Barcelona cuenta con un Soho House (y otro por abrir pronto), cafeterías en las que tomar affogato’s y síntomas nivel tres de chocolatitis Dubái aguda. Faltaba la tienda Pop Mart. Hace apenas una semana, la tienda de coleccionables y complementos china fue inaugurada en Portal de l’Àngel. La apertura, confeti y bailaoras de sevillanas mediante (no vaya a ser que se les olvide donde están), demostró ser el epítome de una fiebre con alta carga en contagio.
“Llevo 12 horas haciendo cola”, comentaba Junior (30 años), 200 euros menos en su bolsillo y grandes bolsas en mano. El porqué quizá se explique por “su incursión en el lifestyle ”, como comenta la creadora de contenido digital Belena Gaynor. O quizá sea el deseo metabolizado por un star system (Rihanna, Dua Lipa, Emma Roberts) que consagra los peluches Labubu como el complemento imprescindible para estar al día.

El interior de la tienda, ubicada en el Portal de l’Àngel
Mane Espinosa
A la media hora de apertura, la edición especial en formato gamba rebozada de estos monstruos de sonrisa afilada se agotó. Poco tardaron los revendedores en ofrecerlo a quienes aún les quedaban horas de espera. Una semana después, la cola sigue obstruyendo con sus fieles.
Carlos y Jordi (19 años) repiten liturgia tres días consecutivos para conseguir esas ediciones que se agotan en cuestión de horas. Kyara (32 años) viene desde Puerto Rico por el concierto de Blackpink. El vínculo nace del amor declarado de la cantante Lisa, del grupo surcoreano de K-pop, por los Labubus.

El peluche que está haciendo furor
Mane Espinosa
El fenómeno fan hizo el resto. También hay niños, claro, ajenos a las compras de hasta 700 euros o la peregrinación, en tren o avión, que recorren algunos como Grey Chen (32 años) desde China: “Lo entiendo como una inversión”. Pop Mart ha generado anticuerpos al fracaso con una tienda austera en la que se reúnen fans de todo el mundo para hablar de sus colecciones. La cola: barroca. La seguridad: extrema. La venta: un deporte. En entredicho queda la ternura.