La inquietud nocturna puede ser una señal de incomodidad, pero con algunos cambios pueden producirse grandes beneficios.

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Catherine Pearson – The New York Times
Mi esposo es inquieto cuando duerme. Se mueve, arropa la frazada hasta la barbilla y luego se la quita a los pocos segundos, a menudo sudoroso. Cuando le pregunté si era una descripción precisa de sus hábitos, añadió: «No olvides mencionar que siempre me despierto a las dos de la mañana y reviso el celular».
Por suerte, yo siempre dormí como un tronco. Pero al entrar en la mediana edad, me he vuelto más sensible a sus movimientos. Ahora, cuando amanezco cansada tras una noche interrumpida, el resentimiento se instala.
¿Compartir cama o no?
Según Wendy Troxel, científica conductual, dormir bien se complica cuando hay más de una persona involucrada: «Muchos valoran la seguridad de compartir cama, pero en algunos casos las perturbaciones superan los beneficios psicológicos«.
Una encuesta de SleepFoundation (2023) reveló que el 53% de quienes optaron por dormir separados mejoraron su calidad de sueño. Pero el «divorcio del sueño» no es la única solución.
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Philip Gehrman, profesor de Psiquiatría en Penn Medicine, explica que «durmiente inquieto» es un término no clínico que puede esconder trastornos como:
- Síndrome de piernas inquietas
- Apnea del sueño
- Insomnia crónica
«Animá a tu pareja a consultar a un médico. Un estudio del sueño (en clínica o en casa) puede detectar problemas», añade Shelby Harris, neuróloga del Albert Einstein College of Medicine.
2. Adaptá el espacio
Soluciones prácticas
- Colchones independientes: Unir dos colchones individuales con un conector permite ajustar firmeza y reduce el movimiento transferido.
- Cobijas separadas: Troxel sugiere usar edredones distintos (o uno grande encima si prefieren estética).
3. Respetá los ritmos circadianos
«No es necesario acostarse a la misma hora. El sueño profundo ocurre en el primer tercio de la noche. Si uno es madrugador, que duerma 30-45 minutos antes», dice Gerhman.
4. Autoobservación
A veces culpamos a la pareja de nuestros despertares, cuando el problema podría ser:
- Cafeína/alcohol
- Estrés nocturno
- Hábitos de higiene del sueño
5. Normalizá dormir separados

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Si todo falla, los expertos recomiendan:
- Camas o habitaciones separadas (sin culpa).
- Mantener intimidad: lectura conjunta o abrazos antes de dormir.
«Hablar abiertamente sobre el sueño es un acto de amor. Pasar un tercio de la vida juntos exige soluciones creativas», concluye Troxel.
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