Dos años han durado las obras del edificio Estel, en la avenida de Roma, para convertirlo en un moderno complejo de oficinas después de catorce de abandono y degradación. Ahora se están dando los últimos retoques para que su primer y principal inquilino, la farmacéutica británica AstraZeneca, pueda, seguramente antes de que acabe el mes, comenzar a adecuar el interior de las ocho plantas que ocupará, de la sexta a la decimotercera. Los empleados de su hub europeo de I+D llegarán en septiembre, según las últimas previsiones. Serán unos mil y posteriormente, ya a principios del 2026, se añadirá otro millar, tanto de la propia compañía como de Alexion, su división dedicada a enfermedades raras. Este grupo ha alquilado 24.000 metros cuadrados, más de la mitad de los 46.000 metros cuadrados que tiene este inmenso inmueble para oficinas, a los que hay que añadir otros 1.400 metros cuadrados comerciales.

Los dos cuerpos del edificio: el más alto de la avenida de Roma y, detrás, el de Mallorca
Andrea Martínez

Aspecto interior de una de las plantas superiores del conjunto
Andrea Martínez
La intervención destaca por la enorme fachada de la avenida de Roma, acristalada y protegida por lamas
La transformación del edificio, que ocupa una manzana entera, proyectado por Francesc Mitjans, construido entre 1972 y 1975 y que fue sede de Telefónica hasta 2011, cuando la compañía se fue al Fòrum, ha supuesto una compleja e intensa obra. Se ha reconstruido a partir del esqueleto que quedó en pie tras su cierre y el fracaso de varias iniciativas para convertirlo en viviendas de lujo o en hotel de la mano de los propietarios que ha tenido en este largo periodo.
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La actual propiedad, la gestora de inversiones inmobiliarias alemana FREO y el fondo estadounidense Bain Capital Credit, que adquirió el edificio en el 2021 por 120 millones de euros, ha invertido otros 80 millones para devolverlo a la vida, según un proyecto de Blanch + Conca Arquitectura (BCA). Y esta vez sí, después de que la finca deviniera una mole fantasmagórica objeto de ocupaciones, vandalismo, saqueos e incluso incendios, ya luce como nueva. Cuando esté en pleno rendimiento acogerá a unos 4.000 trabajadores que se espera dinamicen una zona eminentemente residencial. La ampliación y reforma de la cercana estación de Sants, ya en marcha, y del tramo que queda por poner al día de la avenida de Roma, que se iniciará a finales de año, aportarán si cabe más valor al conjunto.

Espléndidas vistas desde el ‘rooftop’ del nivel 14, parcialmente cubierto por pérgolas fotovoltaicas y poblado por vegetación
Andrea Martínez

Terraza en un extremo de la cubierta del cuerpo de la calle Mallorca
Andrea Martínez
El exterior destaca por la gigantesca fachada de la avenida de Roma, acristalada y protegida por lamas que se abren hacia afuera en la parte inferior como si fuesen toldos. La entrada principal está presidida por pilares que en el original formaban parte del muro y ahora, libres, soportan un imponente pórtico de tres niveles de altura. La urbanización del espacio que queda delante estará lista en algo más de un mes.
La reforma reinterpreta y rinde tributo al arquitecto Francesc Mitjans, que proyectó el edificio en los 70
La magnitud y la luminosidad que proyecta el conjunto son los elementos que más llaman la atención. Uno de los grandes retos del proyecto es, precisamente, “convertir un búnker opaco en un edificio abierto, transparente”, en palabras de Albert Blanch, socio fundador de BCA. La intención ha sido que diese una sensación de ligereza que contribuyese a su integración en el entorno. El arquitecto se muestra satisfecho con el resultado, aunque reconoce que llevar a cabo un cambio tan potente manteniendo la impronta de Mitjans, por el que tiene un gran respeto, que era otro objetivo, no era fácil, y ve lógico que la intervención suscite discusión. Más aún tratándose de un inmueble tan grande como este.

Instalación de una lámpara en el ‘lobby’
Andrea Martínez

Últimos retoques en la planta -1 del complejo
Andrea Martínez
Ocho de los catorce niveles sobre rasante (planta baja más siete) se extienden por los dos cuerpos del conjunto, el de la avenida de Roma y el de Mallorca, que han sido enlazados y en medio tienen un gran patio interior. Cada nivel de esta parte del complejo tiene 5.000 metros cuadrados, unas dimensiones únicas en el centro de Barcelona. La séptima planta destaca además por su altura, 4,80 metros, la original del inmueble, que se ideó para contener grandes máquinas. El primer bloque, el la avenida de Roma, tiene seis pisos más de 2.000 metros cuadrados y el rooftop , la azotea, en el nivel 14, un gran mirador cubierto con pérgolas fotovoltaicas y vegetación en el que se disfrutan unas espléndidas vistas de 360 grados sobre la ciudad.
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Las plantas, además de por su amplitud, destacan por la luz que reciben, en consonancia con la transparencia que se busca en todo el conjunto. Se han conservado pilares de hormigón visto, algunos con formas irregulares, otro ejercicio de preservación del edificio original que cobra protagonismo en la planta baja, donde está el lobby , y en la -1, que BCA ha bautizado Mitjans Boulevard. Ambas quedan unidas con una escalera circular y zonas a doble altura. Los pilares en forma de cruz diseñados por el arquitecto, fallecido en el 2006, que es además recordado con un retrato, se realzan con leds. “La reinterpretación de su proyecto –valora Blanch–, sobre todo en la fachada pero también en el interior ligando la austeridad del hormigón de hace 50 años con elementos actuales, sin que chirríen, sin caer en la provocación, han sido seguramente las principales dificultades”.

El gran patio interior del conjunto
Andrea Martínez

Fachada de la calle Mallorca
Andrea Martínez
El complejo cuenta con gran cantidad de terrazas y espacios comunes para los trabajadores
En la planta -1 hay estancias de uso común para los trabajadores, desde una zona para relajarse, un gimnasio, vestuarios y una cantina, además de un auditorio con capacidad para 330 personas. Blanch destaca el valor que estas amenities tienen hoy en los complejos de oficinas. El mismo que se les da a las terrazas y espacios ajardinados y que el edificio Estel, además de en las enormes cubiertas de sus dos cuerpos y en el amplio patio interior, tiene repartidas en todas las plantas –en los laterales de Calàbria y Viladomat– y en la séptima, esta sólo practicable en el lado de Mallorca y que marca la altura el inmueble tiene en esta calle –la habitual en el Eixample– sobre la fachada de la avenida de Roma. “Hemos puesto terrazas donde hemos podido”, apunta el arquitecto. Finalmente, hay cuatro niveles de aparcamiento (de la planta -2 a la -5).