Las gemelas María y Paula Marull lograron construir una marca registrada que creció gracias al famoso boca a boca. Un dúo inquebrantable que también se permite ciertas licencias pudiendo entablar otros lazos laborales fuera de esta sinergia arriba de las tablas con la emblemática obra Lo que el río hace, escrita, actuada y dirigida por ambas.
“La Pilarcita -la otra obra que hace María (51) además– lleva diez años, y este 2025 vamos a seguir. Nos invitaron a viajar a muchos lugares para hacer la obra, por lo que adaptamos la escenografía para ir a otros puntos del país y la región. Así que si La Pilarcita lleva una década, creo que Lo que el río hace va a aguantar unos cuantos años más”, augura en diálogo con Revista GENTE.
-¿Qué te queda más cómodo, el rol en el cine o el teatro?
-Son cosas muy diferentes. Las obras de teatro que hice últimamente fueron historias mías, que tienen mucho personal y representa mi universo. Me meto de lleno y dirijo. Son proyectos muy míos que me dan mucha satisfacción hacer. Pero también me gusta participar en películas o series porque siento que me permite jugar. Aprender el texto, confiar en el otro y dejarme dirigir por otro.
-¿Se la extraña a tu hermana cuando están separadas porque vos estás rodando?
-Siempre… aunque nos vemos todos los días.
-¿Es difícil trabajar con familia?
-En mi caso no. Con Paula nos llevamos bien y nos entendemos trabajando. Y hay que decir que nos elegimos. Tenemos un mismo universo, una misma manera de ver las cosas, la vida. Por eso fluye. Nos complementamos, acompañamos, aunque tuvimos épocas en donde estuvimos menos unidas e hicimos cosas por separado.
-¿Se corrigen?
-Si. Tengo más confianza con ella que con otros actores. La obra es como un hijo. Ese es el parámetro, por eso siempre buscamos pulirla. En El río hace el desafío es que las dos estamos arriba de la obra, entonces el trabajo es más arduo.
-¿Las sorprendió ser protagonistas de este boom en Lo que el río hace?
-No te voy a mentir: sí. Uno cunado hace una obra no espera algo puntual. Lo nuestro son materiales tan personales que lo hacemos por necesidad de expresarnos, no esperando un determinado resultado. Obviamente que queremos que nos vaya bien, pero no es nuestro objetivo de base. Esta obra siento que, a priori, que transcurre en el pueblito de Esquina de Corrientes que tiene la historia de nuestro papá… no esperábamos que a la gente le guste tanto, la recomiende y vaya solo por el boca a boca. ¡Estamos en la calle Corrientes! Pensábamos que era un lugar solo para el teatro comercial.
-Una sorpresa.
-¡Una muy grata sorpresa!
-¿Qué nos podes contar de la infancia con Paula?
-Siempre fuimos muy unidas. Somos de Rosario, nuestro papá se fue a vivir a Esquina cuando teníamos dos años y desde ese momento fue y vino. Nosotras íbamos en los veranos a visitarlo.
-¿Se sufrió eso?
-En algún momento sí. No fantaseábamos con que nuestros padres vuelvan a estar juntos porque eran muy diferentes. A nosotras, la escritura nos sirvió para procesar cosas que nos pasaban. Un diario personal en donde volcábamos sentimientos como la soledad. El hecho de tenernos nos ayudó mucho. Por eso siempre digo que somos muy unidas con Paula.
-¿Había indicios de querer dedicarse a la actuación? ¿Qué las inspiró?
-No, solamente fuimos unas niñas con una sensibilidad especial. Éramos como máquinas de escribir. En casa había bastante ambiente artístico: nuestra abuela era dueña del Teatro La Comedia de Rosario y papá cantaba y tocaba la guitarra.
El primer desafío de María Marull en 2025
A principios de enero, María Marull celebró el estreno de Una muerte silenciosa, la película en la que comparte elenco con Soledad Villamil, Joaquín Furriel y Alejandro Awada. “El entorno es un personaje más. Es algo muy impactante por lo bello, más allá de lo que se ve en la pantalla por el trabajo de post producción que se hizo”, dice.
Y recuerda: “Rodamos con 15 grados bajo cero en escenas de exteriores nocturnas. Ese ambiente árido instaló obligadamente el clima de la película, sentir el frio y el aislamiento por la falta de señal de celular nos puso en otro mood. Fue placentero construir desde otro lugar”.
“Yo trabajé en otra película de Sebastián Schindel que se llamaba crímenes de familia, y la experiencia fue buena porque buscamos mucho sobre el personaje de una directora de jardín de infantes que me tocó hacer. Cuando me llegó esta propuesta leí en una hora el guión y la historia me atrapó. Me gusta mucho ponerme en manos del directos y que sea una película de género me gusta porque hay mucho que ves en la película que no se dice, gracias a textos que por momentos son precisos y por otros momentos son ambiguos”, cierra.
Fotos: Esteban, de RS Fotos
Agradecemos a Raquel Flotta Prensa y Comunicaciones