
Barcelona
El Museu del Disseny se inauguró en diciembre de 2014, dos meses después de que finalizara el derribo del anillo viario de Glòries, ese fósil urbanístico que parecía de los años 60 aunque se levantó para los Juegos de 1992. El DHub, tras caer el donut aéreo, ha pasado una década contemplando obras en la plaza destinada a convertirse en el epicentro urbano que soñó Ildefons Cerdà en su mancillado Plan de Ensanche de Barcelona. A un suspiro de entrar en su adolescencia vital, y quién sabe si a modo de compensación por estos 10 años de polvo y ruido, este peculiar edificio se convertirá en el primer equipamiento público con acceso directo al metro. Será una nueva pata del inmenso intercambiador de transporte público que en este cruce de barrios y distritos forman el subterráneo, el bus y el tranvía.
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Si han visitado el DHub, tienen que situarse en el piso inferior. Al bajar las escaleras mecánicas, si uno se da la vuelta, se encuentra con una pared. Detrás están el metro y el hueco, construido entre 2022 y 2023, en el que se alumbrará el nuevo vestíbulo que dará acceso a la línea 1, a la estación de Glòries. Para hacerlo posible, el Ayuntamiento ha aprobado este miércoles el proyecto ejecutivo, con lo que ahora solo falta licitar las obras y ejecutarlas. Entre pitos y flautas, y con una inversión algo superior al millón de euros, se empezará a trabajar en enero de 2026 y todo estará terminado dentro de un año.

El espacio en el que está previsto construir el vestíbulo, en el que ya están instalados los tornos para acceder y salir del metro
Llibert Teixido
El dibujo del nuevo vestíbulo, que tendrá unos 380 m2, corre a cargo de AMOO Studio, que ganó el concurso público convocado por el Museu del Disseny y el FAD. Tendrá en su interior el nuevo bar de la estación y el acceso al DHub estará abierto en el mismo horario de funcionamiento del equipamiento, es decir, entre las 9 y las 21 horas (los lunes, a partir de las 15.30 horas). El falso techo volteado será un homenaje a los estaciones más antiguas del metro (cumplen 100 años este 2025), y unas pantallas ejercerán de antesala de las exposiciones sitas al otro lado de la pared.
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El proyecto sigue la estela de otras ciudades con acceso directo a un lugar de publica concurrencia desde el subterráneo: el Victoria&Albert Museum de Londres o el Louvre de Paris. Más allá de dar acceso directo a las exposiciones, ha señalado la teniente de alcalde de Urbanismo y presidenta de TMB, Laia Bonet, también acercará más el metro a los vecinos del Parc i la Llacuna del Poblenou. Otros equipamientos públicos o privados podrían disponer de una entrada similar, como el Camp Nou para los días de partido o la Sagrada Família. Pero no, no está previsto por ahora. El primero tiene en obras la nueva estación de la L9, pero a una distancia prudencial, y el segundo tiene una boca de metro pegada al templo y nada más.

Imagen virtual del futuro bar y la entrada al Museu del Dissseny
LV
Más allá de los lógicos accesos directos al metro desde la estación de Sants o desde las dos terminales de pasajeros del aeropuerto, lo más parecido a lo que se estrenará dentro de un año puede encontrarse en dos hospitales. Por un lado, Sant Pau, con la L4 que brinda un itinerario exterior que, sin pasar por la calle, conecta con una de las entradas. Por el otro, Bellvitge, con una salida de la L1 justo en el aparcamiento del centro sanitario.
La inauguración está prevista para el verano de 2026, coincidiendo con la capitalidad mundial de la arquitectura y el congreso de la Unión Internacional de Arquitectos que se celebrará en Barcelona y tendrá el DHub como una de sus sedes. Todo bien, pero habrá un inconveniente: el nuevo vestíbulo no será accesible para personas en silla de ruedas o con problemas serios de movilidad. La estación dispone de ascensor, pero está situado al otro lado de los andenes, con salida a la zona del mercado de los Encants. Por ahora, todo no puede ser.