En el Vaticano, los gestos son aún más importantes que las palabras. Ayer, la congregación de cardenales acordó quiénes presidirán las misas en sufragio del papa Francisco. Serán nueve días de una misa diaria (las Novendiali) que focalizarán la atención sobre quien la preside, que a través de la forma de celebrar la liturgia, de predicar la homilía (tanto el contenido como el carisma), de organizar las ofrendas (quién lleva el pan y el vino al altar) y de concretar las intenciones (las oraciones de los fieles) permite conocer a quién tenemos delante. Es lo más parecido al impacto publicitario que una olimpiada tiene para una ciudad.
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