La productora invitó a la pequeña al escenario para cantar juntas en el Cris Morena Day, un evento que repasó su trayectoria.

Foto: captura
La Nación GDA
Sin dudas, la vida de la familia de Cris Morena y Gustavo Yankelevich estuvo marcada por el éxito y la tragedia. Dentro de poco se cumplirán 15 años de la muerte de Romina Yan, hija del matrimonio; y, recientemente, se conoció que su nieta Mila, la hija de Tomás Yankelevich y Sofía Reca, murió en un trágico accidente naval durante un campamento en Miami. En este contexto, el video en el que Cris cantó con la pequeña en el escenario en el Cris Morena Day cobró mayor relevancia.
Fue en agosto del año pasado, en el Teatro Gran Rex que Mila compartió un momento muy especial con su abuela paterna. Se trató de un evento dedicado a celebrar la extensa trayectoria de Cris Morena y sus emblemáticas series como Chiquititas, Rebelde Way, Floricienta y Casi Ángeles. Además, fue organizado por el canal de streaming OLGA, que se encargó de transmitirlo en vivo con récord en su audiencia.
En el final del show, Cris junto a su nieta y gran cantidad de artistas cantaron en el emblemático escenario la canción Hay un cuento de Floricienta. Se trata de una de las más simbólicas y emocionales del universo creado por la productora audiovisual. Aunque fue interpretada originalmente por Florencia Bertotti, con el tiempo adquirió un significado más profundo, especialmente después de la muerte de Romina, y luego en el Cris Morena Day, donde se usó como homenaje y un cierre cargado de nostalgia.
La canción trascendió su función dentro de la ficción en la televisión para convertirse en un himno emocional profundamente ligado al amor, la pérdida y la memoria. Uno de los mensajes centrales es: “Haz que tu ángel nunca se vaya, que cuide al niño que hay en vos”. Esto alude a la necesidad de conservar intacta la inocencia, la sensibilidad y la capacidad de soñar, aun en la adultez. El niño interior representa lo puro, lo sincero, lo que no está contaminado por el dolor del mundo.
Ese “cuento” que sigue vivo también representa el legado emocional y espiritual que las personas dejan en los demás. En el universo de Floricienta, es un símbolo de esperanza, de creer en lo imposible y de transformar el dolor en belleza. En la vida real, para Cris Morena, ese legado es tangible: está en la huella de Romina y ahora, de su nieta Mila. Además, rescata el valor de la imaginación y la ternura propias de la infancia y recuerda que, en medio del dolor, el juego, la fantasía y los cuentos pueden sostener a las personas en momentos críticos. Propone darle sentido a lo vivido desde el amor, aun en la ausencia.
Ahora, esta canción cobra mayor significado, ya que fue la última vez que la actriz subió al escenario con su nieta. Sin dudas, un recuerdo que quedará por siempre en el corazón de la productora.

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