Siempre se vio a Ringo Starr como el más bonachón de los Beatles, el acompañante perfecto para las fuertes personalidades de John Lennon, Paul McCartney y George Harrison. Sin embargo hubo un día que dijo basta, dio un portazo y durante dos semanas los Beatles se quedaron sin baterista.
Si bien el grupo no se disolvió oficialmente hasta 1970, este episodio fue una de las primeras señales de que los Beatles se estaban desintegrando. Y todo comenzó el 22 de agosto de 1968, durante las sesiones de grabación del Álbum Blanco. Recién hicieron las paces el 3 de septiembre.

A esa altura, Ringo llevaba poco más de seis años con el grupo. Ninguno de los fans sospechaban nada de las fricciones, pero el personal de los estudios Abbey Road percibía que la situación interna no era tan buena.
«Para entonces, la situación se estaba poniendo muy tensa en las sesiones de los Beatles», comentó el ingeniero Peter Vince en The Beatles Recording Sessions: The Official Abbey Road Studio Session Notes, 1962-1970. «A los ingenieros se nos pedía que nos fuéramos. Decían ‘Váyanse a comer’ o ‘Váyanse a tomar algo’, y uno sabía que estaban teniendo discusiones intensas y que no querían a nadie cerca».
La banda estaba grabando su famoso Album Blanco y la gota que colmó el vaso fue durante la grabación de Back in the USSR, porque Paul se puso a dar indicaciones y criticaba todo lo que hacía, sentándose en su banqueta y demostrándole lo que quería. Visiblemente harto, Ringo agarró sus palillos y se fue, prometiendo no volver jamás. De hecho, se fue de Inglaterra y decidió pasear por Cerdeña en el yate de su amigo Peter Sellers.
Cuatro solistas
Hacia 1968, el talento de los Beatles lograba crear canciones cada vez más sorprendente. Sin embargo, internamente había una pugna cada vez menos solapada sobre las composiciones. Paul y John llevaban la delantera, pero George ya había comenzado a componer grandes canciones. Lamentablemente, Ringo seguía sintiéndose excluido.

Tiempo después, dijo: «Me fui porque sentía dos cosas: sentía que no estaba tocando bien. Y también sentí que los otros tres eran muy felices y que yo era un extraño».
Fue el comienzo de una separación prolongada, especialmente después de que Lennon confirmara que sentía algo similar. «Fui a ver a John, que vivía en mi apartamento en Montagu Square con Yoko desde que se mudó de Kenwood. Le dije: ‘Dejo el grupo porque no estoy tocando bien y me siento poco querido y fuera de lugar, y ustedes tres son muy cercanos’. Y John dijo: ‘¡Pensé que eran ustedes tres lo que eran muy cercanos!'»
«Así que fui a casa de Paul y llamé a su puerta. Le dije lo mismo: ‘Dejo la banda. Siento que ustedes tres son muy cercanos y yo estoy fuera de lugar’. Y Paul dijo: ‘¡Pensé que eran ustedes tres!’. Ni siquiera me molesté en ir a ver a George entonces. Dije: ‘Me voy de vacaciones’. Me llevé a los niños y nos fuimos a Cerdeña».
Según el productor George Martin, «Creo que todos estaban un poco paranoicos. Cuando hay un distanciamiento entre la gente —si vas a una fiesta y el marido y la mujer se han peleado— hay tensión, una atmósfera. Y te preguntás si estás empeorando las cosas estando allí. Creo que ese fue el tipo de situación que encontramos con Ringo. Probablemente se sentía un poco raro por la extraña relación mental con John, Yoko y Paul, y ninguno de ellos tenía la misma camaradería que antes. Quizás se preguntó: ‘¿Soy yo la causa?'».

Inesperadamente, fue en Cerdeña donde Ringo Starr escribió el futuro hit Octopus Garden junto al actor Peter Sellers: «Estaba en cubierta con él y hablamos de pulpos. Me dijo que pasan el tiempo en sus cuevas y recorren el fondo marino buscando piedras brillantes y latas y botellas para poner delante de su cueva como un jardín. ¡Me pareció fabuloso! Un par de pitadas después, con la guitarra, ¡ya teníamos Octopus’s Garden!».
Mientras tanto, los otros tres Beatles seguían grabando con McCartney en la batería. Terminaron Back in the U.S.S.R. y Dear Prudence, pero pronto se dieron cuenta de que necesitaban a Starr y le enviaron un telegrama pidiéndole que regresara, diciéndole que lo consideraban el mejor baterista de rock and roll del mundo y que lo adoraban.
Finalmente regresó al grupo el 4 de septiembre, justo a tiempo para grabar los videoclips promocionales de Hey Jude y Revolution. Al día siguiente, Starr llegó a Abbey Road y encontró su batería decorada con flores que formaban la frase «Welcome Back, Ringo».
«Mientras grabábamos el Album Blanco, al final volvimos a ser más una banda», recordó Ringo en el documental Anthology, «y eso es lo que me encanta. Me encanta estar en una banda».