El Gobierno Nacional oficializó un cambio en el plan de vacunación contra la fiebre aftosa que regirá a partir de la segunda campaña de 2026. Según la Resolución 711 publicada por el Senasa en el Boletín Oficial, a partir de esa fecha solo se vacunarán terneros y terneras. La medida, anunciada días antes por el ministro de Economía, Luis Caputo, apunta a reducir costos para los productores y optimizar los recursos del sistema sanitario ganadero.
En concreto, dejarán de ser inoculadas las categorías de vaquillonas, novillos, novillitos y toritos. Además, los establecimientos de engorde a corral quedarán exceptuados de la primera campaña de vacunación anual. Según estimaciones oficiales, esta modificación implicará un ahorro de aproximadamente 25 millones de dólares para el sector productivo. Como parte de los cambios, también se incorporará un nuevo modelo digital de acta de vacunación, que estará integrado al Sistema de Gestión Sanitaria (Sigsa).
Desde el sector rural, las reacciones fueron cautas pero en general positivas. Daniel Ayçaguer, presidente de la Sociedad Rural de Olavarría, opinó que la medida representa un equilibrio entre las demandas de los productores y la necesidad de mantener una defensa sanitaria sólida. “Muchos estamos de acuerdo en no dejar de vacunar todo, porque la vacunación es un seguro contra la aftosa”, declaró durante un remate en Sierra de la Ventana. El dirigente recordó que cambios similares se habían considerado anteriormente, pero no se habían concretado.
Ayçaguer subrayó que las categorías más grandes ya cuentan con inmunidad debido a vacunaciones previas, por lo que concentrarse en los animales más jóvenes resulta razonable desde el punto de vista sanitario. A pesar del alivio económico que representa la medida, desde el sector rural insisten en que cualquier flexibilización debe hacerse con responsabilidad, para no poner en riesgo el estatus sanitario logrado tras décadas de campañas sostenidas.