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martes, junio 10, 2025

El geriátrico del horror en Belgrano: los dueños, una médica y una ex funcionaria son juzgados por la muerte de 10 personas

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Por estos días, Sergio Federovisky revive una de las experiencias más dolorosas de su vida. Sentado en todas las audiencias frente a los jueces del Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N° 12 de la Ciudad de Buenos Aires, espera que las imágenes de aquel abril de 2020, cuando su madre Delia Ivanac fue rescatada del geriátrico Apart Los Incas, no queden impunes. El juicio, que comenzó el 19 de mayo, ya transita sus instancias finales: este lunes son los alegatos y el martes se conocerá el veredicto.

A cinco años del brote de Covid que terminó con la vida de 10 residentes, el proceso oral avanza sobre los cuatro acusados: los apoderados del geriátrico Luis Daniel Megyes y Hugo Visca, la directora médica Carla Raffo, y la ex funcionaria porteña Paula Trunzo. Los tres primeros están imputados por homicidio culposo agravado, lesiones culposas y violación de medidas sanitarias durante una pandemia, según el artículo 205 del Código Penal. Trunzo, que debía fiscalizar geriátricos como funcionaria del Gobierno de la Ciudad, está acusada de incumplimiento de los deberes de funcionaria pública.

«Respecto de la doctora Trunzo, se está analizando hasta último momento, vamos a definir la cuestión de ella, pero lo que se le atribuye es precisamente haber detectado una serie de irregularidades a lo largo del tiempo y no haber dispuesto la clausura o algún mecanismo para subsanar esas irregularidades en su papel de miembro del Gobierno de la Ciudad que tenía la finalidad de controlar que estas cosas no pasaran en los geriátricos», detalla a Clarín el abogado querellante Adrián Albor.

“Yo fui quien llamó a las ambulancias ese día porque durante todo el fin de semana el geriátrico estuvo abandonado por los dueños y por su directora médica, la doctora Raffo. Hicimos el contacto con el Gobierno de la Ciudad, lo hice yo personalmente”, recuerda Federovisky, que en aquel momento era viceministro de Ambiente de la Nación. Su madre no murió ese día, pero falleció tiempo después. Por eso no figura entre las diez víctimas fatales contabilizadas en la causa, aunque sufrió las consecuencias del abandono.

El 21 de abril de 2020, tras varias denuncias, el SAME evacuó de urgencia el geriátrico ubicado en Avenida de los Incas y Zapiola. Las imágenes recorrieron el país: ambulancias alineadas, pacientes en camillas y familiares desesperados en la vereda era un mar de personas con barbijos. Fue el primer foco masivo de contagio en instituciones de larga estadía.

Todo había empezado con una cocinera que, pese a tener fiebre, fue presionada para ir a trabajar. La lista de fallas y negligencias siguió con empleados que no fueron hisopados, historias clínicas sin actualizar y residentes a los que ni siquiera se les tomaba la temperatura.

El geriátrico fue clausurado después de la evacuación por un brote de Covid. Foto Archivo / Lucia Merle
El geriátrico fue clausurado después de la evacuación por un brote de Covid. Foto Archivo / Lucia Merle

“El Gobierno de la Ciudad se comprometió aquel lunes en caso de que los dueños del geriátrico no consiguieran personal para reemplazar a los que ya habían sido infectados y se estaban retirando. Y esto fue lo que efectivamente sucedió el lunes después de muchísimas discusiones y ocupando yo un lugar, y después con muchos otros familiares, que no nos correspondía ocupar claramente”, señala Sergio.

La acusación también apunta al desinterés de los responsables del lugar. Según consta en la causa, desde el miércoles previo a la evacuación comenzaron a retirarse enfermeros, cocineras y cuidadores. A Sergio le quedó grabado el momento en que la cuidadora contratada para su madre también dejó el lugar con síntomas compatibles con Covid.

Un geriátrico a cargo de un electricista

La situación terminó en una escena trágica: “Mi madre el viernes por la noche sufrió un accidente como resultado de que el electricista que había quedado al mando de esa situación quiso moverla, mi mamá no caminaba, y se le cayó y le provocó una fractura de pelvis”.

Ese fin de semana, Apart Los Incas quedó en manos de un electricista, un empleado de mantenimiento y un enfermero que luego también se retiró con síntomas. “El abandono fue absoluto y total. Durante todo el fin de semana el geriátrico estuvo cerrado, incluso nosotros personalmente le llevamos pizza a las dos personas que habían quedado allí a cargo de los familiares. Y efectivamente no hubo en todo ese fin de semana ningún contacto por parte del staff médico, la directora médica desapareció y ni siquiera fueron a revisar cómo estaban los residentes del geriátrico”, detalla.

Los directivos del geriátrico desaparecieron el fin de semana del brote. Foto Archivo / Lucia MerleLos directivos del geriátrico desaparecieron el fin de semana del brote. Foto Archivo / Lucia Merle

También hay evidencia documentada que revela que el mal funcionamiento del geriátrico no comenzó con la pandemia. Sergio lo deja claro: “Durante el juicio se mostró una nota firmada por todos los residentes, todos ellos ancianos que estaban allí o sus familiares en el caso de que ellos no hubieran podido firmar, en donde se daba cuenta de todas las precariedades, incumplimientos, incomodidades, incorrecciones que se producían allí en el geriátrico. Eso consta en la causa”.

A medida que el juicio se acerca a su fin, Sergio insiste con un mensaje sencillo pero contundente: “Yo lo único que quiero es que los jueces entiendan que el abandono de persona conduce a la muerte de la gente cuando no está cuidada por quien tiene que estar cuidado. Y acá murieron 10 personas, muchas otras sufrieron padecimientos tremendos, fracturas, como en el caso de mi madre, abandono absoluto y por eso están imputadas y por eso queremos que se los condenen”.

«Las defensas intentaron señalar una especie de falta de nexo causal entre las personas que se enfermaron, pero se pretendió tratar de desligar la responsabilidad diciendo que se pudieron haber contagiado de otra manera», aseguró Albor.

«Respecto del intento de ocultar lo que estaba pasando, apareció algún mensaje donde precisamente se decía que no había que informarle a las familias de lo que estaba pasando», añadió el abogado.

La semana próxima será decisiva. El lunes se presentarán los alegatos y el martes se leerá el veredicto. En la sala, Sergio volverá a ocupar ese lugar que no le correspondía, pero que asumió desde el primer día para cuidar a su madre y para exigir justicia: “Solo espero que se haga justicia y que esta gente que solo privilegió su bolsillo y su impunidad no salga libre y tenga el castigo que se merece por haber conducido un geriátrico apenas como un negocio lucrativo”.

MG

Redacción

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