a las comunidades cercanas. Su nombre es Uturuncu, pero muchos lo conocen como el «volcán zombi», por mostrar señales de vida a pesar de llevar más de 250.000 años inactivo. Un nuevo estudio acaba de arrojar luz sobre este misterio geológico con un hallazgo que cambia las reglas del juego.
Un volcán que parecía muerto, pero no lo estaba

Uturuncu, situado en el Altiplano boliviano, dejó de hacer erupción hace miles de años. Sin embargo, en tiempos recientes, ha mostrado inquietantes signos de actividad: temblores esporádicos, emisiones de gases y un extraño patrón de deformación del terreno observado por satélites. Esta deformación tiene forma de «sombrero»: el centro del cráter se eleva mientras las áreas circundantes se hunden. El fenómeno generó temores sobre una posible erupción.
A pesar de estos signos, no existía una explicación clara del porqué. Para quienes viven en las cercanías, entender si este comportamiento representa una amenaza real era una necesidad urgente. La clave, según los científicos, estaba en comprender los movimientos subterráneos de magma y fluidos.
Una mirada inédita al corazón de Uturuncu
Un consorcio internacional formado por universidades de China, Reino Unido y Estados Unidos ha logrado visualizar el sistema magmático oculto bajo Uturuncu utilizando tomografía sísmica, una técnica similar a las resonancias en medicina. Gracias a datos recogidos de más de 1.700 sismos, el equipo logró obtener imágenes tridimensionales del interior del volcán.
Los resultados muestran que el comportamiento de Uturuncu no se debe a magma en ascenso inmediato, sino al movimiento de fluidos geotérmicos y gases que circulan por un sistema hidrotermal activo. Estas acumulaciones bajo el cráter son las responsables de la deformación del terreno, pero —según el estudio— no representan una amenaza de erupción en el corto plazo.
Un laboratorio natural que puede cambiar la vulcanología

El descubrimiento no solo tranquiliza a Bolivia, sino que representa un avance en la comprensión global de los sistemas volcánicos. Uturuncu se encuentra sobre el Complejo Volcánico Altiplano-Puna, el mayor reservorio magmático conocido en la corteza terrestre. A través de esta investigación, los científicos identificaron rutas de circulación de fluidos, sus zonas de acumulación y su impacto en la superficie.
El profesor Mike Kendall, de la Universidad de Oxford, subrayó que este trabajo demuestra el potencial de combinar geofísica y geología para anticipar riesgos volcánicos y explorar recursos subterráneos. Por su parte, el profesor Haijiang Zhang destacó que la clave del avance fue la colaboración entre especialistas y tecnologías de vanguardia.
Más allá de Uturuncu: ¿Cuántos volcanes zombis hay?
La metodología utilizada podría aplicarse a más de 1.400 volcanes latentes en el mundo, muchos de ellos considerados inactivos pero con signos de actividad inesperada. El profesor Matthew Pritchard, de Cornell University, plantea que estamos ante una nueva categoría de estudio: volcanes “zombi” que podrían redefinir lo que entendemos por riesgo volcánico.
Con este estudio, Uturuncu ya no es un enigma amenazante, sino un referente científico. Un volcán que, aunque inquieto, sigue dormido. Por ahora.