El Arxiu Fotogràfic de Barcelona atesora unas pocas imágenes de la Barcelona de mediados del siglo XIX captadas por Franck de Villecholle. Dada su notable técnica y los temas seleccionados, merece preguntarse quién era y a qué había venido.
François-Marie-Louis Alexandre Gobinet de Villecholle había nacido en 1816 en el castillo de Voyennes (Picardía), en el seno de una familia noble. Murió en París en 1906.
Instaló su estudio en la Rambla y realizó retratos, además de paisajes urbanos, entre 1849 y 1857
Se sintió pronto atraído por escribir en la prensa. No tardó en percatarse de que no era lo suyo, lo que le indujo a explorar en París las posibilidades de un arte naciente: la fotografía. En puridad era entonces la técnica del daguerrotipo, surgido con fuerza al ser la especialidad del retrato la que facilitaba unos ingresos atractivos.
Por su cuna, era monárquico: orleanista. Al estallar la revolución que en 1848 implantó la Segunda República, optó por autoexiliarse. Tal decisión le llevó a España, y pronto recaló en Barcelona. Una cierta lógica tenía, al saber que el primer daguerrotipo español había sido llevado a cabo en 1839, en el Pla de Palau. Hecho que al punto expandió la práctica comercial, al ser una sociedad preparada para incorporar esa novedad. Le habían precedido en explorar el terreno no pocos compatriotas, si bien con resultados desiguales.

La playa de Sant Bertran, el portal de Santa Madrona y el baluarte del Rei
FRANCK / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA
Era julio de 1849 cuando llegó Franck para pasar unos días y acabó residiendo ocho años. Primero se instaló en la rambla de Sant Josep, 50, 1º. Era una elección habitual, al gozar el paseo de buena iluminación y centralidad. Colgó un rótulo en el balcón. Compartía el negocio con el colega Alexandre Wigle. Luego se trasladó al número 25, esquina Unió. Se anunciaba en prensa. Firmaba Franck de Villecholle o Franck.
Amén del retrato en el estudio, exploró con excelencia las posibilidades del paisaje urbano. Conocemos el formidable conjunto de los Camps Elisis, uno de los mejores parques de atracciones europeos, gracias a la memorable imagen que consiguió obtener sin disponer de un solo ángulo sobreelevado.
Aparte de las cinco que conserva el Arxiu, son conocidas una buena serie en colecciones particulares, que, al explorar las posibilidades de la estereoscopia, ponen de manifiesto su curiosidad por las novedades que abría la práctica del arte de la luz.